Twitter, la postverdad y la campaña que viene

Por: Juan Restrepo

twitterEl año pasado, los diccionarios Oxford escogieron el neologismo “postverdad” como la palabra de 2016.  El término, que es equivalente a mentira, tuvo éxito y surgió en plena campaña electoral norteamericana. En esa contienda política un candidato,  partiendo de su condición de animador de programas de televisión basura, fue escalando posiciones hasta convertirse en el líder de la primera potencia del mundo con dosis importantes de “postverdad” en su discurso.

Y Donald Trump, de quien evidentemente estoy hablando, tuvo –y es evidente que mantendrá– como principal tribuna de sus “postverdades” la red social Twitter. Nada nuevo bajo el sol. Mucho antes de que la palabreja se pusiera de moda, años antes de que naciera el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg y muchos años antes de que Twitter fuera tarima virtual de políticos, editores notables como William RandolphHearst y Charles Foster Kane explotaron el potencial comercial de las noticias falsas. Así que la cosa no nos pilla por sorpresa.

Aún así, es innegable que la opinión pública dentro y fuera de Estados Unidos, ha tenido una sensación de shock, de indignación y de desesperación ante la avalancha descarada de noticias falsas propaladas por el magante inmobiliario y animador televisivo evolucionado en político. Tampoco es exclusivo de Trump el uso proselitista de una red social para difundir falsedades. Aquí mismo en casa tenemos un especialista en esa práctica.

Por esto último y pensando en lo que viene para Colombia en los próximos meses, parece muy pertinente traer a cuento algo que sucede muy lejos de nuestras fronteras. Un prestigioso periodista paquistaní, Ahmed Rashid, uno de los mejores analistas de todo cuanto ocurre en el subcontinente asiático, alertaba hace algunos meses, sobre los peligros de una práctica política que en su país está causando estragos.

Según Rashid, durante los tres últimos años, tanto los militares como el gobierno civil de Pakistán han utilizado Twitter sin descanso para emitir comunicados oficiales sobre temas tan variados como el terrorismo, la política exterior y las reacciones a sucesos del día a día. Y, siempre según este analista, sus enfrentamientos en Twitter han demostrado también lo muy en desacuerdo que se encuentran ambos estamentos.

Pero –aquí viene el gran pero de todo esto–, los medios de comunicación han sido la primera baja. “Este uso sin precedentes de Twitter –dice Ahmed Rashid– ha puesto en riesgo la libertad de expresión en Paquistán, porque impide a los periodistas plantear preguntas, no es transparente, y fomenta la censura del Estado sobre aquellos temas que el Gobierno simplemente no quiere tratar a través de dicha red social.”

La situación de la prensa paquistaní ha llegado al punto de que si los temas no son tratados por el ejército o el Gobierno en Twitter, dejan de estar al alcance de los medios de comunicación, una forma de censura como otra cualquiera. Generales y políticos han dejado de dar ruedas de prensa o emitir comunicados y que los periodistas se conformen con un trino de 140 caracteres, que en opinión del poder en ese país asiático contiene información suficiente. “Que se conformen con eso”, piensan seguramente gobierno y militares en ese país asiático.

El primer ministro NawazSharif no ha dado una sola rueda de prensa desde que asumió el poder hace casi tres años. Permanece totalmente inaccesible a la prensa salvo por un par de entrevistas televisivas concedidas a sus presentadores favoritos. Y una de las consecuencias de la tuiterización de las noticias es la total falta de transparencia en uno de los bastiones del islamismo radical. Y potencia nuclear para más señas.

Este lejano ejemplo y el otro más cercano, el de Donald Trump, que a medida que pasa el tiempo imitará seguramente con mayor entusiasmo al primer ministro paquistaní en la tuiterización de su mandato, deberían servir de alerta en Colombia cara a la campaña política que se avecina para la presidencia. Haríamos bien en estar atentos y no tragar entero lo que viene por Twitter. Más de uno aquí se frotará las manos pensando que con mentiras y falacias en las redes sociales alcanzará el poder.

Y a lo mejor lo logran, no soy muy optimista. En Colombia el poder parece estar destinado a las mismas manos. Pero que no se diga que no se les dijo, que no se les advirtió antes de una campaña que será, con toda certeza, sucia como pocas.

Sobre Juan Restrepo

Periodista. Incorporado al plantel de Televisión Española durante 35 años, fue corresponsal de TVE en Extremo Oriente, Roma; México, desde donde cubrió Centro América y el Caribe; y Bogotá, para la Zona Andina

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