¡Volaron las tapas!

Chile le dijo adiós a España

Por: Rufino Acosta Rodríguez

Como le sucedió al Brasil de Pelé en Inglaterra 1966, a Alemania Federal en Argentina 1978, Francia en Corea y Japón 2002 e Italia en Sudáfrica 2010, España, campeón mundial mundial vigente, se va de Brasil 2014 sin tener siquiera el pequeño placer de avanzar a la segunda ronda. Y tenía que ser en el legendario Maracaná, donde hace 64 años también sudor y lágrimas. Fue una despedida triste por el increíble bajo nivel del equipo que hace cuatro años había deslumbrado en las canchas de Sudáfrica. Del tiki-taka no quedaron ni las sombras. Chile no hizo otra cosa que echarle más tierra a un funeral que ya estaba en marcha. Como dicen en el ambiente taurino,  a la estocada holandesa le agregó  el mortal y definitivo puntillazo.  Una demostración excelsa de los australes, colectiva, ordenada, talentosa y certera,  agudizó el drama de España y la llevó a una agonía estentórea, de mil penurias. Los planes del técnico Vicente del Bosque de ir por una victoria y luego pensar en golear a Australia eran simples quimeras,  porque en la práctica carecían de sustento. Los héroes estaban cansados y escasamente podían sostener sus botas.  Cuánta penuria. Iker Casillas pagó el año de vacaciones que le dio el Real Madrid en el torneo doméstico, y de aquel guardavallas seguro y majestuoso del 2010, pasó al escenario de un aprendiz enredado en sus errores.  Chile, que tiene con qué, cayó sobre la presa lastimada y se dio opíparo banquete. Eduardo Vargas, sobre los 20 minutos,  puso la cuota inicial del  desplome del adiós español.  Alexis Sánchez, genio y figura, fue el penúltimo receptor del  balón que se había robado Chile ante pase mal hecho de Xavi Alonso, y le sirvió el plato a Vargas para que se diera gusto. El joven atacante, con hábil movimiento, sacó a Casillas de sus dominios, y por último disparó hacia el gol, ya sin oposición valedera. Desde ese momento se entendió que, como dijo Julio César antes de cruzar el Rubicón, la suerte estaba echada. Chile era el moderno conquistador y España parecía una colonia indefensa.  El mundo al revés. Ya a los 43, cuando, para ponerle el sello a su torneo sin gloria, Casillas devolvió hacia el centro un balón que venía desde la derecha, Charles Aránguiz pegó el puntazo decisivo, lapidario y concluyente. ¿Qué le pasó a España? ¿Estaba cansada? ¿No fue acertado el técnico Vicente del Bosque en su convocatoria? ¿El duro trajín de la competencia europea pasó cuenta de cobro? ¿Los años hacen mella en varios de los jugadores? ¿Fue un error traer al Brasileño Diego Costa para que lo silbaran en cada estadio de su país de origen, que lo acusa de antipatriota? Vendrá la necesaria reflexión, y sobre la base de las alegrías pasadas, tendrá que hacer el duelo, retomar el camino y reconstruir este modelo que entró en crisis. Dicen que ya hay una nueva generación en camino. Creo que España no tenía fuerzas para más. Cayó en el marasmo o slump que en el béisbol semeja a un pozo sin fondo. ¿Se le olvidó pasar el balón con técnica y precisión? Eso solo se explica con un desbarajuste físico y emocional.  Digamos entonces que este capítulo está cerrado por ahora. Para Chile hay un nuevo amanecer. Ya se instaló en los octavos de final y únicamente le falta saber si es primero o segundo del grupo. Holanda ejercerá el papel de juez. Muerto el rey, que viva el rey.

Croacia en la batalla

De los leones indomables de otros tiempos tampoco se tuvo noticia en Brasil 2014. Camerún salió por la puerta de atrás. Ya vive del recuerdo, como aquel de Francia 1998 cuando Roger Milla se aprovechó de René Higuita y dejó a Colombia con la piedra y sin el cupo de octavos. Cumplió un estreno decoroso frente a México y se pensó que podría guardar alguna opción ante Croacia. Expectativas que se esfumaron en el calor del Arena Amazonia de Manaos. Fue víctima de la cacería croata, cayó 4-0 y quedó  liquidado. Croacia, en cambio, vuelve a asomar la cabeza y se jugará la vida contra México el próximo lunes en Recife.  La expulsión tempranera de Alex Song, por agredir a un rival delante del árbitro, apenas sirve para simular un pretexto. La verdad es que todo se presagiaba negativo para el equipo africano en esta cita. Primero amenazó con no viajar a Brasil por un problema de premios y más tarde se supo que había diferencias entre los jugadores, algo de lo cual pusieron al descubierto Ekotto y Moukandjo con insultos y roces de cabeza cuando perdían  4-0. Pésimo espectáculo en directo por televisión. Croacia cumplió sin problemas. Impulsada por el talento de Rakitic y Modrid y la potencia de Mandzukic,   tomó aire y dio a entender que podría ser aguafiestas para los hombres de Herrera, el estratega azteca.  Ivica Olic inició el rosario a los 11 minutos de juego. Fue el bautizo para un portero nervioso como Itandje, quien más tarde entregaría en bandeja otro de los goles. Le salió barata la primera etapa,  pero en el segundo tiempo no hubo contemplaciones. Ivan Perisic se aprovechó de un mal saque de Itandje y elevó la cuenta. Mario Mandzukic, ausente frente a Brasil, justificó su dama de artillero al marcar los dos tantos restantes. Pudo ser paliza de escándalo. Lo que pasa es que Croacia se engolosinó  varias veces cuando parecía que las mallas temblaban. Al quedar fuera de carrera Camerún, son tres las selecciones que deben alistar maletas para el regreso. España encabeza el cortejo fúnebre y Australia, digna y todo, le hace compañía.

Sobre Rufino Acosta

Periodista y abogado. Se inició en el programa Deporte al Día, de La Voz de Santa Marta, en 1960. Trabajó con El Informador de la capital del Magdalena entre 1961 y 1964. Fue corresponsal de El Espectador en 1964 y desde 1965 hizo parte de la redacción deportiva en Bogotá, hasta su retiro en 1998. Estudió Derecho en el Externado de Colombia (1965-1969). Afiliado al CPB y Acord Bogotá.

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