Relatos

La última guerra X

La muerte es el punto final de una tarea que no imaginamos quién nos puso, y no sabemos quién se encargará de calificar Cuando Peregrino Cadena despertó vio a Frida, que lo observaba con una sonrisa solidaria. —El placer a veces duele más que cualquier otra cosa —dijo ella. Él pensó comentarle que en su visita a la casa de Tita Tulia habían intervenido muchas sensaciones menos el placer, pero se sintió cansado antes de comenzar la explicación.

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La última guerra IX

La guerra puede empezar en una bofetada y acabar con un mundo; la pierde el hombre, y la gana el bando que tenga más capacidad para el asesinato Antes de la guerra, en Solodios no había prostíbulos. Pero como los implicados andaban merodeando por la vanguardia y la retaguardia de la contienda, Tita Tulia empezó a reclutar muchachas que, al acaparar el semen ocioso de los combatientes, salvaban el honor de las mujeres casadas, de sus hijas adolescentes y de las solteras que no querían compartirse. El burdel fue creciendo no por arte de magia sino por arte de guerra, y se había convertido en una especie de Torre de Babel donde no sólo se hablaban todos los idiomas imaginables sino que circulaban todas las monedas del planeta. Peregrino Cadena, empapado de soledad y de tormenta, vio parpadear las luces ...

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La última guerra IX

La guerra puede empezar en una bofetada y acabar con un mundo; la pierde el hombre, y la gana el bando que tenga más capacidad para el asesinato Antes de la guerra, en Solodios no había prostíbulos. Pero como los implicados andaban merodeando por la vanguardia y la retaguardia de la contienda, Tita Tulia empezó a reclutar muchachas que, al acaparar el semen ocioso de los combatientes, salvaban el honor de las mujeres casadas, de sus hijas adolescentes y de las solteras que no querían compartirse. El burdel fue creciendo no por arte de magia sino por arte de guerra, y se había convertido en una especie de Torre de Babel donde no sólo se hablaban todos los idiomas imaginables sino que circulaban todas las monedas del planeta. Peregrino Cadena, empapado de soledad y de tormenta, vio parpadear las luces ...

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La última guerra VIII

El hombre es engañado por la ilusión y la realidad, por la esperanza y la desdicha, por la paz y la barbarie; y como si fuera poco, por la izquierda y por la derecha. Peregrino encontró a Nocla en el museo. —Aquí tenemos guardada la historia del hombre desde la época de las cavernas. Usted se dará cuenta de que el único testimonio que ha dejado a través de los siglos, son las armas de guerra. Loprimero que hizo el hombre cuando pudo mover las manos fue esgrimir una maza. Si ahora las batallas son más productivas en cuanto a rendimiento de cadáveres, es porque al paso que las herramientas para la paz se han quedado estancadas, los instrumentos de la guerra son cada vez más efectivos. Peregrino no quería hablar de contiendas y sus consecuencias, así que le pidió ...

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La última guerra VII

Es libre la gaviota cunado vuela, el tigre cuando caza, el árbol cuando crece, y el hombre cunado permite que lo esposen, lo amordacen y lo detengan. —La libertad no se hizo a la medida del hombre, porque la libertad no tiene medidas —dijo Tascón—. O tal vez fue el hombre el que no se hizo a la medida de la libertad. Peregrino se lanzó sobre él y lo golpeó sin cólera, pero con eficacia. Pensó que atacando físicamente al Director de la cárcel lo meterían a uno de los patios, a una cualquiera de las celdas o lo confinarían en el fondo del calabozo, y en esa forma tendría por fin un sitio sobre la tierra. Pero la cárcel estaba colmada, no disponían de un solo cupo. Así que Tascón utilizó los servicios de Haroldo Ventura para darle una ...

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La última guerra VI

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La última guerra V

El hombre pasa la vida improvisando representaciones, y al fin de cuentas lo único que queda de él son los disfraces con que estuvo actuando. Tal vez había estado soñando con el pasado, porque despertó con deseos de hablar de Palmasola. Antes la guerra, las tierras que rodeaban a Solodios fértiles, exceptuando los pantanos del norte. Ha oriente quedaba su hacienda, relativamente cerca del pueblo. Diez minutos a caballo. Allí había vivido y noches inolvidables con Adriana; allí nacieron Lunaluz y Lucas. Palmasola era como una extensa bendición donde crecían los trigales, las enormes cuadras sembradas de maíz, los potreros de pastoreo. La casa, amplia y llena de luz, alzaba sus paredes blancas en el centro del jardín sembrado de donsenones miosotis, de hortensias y claveles y rosas. Esa cultivada y bien cuidada era un monumento vivo paz, y caminar ...

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La última guerra IV

Las iglesias son unas cosas demasiado grandes, donde no cabe la pequeñez que la religión le ha señalado al hombre. Ante el templo cerrado Peregrino pensó si Dios también estaría en guerra. Años antes, y luego de un período de indiferencia religiosa, la gente había vuelto a las iglesias. No tanto porque se anunciara el fin del mundo, sino porque de repente renacieron el fervor y el arrepentimiento. Pero cincuenta meses de guerra acaban con todo: con este mundo y con el otro. Golpeó varias veces en la casa cural. Ya estaba marchándose cuando le abrió Moisés, el párroco. Lo miró desde otra dimensión y le cerró la puerta; pero Peregrino ya estaba ducho en estas cosas y con la punta de su bota impidió que se ajustara del todo. —Los hombres no quieren recibirme y vengo a ver si ...

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