La novena del verde

La juventud también gana campeonatos.

Por: Rufino Acosta Rodríguez

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¿Cómo no enamorarse de un fútbol alegre, desprevenido, y al mismo tiempo serio y ordenado como el que practica el Deportivo Cali, con su oleada de jóvenes talentos, bien apoyados por cuatro o cinco experimentados del balón, y bajo la conducción de un técnico cada día más aplomado y sabio? No hay que ser hincha. Basta con que le guste ese estilo dinámico, a veces lírico, punzante y eficaz.

El Deportivo Cali encuadra un derroche de energías y acaso por eso se le ve con aire de desaliento en algunas partes de las etapas de complemento. Pero se entiende también que ello quizás sea consecuencia del fervor, la dinámica y el espíritu guerrero que lo anima en cada jugada.

Estaba ahí…

La conquista de la novena estrella se veía venir. Parecía que era un sueño, porque siempre aparecen nubarrones en el horizonte, hay altibajos, y los ortodoxos no se cansan de repetir la manida y hoy desvirtuada frase de que los jóvenes ganan partidos y los veteranos se llevan los campeonatos, o algo así.

El perseverante y ahora medio filósofo Fernando Pecoso Castro, el mismo que a veces lanza camillas a la cancha, tuvo que realizar un trabajo intenso, paciente y hábil, para convencer a su jauría de jóvenes que debía trabajar bajo los preceptos de la disciplina, la constancia y la fe en sus  fuerzas.

Hay que oirlo en su sabiduría. Dice que en un país donde el empleo escasea, él tenía que llegarle al jugador para orientarlo hacia las metas, sin pensar en que las cosas llegan de regalo. ¿Doble jornada diaria de entrenamientos? ¿Se imaginan lo que eso significa en una tierra ardiente, que puede invitar a la molicie? Los entusiasmó y le respondieron.

Atreverse a darle la responsabilidad a un grupo casi juvenil fue otra de las cartas claves del Pecoso, enterado, desde luego, de que también tenía a cuatro o cinco valores de experiencia que podían ayudarlo a llevar el rebaño de las ovejas ariscas.

El peso de la juventud 

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Valores como Helibelton Palacios, caucano de 21 años, marcador; Kevin Balanta, mediocampista, vallecaucano, 18 años;Yerson Candelo, vallecaucano, 23 años, mediocampista, el que todo lo cobra, Juan David Cabezas, centrocampista, vallecaucano, 24 años; Andrés Felipe, atlanticense, 22 años, revelación del medio campo; Harold Preciado, 21 años, nariñense, rey del gol; Miguel Murillo, vallecaucano, delantero, 21 años; y Rafael Santos Borré, atlanticense, 19 años, delantero, hoy en la selección Sub-20, otro artista del gol. Conjugaron esfuerzos, ideas y facultades para luchar por el objetivo del título, la ansiada novena estrella.

Punto de apoyo

Atrás, la voz de la experiencia, encabezada por el gran capitán, el bogotano Andrés Pérez, 34 años, quien al cabo de una carrera de más de 16 temporadas logra por fin levantar la copa de un título de torneo. Aunque ya había sido ganador de una Copa Colombia, una Superliga y una Copa Merconorte, le faltaba la vuelta olímpica con la que se vio recompensado en el estadio Atanasio Girardot.

Pérez comenzó carrera en 1999 con el Real Cartagena, un paso fugaz por la B, y alcanzó a jugar en Quilmes, Arsenal y San Lorenzo de Argentina, pero dos equipos lo han marcado; Millonarios, con el que alcanzó a realizar 171 partidos, y el Deportivo Cali en el que ya suma 195, acaba de subir al podio y espera retirarse cuando llegue el momento. Una trayectoria ejemplar de 423 encuentros y 35 goles coronan su sacrificio y el profundo sentido profesional que lo caracteriza.

Pérez cumplió la tarea de calmar a los osados y jóvenes guerreros, respaldado por el defensa argentino Cristian Nasuti, un trotamundos, serio, rendidor e implacable en su tarea; el portero uruguayo Ernesto Hernández y el lateral antioqueño Víctor Giraldo.

El bicampeonato

Fernando El Pecoso Castro aguardó 19 años para repetir la clásica celebración con los verdiblancos. En la campaña 1995-196 obtuvo su primera estrella al frente del Deportivo Cali. El manizalita de 66 años ha pasado por diez equipos y en todos se encuentra su huella como profesional abnegdo, fogoso, amigo de la disciplina pero al mismo tiempo comprensivo y fraternal con sus dirigidos. El temperamento que otras veces lo ha llevado a excesos desde el banco, hoy parece aminorado, quizás porque los años pasan y dan sosiego y tranquilidad.

Digamos, por último, que la aparición de equipos como el Deportivo Cali constituye una buena noticia para el presente y futuro inmediato del fútbol colombiano. La despensa está llena.

Sobre Rufino Acosta

Periodista y abogado. Se inició en el programa Deporte al Día, de La Voz de Santa Marta, en 1960. Trabajó con El Informador de la capital del Magdalena entre 1961 y 1964. Fue corresponsal de El Espectador en 1964 y desde 1965 hizo parte de la redacción deportiva en Bogotá, hasta su retiro en 1998. Estudió Derecho en el Externado de Colombia (1965-1969). Afiliado al CPB y Acord Bogotá.

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