Mayweather es el rey

Sin pegar no hay paraiso en el  boxeo

Por: Rufino Acosta Rodriguez
Floyd Mayweather

Floyd Mayweather

 Mayweather pegó más

El boxeo es, en esencia, el arte de dar y no recibir. Creo que se trata de la definición clásica que más se aproxima a la realidad de este duro  y exigente deporte.  Sobre lo ocurrido el sábado 2 de mayo en Las Vegas, Nevada,  cuando el estadounidense  Floyd Mayweather ganó por decisión unánime frente al filipino Manny Pacquiao,  me parece que no hay sorpresa,  por el resultado ni por el desarrollo de la pelea, a pesar de la reacción casi airada de quienes inclusive se atreven a hablar de robo,  casi siempre llevados por el corazón y no por la razón.
Tal como se había anticipado, el problema básico de Manny Pacquiao sería poder romper el blindaje de la férrea defensa que suele imponer Floyd Mayweather mientras se mueve y escurre sin dejar de lanzar el jab y el recto de derecha. El filipino de guardia zurda hizo lo que sabe hacer, se fue al ataque y por todos los medios trató de meter a su rival en el terreno que le convenía, la corta distancia, lejos de  conseguirlo salvo en un par de ocasiones.
La combatividad de Pacquiao y el inevitable síndrome de irse con el que aparece como más débil y en este caso modelo del bien por oposición a la opulencia, la soberbia y la arrogancia de su contendor, contribuyeron a crear ese ambiente de fastidio que se ha visto tras el fallo adverso.  Fue un atraco, dijeron algunos. No podían darle la pelea a Pacquiao porque se molestaban los negros, señalaron otros. Los jueces estaban comprados, agregó un sector más radical. En fin, una serie de interpretaciones que reflejan el inconformismo, por lo demás  lógico cuando las cosas no se dan como uno las espera.
En el tren de los críticos no podían faltan algunos de los excampeones mundiales que asistieron a la velada, como Mike Tyson y Evander Holyfield, quienes lanzaron severas puyas por el nivel de la pelea. Sin duda esperaban que hubiera sangre en el ruedo.
Razones del triunfo
Si vamos a la realidad de lo sucedido, al menos por lo que dijeron las estadísticas y lo que por nuestra parte vislumbramos, Floyd Mayweather obtuvo la decisión que buscaba y por la que se hizo inalcanzable. Al revisar las cuentas, por un lado, encontramos que el llamado Rey Midas del boxeo impuso su ley en los asaltos primero, tercero, quinto, séptimo, octavo, noveno, décimo y duodécimo. Manny Pacquiao se mostró mejor en el segundo, el cuarto, el sexto y el undécimo. Con esas cuentas, la diferencia es de ocho-cuatro, suficiente para dejar las cosas en su punto. Las cifras solas no bastan pero sirven como sólido respaldo.
mayweather1Pero si se pretende llegar más lejos, hay que ir al conteo maquinal que agarra golpe por golpe para ver como se amplía la distancia entre los rivales. Mientras Pacquiao apenas atinaba 81 de sus 429 lanzamientos, Floyd era preciso en 140 sobre un total de 435 golpes.  Quienes siguen el boxeo saben que lo importante no es  amenazar sino conectar. O más claro: el hacer desborda los límites del merecer. Si no pegas, te alejas del paraiso.
Si se quiere ser más técnicos, debe aceptarse que “Money” manejó tiempo y distancias a su acomodo, nunca se dejó enredar y cuando Pacquiao quiso acorralarlo, se dio sus mañas para salir de la encerrona y evitar males mayores.  El alcance superior de Mayweather también resultó clave para marcar el ritmo del combate.  Soltaba el jab, Manny tenía que frenarse y como complemento podía caerle el consistente recto de derecha. Las combinaciones incluían golpes cruzados no tan fuertes pero si efectivos para el manejo de los puntos.
Es cierto que Mayweather fue a mí entender un legítimo ganador. Lo que de pronto deja ronchas es el voto de uno de los jueces, que dio  118-110. Sí hubo desnivel pero no tanto. Más ajustados fueron los otros dos, que anotaron 116-112.
Hacia el futuro
Pacquiao les dijo a los periodistas en Las Vegas que se sintió ganador, aunque en ningún momento habló de despojo o cosa parecida.  Reveló que subió al ensogado con una lesión en el hombro derecho, sufrida dos semanas antes, y ello lo privó de ser más agresivo y dinámico, porque el dolor lo frenaba.  El técnico Freddie Roach corroboró la versión tras comentar que lo vio mucho mejor y por eso tal vez no le dio más trascendendencia. En la Comisión de Nevada nunca se tuvo noticia en tal sentido.
Floyd Mayweather, quien se puso a un triunfo de la mítica marca de Rocky Marciano  tras sumar su victoria número 48,  estuvo eufórico, no dejó el menor manto de duda en cuanto a su desempeño y la victoria, y anticipó que por el momento solo proyecta una nueva pelea, que tendría lugar en el mes de septiembre.  Pese a ello, queda latente la posibilidad de que por lo menos después haga dos más para irse al retiro con el invicto de 50 combates,  uno por encima del legendario excampeón mundial de todos los pesos.
Si bien por lo que expresa Pacquiao, de haberse considerado ganador,  el inconformismo de sus fieles y la réplica de otro fuerte sector de la opinión, darían pie para pensar en un encuentro de desquite, esa posibilidad parece descartada. Se piensa que todo el alboroto que provocó la pelea, el caudal de millones que puso sobre la mesa y la dificultad que representó su montaje, dejó un enorme desgaste y cerró la puerta. Aunque, podrían decir, todo es posible en el mundo de los negocios.
Desde un frente distinto, tampoco cabría esperar un combate de las mismas caracteristicas con otros púgiles, en vista de la orfandad de figuras que se observa en los listados de las diferentes organizaciones del boxeo mundial. Al menos dentro de los próximos cinco años.
¿De cuál siglo?
Como siempre sucede, ahora  tampoco se quiere seguir con el tinte de “la pelea del siglo”. Los pragmáticos sostienen que apenas van quince años del XXI y por lo tanto es bastante apresurado admitir un sello de tal alcance.
La verdad es que fueron los medios los encargados de atizar el fuego y de acoger el calificativo. Desde Las Vegas decían los comentaristas que en Estados Unidos por ningún lado se mencionaba el ponderado. Sin embargo, en otras latitudes,  tomó fuerza y los “desmentidos” fueron débiles y de poco efecto, como los golpes de Pacquiao.
En el plano técnico, los expertos hacen recuentos, acuden a la memoria y anotan que, por antecedentes de peleas históricas, esta no reunía los requisitos para subirse en el podio. Se acepta, obvio, que si es excepcional, y nadie discute que iza la bandera en lo más alto desde el punto de vista de las finanzas. Nunca antes se movió tanto el río de la divisa verde. El escenario del MGM Grand Garden recibió a 16.800 espectadores (entre los cuales era notoria la presencia de   estrellas del cine, la televisión y el deporte), para una recaudación superior a los 74 millones de dólares. De ahí en adelante se pierde la cuenta.

Sobre Rufino Acosta

Periodista y abogado. Se inició en el programa Deporte al Día, de La Voz de Santa Marta, en 1960. Trabajó con El Informador de la capital del Magdalena entre 1961 y 1964. Fue corresponsal de El Espectador en 1964 y desde 1965 hizo parte de la redacción deportiva en Bogotá, hasta su retiro en 1998. Estudió Derecho en el Externado de Colombia (1965-1969). Afiliado al CPB y Acord Bogotá.

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