¡Los mejores brazos de la Gran Carpa!

En esa lista aparecen, Cy Young, Nolan Ryan, Bob Feller, Leroy Paige, Walter Johnson, Greg Maddux, Tom Seaver, Whitey Ford, Sandy Koufax, Bob Gibson, Don Sutton, y paren de contar.

Bob Feller (Imagen: CBS Sports)

La eterna discusión sobre quién es el lanzador más veloz que haya llegado a las Grandes Ligas, parece que nunca llegará a su fin. Y no es fácil la controversia, porque las épocas han cambiado y lo que ahora se tiene por certeza, hace medio siglo era imposible comprobar.

Desde luego esa es una parte de la polémica, porque la otra es sobre quién ha sido el mejor lanzador de todos los tiempos en la Gran Carpa, algo que tiene tanto de largo como de ancho, porque hay tantas aristas para los criterios que se deben exponer, como los excelentes triunfadores por juegos ganados y perdidos, y otros que no han contado con numeritos excelsos, han sido tan eficientes como muchos, pero que no han podido llegar al Salón de los Inmortales, por múltiples causas.

Siempre se ha dicho que Bob Feller, el sensacional lanzador de los Indios de Cleveland, ha sido el serpentinero con el lanzamiento más rápido que se haya observado desde la lomita de los sustos en el béisbol de las Grandes Ligas, cuando muchos llegaron a decir que su bola pudo establecer el registro de 110 millas por hora (176 kilómetros por hora).

También se comenta que Leroy ‘’Satchel’’ Paige, quien llegó a la Gran Carpa cuando ya su brazo estaba prácticamente en el ocaso de su carrera, pudo hacer lanzamientos por encima de los 110 millas por hora, hecho que tampoco tuvo comprobación.

Eso nadie lo confirmó porque por esos años, los años 50, cuando esos dos portentosos jugadores actuaron, no existían las formas técnicas ni deportivas para medir la velocidad de los envíos desde el montículo.

Ahora, ya en la época moderna, cuando apenas se empezaba a adoptar los elementos técnicos para determinar con la pistola de velocidad la rapidez de los lanzamientos, se confirmó que Nolan Ryan, el sensacional derecho de los años 70 y 80, marcó en uno de sus lanzamientos 108.1 millas por hora (174 kilómetros por hora, aproximadamente). En este caso, ya las pistolas del registro de la velocidad de los lanzamientos, hacían parte de la tecnología beisbolera-

Hoy día, ciertamente, la velocidad de los envíos de los lanzadores quedan debidamente registrados por las cámaras digitales, en donde se tiene la absoluta seguridad de la rapidez con que atraviesa la pelota la corta distancia desde el montículo hasta el pentágono.

Pero dejemos por el momento esa sana controversia a un lado, porque adicionalmente, si bien la velocidad entre los lanzadores es algo vital, para muchos expertos un lanzador con  buena combinación, control estricto y aceptable velocidad, puede hacer tanto o más daño frente a los bateadores que los propios ‘’relámpagos’’ con sus ofertas.

Los indiscutibles

Hay muchos nombres de excelentes y reconocidos lanzadores de todos los tiempos, muchos de ellos, ya incrustados en los nichos del Salón de la Fama.

Por ejemplo, Cy Young, cuya referencia es inevitable por sus 511 victorias en su largo historial en las Grandes Ligas, es también testigo mudo de la entrega en su honor, del premio al mejor lanzador tanto de la Liga Nacional como de la Liga Americana.

Nolan Ryan (Imagen: IMDb)

O en los tiempos modernos, el de Nolan Ryan, quien con sus 5.714 abanicados de por vida, y sus 383 ponches propinados en una temporada, no hay manera de esquivarlo cada vez que se escriba sobre los mejores brazos de la Gran Carpa.

Young, con sus 511 triunfos, y Ryan con sus 5.714 abanicados, son dos marcas que, por el momento, están  de lejos poder ser superadas, pese a todos los adelantos técnicos y tácticos que conviven con las Grandes Ligas.

Los más citados

‘’Satchel’’ Paige, uno de los más grandes serpentineros de la raza afroamericana del pasado siglo, después de deambular por el béisbol profesional de la liga de su raza en USA, y de jugar en México, Puerto Rico, República Dominicana y Cuba, ascendió a la Gran Carpa cuando superaba los 40 años.

Paige elaboró una tarjeta con 100 victorias y 50 derrotas en la liga rentada de los afroamericanos, y en su corta permanencia en las Grandes Ligas, con los Indios de Cleveland, novena con la que debutó a los 42 años en 1948, los Marrones de San Luis y los Atléticos de Kansas City, en un poco menos de 5 campañas, alcanzó un registro de 28 triunfos y 31 derrotas, con 3.29 de efectividad.

Mejor no lo pudo hacer porque como bien se puede recordar, hasta el 15 de abril de 1947, cuando Jackie Robinson rompió la barrera del color en la Gran Carpa con los Dodgers de Brooklyn, los jugadores de color no eran firmados para el mejor béisbol del mundo.

Y qué decir de Walter Johnson, el hombre de los Senadores de Washington, quien lanzaba por el costado, con sus 417 victorias y 279 derrotas, con promedio de efectividad de 2.17 y sus 3.508 abanicados, en sus 21 años en las Grandes Ligas.

El derecho, Bob Feller, siempre será un emblema entre los mejores lanzadores de todos los tiempos, a quien le atribuyen un envío a 105 millas por hora – algo así como 169 kilómetros por hora -, quien registró 266 triunfos y 162 derrotas, con 3.25 carreras limpias por juego y 2.581 abanicados, con el uniforme de los Indios de Cleveland, pese a que durante tres temporadas estuvo alejado de los diamantes por su participación en la II Guerra Mundial.

Los 373 triunfos con apenas 188 derrotas, el diminuto registro de 2.13 carreras limpias por juego y 2.507 ponches propinados, colocan a Christy Mathewson, como uno de los grandes brazos, quien defendió los uniformes de los Gigantes de Nueva York y los Rojos de Cincinnati.

De nuestra época

Greg Maddux (Imagen: Unión Tribune)

El catedrático Greg Maddux, el hombre del control absoluto, con sus 355 ganados y 227 perdidos, y 3.16 de efectividad, más los 3.371 ponches en sus 23 años en la Gran Carpa, fue un lanzador apetecido para cualquier equipo.

Ganador de 4 premios ‘’Cy Young’’, Maddux defendió los uniformes de los Cachorros de Chicago, los Bravos de Atlanta, los Dodgers de Los Ángeles y los Padres de San Diego.

Con sus 314 victorias, sus 265 derrotas, 3.534 abanicados y 3.11 carreras limpias, colocan a Gaylord Perry, con dos premios ‘’Cy Young’’, entre los mejores lanzadores de todos los tiempos en la Grandes Ligas, luego de 22 años de carrera y su actuación con 8 clubes de las Mayores.

Tom Seaver, la estrella de los Mets de Nuevo York, fue el Novato de la Liga Nacional en 1967; ganó 311 desafíos y perdió 205 juegos; abanicó a 3.640 bateadores y tuvo registro de 2.86 carreras limpias, es uno de los brazos derechos más consistentes que tuvo el juego en su época.

Nadie puede olvidar a Grover Cleveland Alexander, quien jugó para los Filis de Filadelfia, los Cachorros de Chicago y los Cardenales de San Luis, y en sus 20 años de labores, obtuvo 373 triunfos y 208 derrotas, 2.56 de efectividad y 2.198 abanicados, y nada más y nada menos que tres títulos de la Triple Corona en la Liga Nacional.

En sus 23 años en la Gran Carpa, Phil Niekro defendió a los Bravos de Milwaukee y de Atlanta; los Yanquis de Nueva York, los Indios de Cleveland y los Azulejos de Toronto, capturando 4 guantes de oro, dejando una marca de 318 triunfos y 274 reveses, 3.342 abanicados y 3.35 carreras limpias por juego.

Bob Gibson, el ébano de los Cardenales de San Luis, fue la sensación en sus años dorados en la Liga Nacional, con sus 251 ganados y 174 perdidos, 3.117 ponches propinados y 2.91 carreras limpias por juego, quien era ciertamente uno de los más cotizados de la época.

Jugó durante 22 años con los Dodgers de Los Ángeles, los Astros de Houston, los Cerveceros de Milwaukee, los Atléticos de Oakland y los Angelinos de California, Don Sutton es uno de los lanzadores con mayor prestigio, cuyos numeritos fueron más que suficientes para ocupar un nicho en Cooperstown. Sutton sumó 324 ganados, 256 perdidos, 3.574 abanicados y 3.26 de efectividad.

Los zurdos

Cy Young (Imagen: Séptima Entrada)

Queremos dedicarles un capítulo especial a los lanzadores zurdos que son, indiscutiblemente, un grupo de peloteros que le ofrecieron todo el deleite posible a sus equipos y a sus cientos de miles de seguidores en sus años de trabajo en la Gran Carpa.

Dos anillos de Series Mundiales, 4 premios ‘’Cy Young’’, y una Triple Corona, 329 triunfos y 244 derrotas, 4.136 abanicados y 3.22 carreras limpias por juego, colocan a Steve Carlton en uno de los lanzadores de brazo equivocado más cotizados en el mundo del béisbol, después de haber jugado con 6 equipos de las Mayores.

Warren Spahn marcó una época gloriosa entre los serpentineros zurdos de sus años, al compilar 363 triunfos, 245 reveses, 2.583 ponches y 3.09 de efectividad, jugando con los Bravos de Boston y de Milwaukee, los Mets de Nueva York y los Gigantes de San Francisco, con 21 años de permanencia en el juego.

Sus 303 victorias con apenas 166 derrotas, 3.29 carreras limpias por juego, 4.875 abanicados y 21 años en la Gran Carpa le dieron a Randy Johnson la jerarquía para ser uno de los más valiosos lanzadores zurdos de todos los tiempos, con un Juego Perfecto, lanzado el 18 de mayo de 2004, y además, conquistar un anillo de Serie Mundial y ser el Jugador Más Valioso del Clásico de Otoño de 2001, con los Cascabeles de Arizona.

Valioso de verdad con los Bravos de Atlanta y luego con los Mets de Nueva York, un anillo de Serie Mundial con los Bravos en 1995; Jugador Más Valioso de ese Clásico de Octubre; dos premios ‘’Cy Young’’; cuatro bates de plata por su formidable ofensiva, Tom Glavine alcanzó 305 triunfos frente a 203 reveses, liquidó a 2.807 bateadores por la vía de los buenos lanzamientos y registró 3.54 carreras limpias por juego, en su brillante carrera.

Pero hemos dejado, a propósito, a dos de los más reconocidos zurdos de los años 60, sin que la afición y el béisbol puedan olvidarlos, tanto por su calidad de juego como por la rivalidad que ofrecieron en las Citas de Otoño.

Sandy Koufax, el astro de oro de los Dodgers de Brooklyn y de Los Ángeles, quien conquistó cuatro anillos de Series Mundiales; tres premios ‘’Cy Young’’ y tres galardones de Triple Corona de la Liga Nacional, en su corta trayectoria de apenas 12 temporadas, es una de las cartas más valiosas entre los zurdos. Tuvo marca de 165 ganados y 87 perdidos, 2.396 abanicados y 2.76 de efectividad, habiéndose retirado del juego por padecer una severa artritis.

Y Whitey Ford, la insignia de los Yanquis de Nueva York por la década del 60, cuya carrera deja una estela de grandeza difícil de igualar y quizás, mucho menos de superar, pues en sus 16 campañas conquistó seis anillos de Series Mundiales, un premio ‘’Cy Young’’ y uno como Jugador Más Valioso del Clásico de Otoño de 1961. Ford tiene registro de 236 victorias y 106 derrotas, con 2.75 carreras limpias por juego, y 1.956 ponches propinados.

Y los latinos

Juan Marichal (Imagen: Diario Libre)

Empecemos por dos colosos y gigantes dominicanos, ambos ciudadanos de Cooperstown, como lo son Juan Marichal y Pedro Martínez.

Marichal, en sus 16 años con los Gigantes de San Francisco, los Medias Rojas de Boston y los Dodgers de Los Ángeles, dejó sobre los diamantes la capacidad, la calidad y el talento de muy pocos peloteros de su época, en los años 60.

Con sus 243 triunfos, 142 derrotas, 2.303 abanicados y 2.89 carreras limpias por juego, tuvo un titánico e inolvidable duelo con el también inmortal Warren Spahn, de los Bravos, en un partido de 16 episodios, que ganó el ídolo dominicano 1 carrera por 0, con un ‘’bambinazo’’ de otro grande del béisbol, Willie Mays, cuando estaban con los Gigantes, el 2 de julio de 1963.

Y don Pedro, sí, don Pedro, el gigante de la loma de los sustos, quien en sus 18 años en la Gran Carpa, obtuvo un anillo de Serie Mundial, con los Medias Rojas de Boston en el 2004; tres premios ‘’Cy Young’’ y una Triple Corona en 1999.

Pedro jugó con los Dodgers de Los Ángeles, los Expos de Montreal, los Medias Rojas de Boston, los Mets de Nueva York y los Filis de Filadelfia, compilando 219 victorias y 100 derrotas, 2.93 de efectividad y abanicó a 3.154 bateadores.

Dennis Martínez, de Nicaragua, y Bartolo Colón, de Dominicana, con más de 200 triunfos en las Grandes Ligas cada uno, tuvieron actuaciones que merecen alguna distinción en la historia de los lanzadores latinos en las Grandes Ligas.

Pero hay otros dos, ambos cubanos, que hay que reseñarlos como grandes entre los grandes.

Camilo Pascual, el derecho lanzador cubano de tan buenos  quilates, es considerado el serpentinero latino con la mejor curva que haya pasado por la Gran Carpa, cuyos lanzamientos desarrollaba una trayectoria que salía a la altura de la nariz del receptor y caía exactamente sobre el piso del pentágono.

Pascual actuó durante 18 temporadas, consiguiendo marca de 174 ganados y 170 perdidos, con 3.63 de efectividad y 2.167 ponches propinados, jugando por los Senadores de Washington, los Mellizos de Minnesota, los Rojos de Cincinnati, los Dodgers de Los Ángeles y los Indios de Cleveland.

Y el otro, inexplicablemente sin la votación necesaria para llegar al Salón de la Fama, pero que quizás sea exaltado por el Comité de Veteranos en los próximos años, es Luis Tiant, un lanzador que lo tiene todo para ocupar un nicho entre los inmortales.

Tiant, con una trayectoria indiscutible, jugó 19 campañas con los Indios de Cleveland, los Mellizos Minnesota, los Medias Rojas de Boston, los Yanquis de Nueva York, los Piratas de Pittsburgh y los Angelinos de California, con tres temporadas con 20 o más triunfos, sumó 229 victorias, 172 derrotas, 2.416 abanicados y 3.30 carreras limpias por juego.

Estamos conscientes de que hay muchos nombres que se nos quedaron por fuera, como Mike Mussina, Bob Lemon, John Smoltz, Jack Morris, Jim ‘’Catfish’’ Hunter, Ferguson Jenkins, Jim Palmer, Robin Roberts, Jerry Koosman, el mexicano Fernando Valenzuela, Don Drysdale, y uno más, Roger Clemens —sobre quien nos abstenemos de escribir, porque en nuestra humilde opinión, hizo ‘’trampa’’ en el juego —, porque el espacio no nos lo permite.

Si esos brazos no fueron poderosos y valiosos, ¡apaga y vámonos!

Sobre Antonio Andraus

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