¡Todo sea por el espectáculo!

Viendo a Albert Pujols desde la lomita, el béisbol espectáculo está de moda. ¿Y qué hacer con los Medias Rojas de Boston?

Albert Pujols: más de 3.000 indiscutibles, 680 “bambinazos”, 2.150 carreras remolcadas, 11.100 turnos al bate, 1.350 bases por bolas recibidas, 1.350 ponches recibidos. (Imagen: Séptima Entrada-VBM).

No nos salgan con el “cuento chino” que eso no está en el “librito del béisbol”, un volumen que todo el mundo cita pero que nadie sabe en dónde está ni qué dice.

A muchos de nuestros lectores, y seguramente que a cientos de miles de aficionados y amantes al béisbol, y en este caso, el de las Grandes Ligas, se les olvida que de unos 40 años para acá, el juego se ha convertido en un espectáculo, en una industria que chorrea dólares por todos lados y que, por lo tanto, nada es predecible, siempre y cuando las decisiones no vayan contra las reglas y el propio juego.

Ver al ilustre pelotero dominicano Albert Pujols, con el uniforme de los Cardenales de San Luis, trabajando desde la “lomita de los sustos”, el pasado domingo 15 de mayo en el “Bush Stadium”, ha causado una controversia de dimensiones inesperadas pero que para nosotros es innecesaria, si tenemos en cuenta que el béisbol es ahora más espectáculo que rigurosidad en el juego como tal.

Pujols que tiene un pié en Cooperstown, añadir a su destacada carrera una actuación como lanzador en la Gran Carpa ni quita ni pone, mas cuando su equipo estaba ganando holgadamente 15 carreras por 2, en 8 entradas completas. Pero desde el punto de vista histórico, si cuenta, y seguramente que mucho, porque cada vez que se escriba sobre su carrera en el mejor béisbol del mundo, nadie podrá desechar que el afamado dominicano hasta fue lanzador por un episodio en un partido.

Un caso reciente

Para no irnos muy lejos, hace muy poco por cierto, el 28 de abril de 2021, en el séptimo episodio, Anthony Rizzo, defensor del primer cojín en esos momentos con los Cachorros de Chicago, subió a la loma para hacerle frente a su amigo pero rival deportivo, Freddie Freeman, de los Bravos de Atlanta, en un juego en donde poco se disputaba, pues Atlanta estaba arriba a en el tablero 10 carreras por 0. Pues bien. Rizzo abanicó a Freeman y los dos, son sonrisas a mandíbula batiente, dejaron para la posteridad una anécdota en ese partido, que entró a los anales de la historia del béisbol de la Gran Carpa.

En el caso de Pujols no le fue también como lanzador como él se lo imaginaba y sufrió frente a los bateadores, como él hace sufrir a los serpentineros en cada turno al bate que consume. El mexicano Luis González se voló la cerca con un compañero en la ruta y Joey Bart también se fue para la calle, para que el improvisado Albert fuera vapuleado con racimo de 4 carreras antes de colgar los tres outs del episodio.

Claro que Pujols quedará reseñado como uno de los pocos peloteros con más de 3.000 indiscutibles, con más de 680 “bambinazos”, con más de 2.150 carreras remolcadas, con más de 11.100 turnos al bate, con más de 1.350 bases por bolas recibidas, con más de 1.350 ponches recibidos y con más de 2.980 partidos jugados en las Grandes Ligas, en uno de esos desafíos, fue lanzador.

Y dejemos para quienes les gusta la controversia, la polémica y que sé yo, buscarle cinco patas al gato que apenas tiene cuatro, que esa anécdota como espectáculo tiene todo el valor de la historia pero que para los efectos de sumarle o quitarle a su grandeza beisbolística en nada incidirá en lo que ha sido, es y será Albert Pujols.

Los Medias Rojas

Cambiando de tercio, como diría cualquier cronista taurino, sobre cuyo espectáculo nos declaramos totalmente neófitos, los Medias Rojas de Boston no están ofreciendo la calidad de juego que muchos esperábamos de la novena, y la preocupación crece día por día, ante los evidentes resultados sobre los diamantes.

Medias Rojas de Boston. (Imagen: elfildeo.com-VBM).

Tener a 15 de mayo apenas 13 victorias frente a 21 derrotas, han hecho sonar todas las alarmas entre sus seguidores y desde luego, en el grupo de los expertos, que calificaron a los “Pati-Rojos” de Boston como una de las novenas a derrotar en esta temporada.

Muchos saldrán a decirnos que el camino es largo y que bien pronto la plantilla de Boston ofrecerá más y mejores resultados. En gracia de discusión, valdría la pena esperar esos reclamos.

Pero es que en el fondo, nadie sabe qué es lo que está pasando en la novena que el año pasado disputó la casilla del Comodín frente a sus eternos rivales, los Yanquis de Nueva York; para luego vencer a los Rayas de Tampa, inmensos favoritos para ir a la gran final del título de la Liga Americana; y apenas sucumbir ante la fortaleza de los Astros de Houston, que ganaron la corona del Joven Circuito y que, además, disputó la Serie Mundial; y que en esta campaña, lánguidamente la divisa muestra decadencia tanto ofensiva como en su nómina de lanzadores, tanto abridores como relevistas.

Una simple mirada

Hace un año, por esta misma fecha, los Medias Rojas compilaban 25 triunfos frente a 17 derrotas, con 13 ganados y 12 perdidos en casa, y 12 ganados y apenas 5 perdidos, en calidad de visitantes. Y miren lo de este año: 13 ganados y 21 perdidos; 4 ganados en casa contra 9 derrotas; y 9 victorias como visitante frente a 12 reveses.

Colectivamente están bateando en este 2022 al 15 de mayo, para 235, con 271 indiscutibles en 1.154 turnos, con 73 dobletes, 2 triples y 20 cuadrangulares; 86 bases por bolas negociadas y 281 ponches aceptados. Y en la artillería de los ‘Pati-Rojos’ apenas sobresalen el arubeño Xander Bogaerts, con promedio de 344; el dominicano Rafael Devers, con 324 y el cubano-americano J.D. Martínez, con 314. Todos los demás bateadores están por debajo de 215 de promedio, incluyendo al reconocido y recientemente adquirido bate de Trevor Story, que tiene ofensiva de 196.

Pero para los seguidores de los “Pati-Rojos” el mal de la olla no está en el palote. Si bien es cierto que su instructor de bateo en las últimas cuatro temporadas había sido Tim Hyers, cuyas calidades son indiscutibles, no es menos cierto que el actual adiestrador de bateo Pete Fatse, quien venía siendo el asistente de Hyers, no reúna las condiciones y cualidades para ser buen consejero para los bateadores.

De todo puede ocurrir cuando hay cambios de esta naturaleza en el ensamble de un equipo, porque o bien el instructor está fallando en su tarea, o el trabajo de los peloteros no es tan disciplinado como se requiere, para mejorar con el uso del bate.

Algo evidente

Lo que sí es evidente, además de la falta de una ofensiva que se haga respetar, que sea oportuna y productora en los momentos necesarios, es que el cuerpo de lanzadores, tanto del grupo de la rotación, como de los relevistas, no ha estado a la altura de las exigencias de la campaña.

La rotación tiene en estos momentos 3.75 carreras limpias por juego, mientras que el grupo de los relevistas marcan una tarjeta con 4.27 de efectividad; pero colectivamente los lanzadores de los Medias Rojas han permitido 38 cuadrangulares, pero 19 de ellos, exactamente la mitad, han sido producto de las flaquezas de los relevistas, que compilan 19 jonrones.

Si a ello le sumamos que los hombres del relevo apenas han conseguido 6 salvamentos de 21 posibles juegos para preservar, pues el agua  está inundando por todas partes el velero del Boston, y las derrotas están apareciendo tanto en casa como en plan de visitantes, como bien se puede observar en los numeritos acumulados en lo que va de la temporada.

La notoria y prolongada ausencia de uno de sus ases para la rotación, el veterano zurdo Chris Sale, pueda que le esté haciendo falta de verdad verdad a la nómina, pero la salida de la rotación del zurdo venezolano Eduardo Rodríguez, no puede ser para tanto, si se tiene en cuenta que al club llegaron los brazos de Michael Wacha, el veterano zurdo Rich Hill y James Paxton, mientras que el cambio de Hunter Renfroe por Jackie Brantley Jr., se esperaba diera una buena y quizás mejor cosecha tanto a la defensiva como a la ofensiva, pero que hasta el momento no ha surtido los efectos esperados.

Suele decirse, y es indiscutible la premisa, que para ganar en el béisbol de las Grandes Ligas, la combinación perfecta es contar con una buena ofensiva, oportuna y continua; una mejor defensiva, especialmente con una línea central de jerarquía – receptor, segunda base y torpedero, y el jardinero central – pero por encima de todo, con un grupo de abridores con la profundidad y calidad suficientes para manejar los seis primeros episodios de todos los juegos, y un plantel de relevistas, con la entereza de poder asegurar los partidos en los nueve outs finales del compromiso.

Los Medias Rojas están en los actuales momentos en el frío sótano de la división Este de la Liga Americana. Pero todo el mundo confía en que las cosas pueden cambiar de un momento a otro.

El problema es que a veces se espera el amanecer para ver si el ciego puede ver…

Sobre Antonio Andraus

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