Perfiles con Claudia De La Pava Abad: Freddie Mercury

Freddie Mercury

Freddie Mercury (Imagen: MARCA CLARO)

Nace el que  será célebre por haber escrito las letras para algunos de los musicales más queridos y exitosos del siglo pasado, de la ópera rock “Jesucristo Superstar”, del musical “Evita”, en particular la canción “No llores por mí Argentina”, y de las películas de Disney “Aladdín”, “La bella y la bestia” y “El Rey León”. Ganador de tres Oscar, cuatro Tonys, cinco Grammy y un Emmy, en 1999 fue incluido en el Salón de la Fama de los Autores de canciones y en el 2002 fue nombrado «Leyenda Disney».

Sir Timothy Miles Bindon Rice en una entrevista reciente habla sobre la crisis que enfrentan las industrias del teatro y cine mientras luchan con el COVID-19. Revela cuáles de sus proyectos fueron interrumpidos por el cierre, y reflexiona sobre lo que Mercury podría estar haciendo hoy si hubiera vivido más allá de sus trágicamente breves 45 años: «Hice un par de canciones con Freddie y eran cosas bastante complejas. No eran canciones comerciales, pero el gran intérprete y, sobre todo, escritor Freddie, creo que tenía el potencial de convertirse en un compositor teatral u operístico sensacional. No lo conocí durante tanto tiempo como me hubiera gustado. Lo estaba conociendo y nos llevábamos muy bien. Era un tipo encantador, educado y muy relajado. Fue un gran privilegio conocerlo”.

De los grandes como “Jesucristo Superstar” y “The Lion King” dijo: «Bueno, no estoy seguro de si hubiera hecho algo diferente incluso ahora, aunque hay una o dos líneas en todos estos proyectos que creo que no fueron muy buenas.

Justo antes del encierro habíamos comenzado un trabajo bastante minucioso para relanzar algunas obras a través de una gira. Realmente era algo que estaba deseando pero que se ha dejado en espera, así que Dios sabe cuándo volveremos. Desde cuando cayó el hacha he escrito un par de canciones con un compositor inglés, un encargo de una cantante muy popular de China. No estoy desesperado y pensando que tengo que sacar algo la semana que viene, pero he estado bastante ocupado. Pero lo siento mucho por las personas que tienen 25 años y recién estaban comenzando, o estaban a punto de comenzar como lo estábamos nosotros a esa edad, y luego, de repente, no sucede nada por el tiempo que sea. Es algo terrible para todos estos actores y escritores y la gente detrás de escena. Ha sido un golpe en la cabeza. Seguro de que las giras se reanudarán, pero ahora todas las fechas para 2021 serán 2022 o incluso más tarde. En febrero o marzo habría dicho que para septiembre u octubre todo sería normal. Bueno, no lo fue, así que me preocupa mucho decir algo al respecto ahora. Estamos librando una batalla difícil. No me gustaría estar en el gobierno en este momento. Es muy difícil saber qué deben apoyar y qué no, pero todo el mundo en el negocio del entretenimiento o la hostelería está sufriendo un gran impacto ahora»

Efemérides

Noviembre 30 de 1997: Muere Rafael Otero.

Rafael Otero López

“Ódiame por piedad yo te lo pido

Ódiame sin medida ni clemencia

Odio quiero más que indiferencia

porque el rencor hiere menos que el olvido

Si tu me odias quedaré yo convencido

De que me amaste mujer con insistencia

Pero ten presente de acuerdo a la experiencia

Que tan solo se odia lo querido”

A muchos latinoamericanos estos versos nos llevan a un vals peruano que ha sido masificado, que se hizo internacional, grabado en varios países. Que se ha mostrado como sinónimo de amor de parejas, de un hombre que canta a su amada

Bueno. Pues cuentan que la letra fue tomada de un soneto de poeta, también peruano, Federico Barreto llamado «El último ruego». Pero la música fue obra de un gran representante de la música y del folclore del Perú. Sí. El compositor de la música del criollísimo «Odiame» fue  Rafael Otero, que compuso además algunos valses que son clásicos en la cultura peruana.

Incurrió además en el ámbito de la difusión de la gastronomía criolla. Cuentan que fundó un restaurante llamado «Los dos Carrizos», donde ofrecía a los comensales todas las bondades de la reconocida cocina de su país natal.

Fue además por muchos años Presidente de la Asociación de Autores y Compositores del Perú.

Noviembre 30 de 1667: Nace Jonathan Switft

Jonatha Swift

Nace el escritor irlandés autor de la obra que constituye una de las críticas más amargas, y a la vez satíricas que se han escrito contra la sociedad y la condición humana. «La sátira es una especie de cristal, en el que los espectadores generalmente descubren el rostro de todos menos el suyo», afirmaba este personaje, considerado una persona de calidad, una persona de honor, el reverendo doctor Jonathan Switft.

Escritor y periodista, el más destacado satírico en prosa en lengua inglesa. Se cree que padecía la enfermedad de Menière o tal vez Alzheimer; desde los veinte años había sufrido sordera y muchos lo consideraban loco; pero hasta su muerte fue conocido como el ciudadano más destacado de Dublín.

Su padre murió antes de que naciera, por lo que la educación del niño fue organizada por otros parientes. Su madre, al quedarse sin sustento, lo dejó con su rico cuñado. En la escuela, cuentan que no era un buen estudiante y sus maestros notaron y reprocharon su comportamiento obstinado. Al final, Jonathan se graduó en Trinity Colege en 1686. Cuando la Revolución anticatólica de 1688 en Irlanda, se fue a Inglaterra a probar suerte. Se instaló en la casa de Sir William Temple. Lady Temple era pariente de su madre. Trabajó allí como secretario y fue ahí donde conoció a Esther, a la que siempre llamó Stella, y se convirtió en su tutor.

Cuando creció, ella se convirtió en una persona muy importante en su vida. Cuando Swift regresó a Irlanda después de la muerte de William Temple, ella lo siguió. Se mudó a Irlanda para vivir con él. Tenía 22 años menos. Swift escribió sobre el asunto: «Cada niña, cuando esté satisfecha con lo que se le enseña, tendrá al maestro en su pensamiento». Su relación era una fuente constante de chismes.

Según algunas especulaciones, se casaron. Stella murió en 1728 y cuentan que él mantuvo un mechón de su cabello entre sus papeles por el resto de su vida. En Londres  ganó fama con sus ensayos y fue uno de los personajes centrales de la vida literaria y política de la ciudad Fue vicario, prebendado de la Catedral de San Patricio, emisario del clero irlandés en Londres.

Swift ha sido etiquetado como un enemigo de la humanidad. «Principalmente odio y detesto a ese animal llamado hombre; aunque amo de todo corazón a John, Peter, Thomas, etc… «, escribió. Sin embargo, defendió al pueblo irlandés común de la opresión económica de Inglaterra y era conocido como un bromista. También tenía un lado filantrópico. Como clérigo había gastado un tercio de sus ganancias en organizaciones benéficas y ahorraba otro tercio cada año para fundar el Hospital de St. Patrick.

Inmortalizado a través de sus descripciones de tierras lejanas en «Los viajes de Gulliver: viajes a varias naciones remotas del mundo», como dice el título completo del libro, donde las historias de las experiencias de Gulliver entre enanos y gigantes son bien conocidas por todos. Swift dio a estos viajes un aire de autenticidad y realismo y muchos lectores contemporáneos creyeron que eran ciertos. Lo tomaron como un hecho porque el libro coincidía con las otras historias que llegaban cada vez más de viajeros extranjeros: «hay, al otro lado de ese gran y peligroso océano, diferentes personas, personas potencialmente inteligentes, con vidas diferentes y vidas similares, con palabras no pronunciables en idiomas incomprensibles y costumbres aún más extrañas», y si unos decide vivir en casas de papel en lugar de ladrillos, seguramente otros pueden ser con la misma facilidad un gigante, un enano o un caballo. Todo parecía creíble entonces.

La popularidad del libro en nuestro tiempo, cuando casi todas las tierras lejanas ya no están lejos, no es ninguna sorpresa. Aún hoy todo es posible. Si seguimos enviando suficientes robots a Marte, algún día encontraremos algo que silenciará a los no creyentes.

Noviembre 30 de 1900: muere Oscar Wilde

Muere, en los primeros latidos del siglo XX, el escritor irlandés que celebró su muerte con champagne, una de las plumas más enigmáticas del siglo XIX. Su tumba está llena de marcas de lápiz de labios, las redes sociales repletas de frases célebres, y su figura cargada de leyendas. Un gran genio de la literatura y una vida intensa, llena de extravagancias y percances. Un personaje tan enigmático como el de su gran obra “El retrato de Dorian Gray”. Todavía hoy no está claro de qué murió, lo que no deja de alimentar las leyendas en torno a su figura.

Muchas teorías sobre su muerte copan blogs y páginas de todo tipo. En efecto, la leyenda más cruda en torno a Oscar Wilde es una relacionada con los últimos días, quizá horas, de su vida: «Oscar Wilde pidió champán, y en un momento de lucidez y consciente de su ruina económica, dijo: Estoy muriendo por encima de mis posibilidades». Lo que sí está claro que estuvo encarcelado y que su paso por prisión le deterioró física y mentalmente, pero sus textos siguen presentes en la memoria y la estantería de muchos lectores.

Cuentan que en vida dio muestras de una personalidad molesta para la época. Llegó a ser un tipo incómodo incluso para los compañeros de oficio. Muy famosa es su no-conversación con Sarah Bernhardt, la actriz de teatro más famosa de su tiempo: Queridísima Sarah, ¿le molestaría mucho que me fumara un cigarrillo?, le preguntó Wilde. De ninguna manera, le respondió la actriz. Tampoco me ofendería si decide usted quemarse por completo.

Aseguran que siempre fue un tipo ingenioso y respondón, pero se convirtió en una celebridad. Después le acusaron de todo: de plagiador, sodomita, excéntrico, alcohólico y de llevar la ficción a unos límites dudosos. Él diseñó personajes memorables, pero hay quien dice que la mayor invención de Oscar Wilde fue él mismo, un hombre peculiar en las formas y en el fondo. Vivió poco, 46 años, pero lo suficiente para dejar varias anécdotas curiosas.

Dicen que le gustaba estudiar y tenía predilección por los estudios griegos y romanos. Incluso se graduó con honores en el prestigioso Trinity College en Dublín, y en el Magdalen College en Oxford.

En 1884 se casó con una rica mujer inglesa, Constance Lloyd, con quien tuvo dos hijos

Fue editor de una revista para mujeres llamada Woman’s World, en la que escribió varios cuentos. Hizo un cambio en la revista, que empezó a ocuparse del comportamiento humano, cuando la mayoría de publicaciones de ese tipo en ese momento hablaban solo de moda y sombrerería. Sin embargo cultivaba una forma de vida excéntrica y a menudo se vestía con ropa cara, lo que llamó la atención de casi toda la sociedad de la época.

En 1895 fue condenado a dos años de prisión por el delito de cometer «actos inmorales con varios chicos». El motivo de su condena fue la tormentosa relación con el poeta Alfred Douglas. Sintiéndose abandonado al salir de la cárcel, se traslada a París, donde comienza a cultivar una vida más sencilla y a escribir bajo el seudónimo de Sebastian Melmoth.

Su cuerpo descansa en el cementerio Père Lachaise de París, siendo uno de los más visitados por los turistas. La tumba fue restaurada recientemente debido a los cientos de marcas de besos que dejaron las fanáticas. Esto se debe a que la grasa de la barra de labios penetra en la piedra, que se corroe con cada limpieza. La restauración fue pagada por el gobierno irlandés.

Noviembre 30 de 1835: nace Mark Twain

Nace el gran escritor y humorista que dijo una vez: «Contra el ataque de la risa nada puede resistir». Sus personajes son tan sinceros como divertidos y juguetones; su obra es icónica y él es parte importante de la historia literaria como autor que los lectores de todo el mundo han adorado durante un siglo.

Uno de los escritores norteamericanos que mejor supo reflejar su tiempo. Uno de los escritores más famosos de la historia, que dejó una obra enorme que marcó un antes y un después en la literatura, considerado por algunos como el padre de la literatura norteamericana. El hombre que nació y murió junto al cometa Halley bien merece un relato de su vida acorde a su fama.

Samuel Langhorne Clemens. Así se llamaba Mark Twain cuando nació en Florida, Misuri. Llevó ese nombre durante mucho tiempo, 28 años, hasta que un día, en uno de sus viajes, consiguió trabajo en un pequeño diario de Virginia. La primera historieta que le publicaron decidió firmarla como Mark Twain, dicen que adoptando la expresión «mark twain», típica de los cantos de trabajo de los afroamericanos en el río Misisipi, que significa “marca dos», en referencia a la marca de profundidad necesaria para una navegación segura. Hay dos versiones de cómo se quedó con el apodo. En una, heredó el sobrenombre de un capitán de un barco en su época en el Misisipi; en otra, se lo pusieron porque esa era la cantidad de alcohol que bebía en los bares. Pero también hay una tercera, y tiene que ver por supuesto con la literatura, lo que más le gustaba a Twain. Un bibliófilo reveló que habría sido tomada del diario de humor Vanity Fair (que nada tiene que ver con la actual revista). Twain, asiduo lector de esta publicación, pudo haberlo copiado de un relato burlesco que trataba sobre una reunión de marineros en la que adoptan la resolución de abolir el uso de la aguja magnética, debido a su constancia en el norte. Uno de los personajes se llamaba Mark Twain.

Twain nació en 1835 y en aquel año tuvo lugar un acontecimiento importante. Fue el año del siglo XIX en que el cometa apodado como Halley viajó por el cielo atravesando el horizonte de visión del planeta tierra. Un hecho que sucede cada 75 años y que por lo general se suele dar una vez por siglo salvo excepciones. «Vine al mundo con el cometa Halley en 1835. Vuelve de nuevo el próximo año, y espero marcharme con él. Será la mayor desilusión de mi vida si no me voy con el cometa Halley. El Todopoderoso ha dicho sin duda: Ahora están aquí estos dos fenómenos inexplicables; vinieron juntos, juntos deben partir. ¡Ah! Lo espero con impaciencia». Lo dijo en 1909, un año antes de que su profecía se hiciera realidad. Murió un día antes del retorno a la Tierra del cometa Halley.

Se dice  que una de sus principales fuentes de inspiración fue el río Mississippi, a cuyas orillas se trasladó a vivir con tan sólo cuatro años. Su infancia transcurrió en una pequeña localidad cerca de los bancos del río, lo que le pondría en contacto con el mundo de la esclavitud que años más tarde reflejaría en sus obras.

A los doce años comenzó a trabajar en el periódico local como aprendiz, pero no fue hasta los 16 cuando comenzó a publicar algunos relatos de viajes breves en el periódico. Su primer gran éxito como escritor llegaría a los 30 con la publicación de un relato en un semanario neoyorkino propiedad de su hermano mayor. A Mark Twain le tocó vivir trágicos momentos, con la muerte en 1904 de su mujer, y seis años después de su hija. Cuentan que de la muerte de su hija Susy no se recuperó y falleció cuatro meses más tarde, después de recibir, entre otros, el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford

Viajero impenitente, recorrió su país pero también Europa y Tierra Santa, de lo que daría fe en su primer libro, “Los inocentes en el extranjero”. Autor de novelas como “Las aventuras de Tom Sawyer”, “El príncipe y el mendigo”, así como de numerosos relatos, un género con el que afiló su narrativa y ganó numerosos lectores, hizo del humor, la crítica social y la prosa ágil y directa sus marcas de identidad.

Nació el año del cometa Halley, pero fue él quien dejó un rastro de brillo. Al enterarse de su muerte, el presidente William Howard Taft dijo: “Mark Twain nos deleitó a millones de personas, y sus obras seguirán deleitando a millones más, aún por llegar. Nunca escribió una línea que un padre no pudiera leer a una hija. Creó una parte imperecedera de la literatura norteamericana». (Textos y fotos: Claudia Luz De La Pava Abad).

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