Los premios del fútbol

Por: Rufino Acosta Rodríguez

balon de oro

Hay una entidad  que se arroga el derecho de entregar clasificaciones y establece un escalafón del fútbol mundial tanto en lo individual como en lo colectivo. Se hace llamar con el pomposo nombre de Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, reducida en las siglas IFFHS. Tal parece que tiene domicilio en una ciudad alemana y dispone de corresponsales en los cinco continentes, incluida Oceanía.  Nada tiene que ver con la FIFA, como suelen creer algunos despistados colegas, y no se sabe cuáles son sus parámetros y métodos de medición.

Como fuere, a pesar de su vocación bucanera, la IFFHS año tras año entrega listas que la prensa internacional difunde con deleite. Ser podría decir, sobre la base del principio de la buena fe, que algún recurso debe tener para sacar sus conclusiones, la mayoría de las cuales levantan tanta polvareda como el Balón de Oro de la FIFA, aunque ni siquiera se le acerca en cuanto a difusión y prestigio.

La misteriosa IFFHS acaba de revelar su cuadro de los mejores equipos del año 2014 y pone al Real Madrid y al Bayern Múnich  en los dos primeros lugares, seguidos por Atlético de Madrid, Barcelona y Juventus. Creo que hasta ahí no hay razones de peso para entrar en discusiones.

NACIONALPunto polémico

El quinto lugar de Atlético Nacional de Medellín ya sería otra cosa. Sin haber ganado un solo título internacional en la temporada,  lo ponen por encima de River Plate, campeón de la Copa Suramericana, y de San Lorenzo de Almagro, ganador de la Libertadores, para citar apenas dos casos de esta parte del continente americano. ¿Mejor incluso que el Juventus de Italia o Arsenal de Inglaterra?  Se podría decir que es ganas de fregar la pita o de aguar la fiesta verdolaga. Sin embargo, sin pasión alguna en un deporte de pasiones,  resulta difícil de digerir.

La nómina de las diez se completa con Nápoles de Italia y el Salzburgo de Austria, al que no se  por qué lo sitúan en esos planos. Gajes de un puntaje nunca explicado. Quizás.

Tarea difícil

En esencia, siempre será complicado hacer selecciones sin que se conozcan los fundamentos que pretenden darle validez.  Si no se limitan a lo objetivo, a las cifras y a los títulos, antecedidos por valores claros y concretos, se le abre un amplio espacio a la subjetividad. Es lo que suele pasar con otro tipo de realizaciones, tales como el Balón de Oro o el concurso anual del diario El País de Uruguay.  A veces dan en el blanco, pero también suelen pegarse contra la pared.

Por cierto es tiempo de que la FIFA revise su sistema y establezca un método menos vulnerable para elegir a los mejores.  Podría copiar el estilo de la Bota de Oro y crear categorías de Ligas con puntajes diferenciales, definir  cuál es la importancia del Mundial y precisar el alcance de los torneos domésticos o continentales.

Lionel Messi y Cristiano Ronaldo

Lionel Messi y Cristiano Ronaldo

Uno de los peros que le ponen al argentino  Lionel Messi para ser considerado el mejor jugador de todos los tiempos es que tiene pendiente la asignatura del Mundial. Mientras no logre ese título, dice un buen sector de la opinión, seguirá en el limbo, por debajo de Pelé y Diego Maradona. Sin embargo, también hay quienes opinan que lo cotidiano no puede quedar por fuera y a veces un jugador brilla con su club, gana Ligas y trofeos continentales pero se apaga en el certamen universal.  Entonces ahí se preguntan: ¿solo vale lo que haga o deje de hacer en la cita de cada 4 años?  Los ejemplos abundan: Johan Cruyff nunca ganó un mundial, aunque brilló en uno (1974), y fue baluarte del Ajax, el Barcelona y el Feyenoord; Alfredo Di Stéfano tampoco, pero hizo historia con el Real Madrid en la Copa de Europa y el circuito español.  Ahora, en esa línea, también transitan Messi y Cristiano Ronaldo. ¿Alguien podría discutir su enorme calidad, solo porque no se  han destacado en los mundiales?

En fin, no estaría de más una evaluación seria para buscar una mayor aproximación a la justicia y al equilibrio.

Sobre Rufino Acosta

Periodista y abogado. Se inició en el programa Deporte al Día, de La Voz de Santa Marta, en 1960. Trabajó con El Informador de la capital del Magdalena entre 1961 y 1964. Fue corresponsal de El Espectador en 1964 y desde 1965 hizo parte de la redacción deportiva en Bogotá, hasta su retiro en 1998. Estudió Derecho en el Externado de Colombia (1965-1969). Afiliado al CPB y Acord Bogotá.

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