Requiem por el Estado de Derecho

colpensiones

En Colombia existió, en un momento determinado de su Historia, un Estado de Derecho que ha dejado de existir.

Los ciudadanos colombianos carecen de derechos fundamentales y si aun disfrutan,por lo menos en teoría, de algunos, es cosa de tiempo para que no lleguen a disfrutar de ninguno.

En todos los países civilizados del mundo, donde el Estado de Derecho es una realidad, se respeta el derecho que adquiere un ciudadano a su pensión de jubilación.En Colombia, el hecho de haber pagado religiosamente las cuotas establecidas por el Estado para acceder a una pensión o sueldo de retiro no genera ese derecho.

Si usted duda aun, yo le aclaro la situación. COLPENSIONES es la entidad que tomó a su cargo el pago de las pensiones de jubilación que anteriormente debía reconocer y cancelar el Instituto Colombiano de Seguros Sociales. Este último fue liquidado en forma oficial para dar paso, en forma oficial también, a la nueva entidad.

Los argumentos para liquidar el ICSS fueron varios pero entre ellos estaba en primer lugar la ineficiencia y por ahí cerca la enorme corrupción que se generaba al interior. Pues bien. Reemplazarlo por la nueva organización fue un proceso largo y muy costoso porque, como siempre, se alegaron las razones tecnológicas que le darían a los colombianos, por fin , una entidad seria y responsable para atender sus derechos. Y eso, desde luego, terminaría siendo mucho más costoso que el enorme aparato anterior que había llegado a su más alto nivel de ineptitud, con las consiguientes consecuencias para toda la población.

COLPENSIONES entró pisando duro.Los colombianos, los pobres colombianos siempre tan crédulos, se comieron el cuento y oí muchos comentarios acerca de las enormes posibilidades que ofrecería a los usuarios este nuevo engendro.

No ha pasado mucho tiempo desde que asistimos a la inauguración, con bombos y platillos, de la nueva entelequia y en este momento de su corta Historia, COLPENSIONES ha logrado acumular más de doscientas mil tutelas que han tenido que interponer doscientos mil colombianos para que se les reconozcan sus derechos en este campo .

Lo grave es que esas tutelas no han sido atendidas como es la obligación del Estado sino que duermen el sueño eterno en los cajones de los burócratas de COLPENSIONES mientras la gente en edad de retiro pasa necesidades y dificultades y muchos mueren a la espera de que alguna vez su derecho hubiera sido reconocido.

¿En que queda un Estado de Derecho en el cual el mismo Estado es quien se encarga de desconocer los derechos de sus ciudadanos ¿. En nada. En el caos. En la negación del Estado de Derecho.Y esa es la situación en Colombia.

Pero no sólo en el campo de la jubilación. Mire a su alrededor y se va a convencer de las dificultades por las que pasan los colombianos para hacerle un reclamo a cualquiera de las agencias, oficiales o privadas, encargadas de prestar los servicios necesarios para desarrollar la vida en este país. No más acuérdese de todo lo sufrido para la reexpedición de los nuevos pases o licencias de conducción; de la deficiente   atención en el campo de la salud ; de la baja calidad de la educación pública y , en fin, así podríamos seguir enumerando  cualquier cantidad de situaciones y servicios en los cuales los colombianos hemos perdido los derechos.

La Constitución de 1991, estableció la Tutela, como un mecanismo para tratar de restablecer, de alguna forma, el reconocimiento de los derechos de los colombianos por parte del Poder Judicial y hay que reconocer que ha sido un mecanismo bastante favorecedor para los más vulnerables-que son casi todos los colombianos-.Pero esa institución tampoco está siendo lo eficaz que fue y si no que lo digan los señores de COLPENSIONES con las doscientas mil y mas tutelas insatisfechas hasta el día de hoy.

El Señor Ministro de Trabajo ya está en mora de tomar cartas en el asunto y de ordenar a sus subalternos de esa dependencia convertirse en verdaderos servidores públicos pues allí, desde la atención al público, todo es pésimo y tratar de averiguar por la situación en la cual se encuentra  un trámite, es una labor de titanes que a veces no tiene ningún resultado positivo.

A uno le parece una tomadura de pelo que el Dr Juan Manuel Santos esté aspirando a la reelección presidencial  después de haber pasado cuatro años por el Gobierno sin haber hecho realmente nada por remediar esta situación. Pero lo más grave de todo esto no es que él aspire, pues hasta está en su derecho, lo más grave es que la gente considere la posibilidad de volver a votar por un personaje que le ha probado al país durante cuatro años que le importa muy poco la situación de los derechos de los colombianos. Tenía razón alguien a quien le escuche en alguna ocasión que los colombianos no somos más que cuarenta y siete millones de ovejas disfrazadas de ovejas. Cuarenta y siete millones de secuestrados por un grupo de políticos a quienes poco les importa la nación y mucho les importan sus intereses personales y familiares.

Sobre Juan Vitta Castro

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