Qué se juega España en las próximas elecciones

Por: Juan Restrepo

Albert Rivera, líder de Ciutadans

Albert Rivera, líder de Ciudadanos

El próximo 24 de mayo los españoles acuden a las urnas para elegir alcaldes y parlamentos regionales o autonómicos como se les llama allí. Las encuestas reflejan que ninguno de los dos grandes partidos tradicionales —Partido Popular, PP, (centro derecha) y Partido Socialista, PSOE, (izquierda)— obtendrán mayorías suficientes, ante la irrupción de dos nuevas fuerzas en la política  nacional, Podemos (izquierda radical) y Ciutadans, C’s, o Ciudadanos (centristas).

Este nuevo mapa político hará necesario acuerdos que en los actuales momentos nadie se atreve a admitir. Podemos y Ciudadanos se convertirán en la llave de la gobernabilidad para PP y PSOE y en algunos casos serán estos dos nuevos partidos los que gobiernen. Serán, seguramente los resultados electorales más inciertos de los últimos treinta años.

El actual presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que además es jefe del PP, confía en que los buenos datos macroeconómicos que hoy puede exhibir respalden su gestión, que  deberá prolongarse hasta final de año, cuando una nueva cita con las urnas renovará el parlamento de la nación y por tanto la presidencia del gobierno de España. Las encuestas, sin embargo, son tozudas en señalar que tanto en las elecciones locales del 24 de mayo como en las generales de finales de año, el Partido Popular sufrirá un histórico batacazo.

¿Por qué, si los datos macroeconómicos son buenos y España parece encaminada a salir de la crisis en que la sumió el peor gobierno en treinta años de democracia como fue el del socialista Rodríguez Zapatero? Porque el Partido Popular, al igual que el partido de la oposición, el Partido Socialista, han llegado a su máximo nivel de desprestigio por escándalos de corrupción que la sociedad española parece no dispuesta a tolerar ni una gestión más.

Los escándalos de corrupción protagonizados por los dos grandes partidos nacionales y por uno regional en Cataluña, Convergencia i Unió, CiU, han dejado en la ciudadanía la impresión de saqueo y han sumido a las formaciones políticas tradicionales, protagonistas del bipartidismo que ha gobernado durante una generación a los españoles, en el descrédito y de paso han servido de caldo de cultivo para el surgimiento de Podemos y Ciudadanos.

Podemos tiene como origen los movimientos de protesta organizados en plataformas ciudadanas destinadas en principio a canalizar el malestar difuso de buena parte de una sociedad castigada, además por el desempleo, la austeridad impuesta por la mala gestión gubernamental, los dolorosos casos de desahucios de quienes perdían sus viviendas al estallar la burbuja inmobiliaria, etc.

Pablo Iglesias con los líderes de Podemos

Pablo Iglesias con los líderes de Podemos

Sus dirigentes, jóvenes profesores universitarios, hábiles en el manejo de las redes sociales y la presencia en programas de televisión, pronto comprobaron la relativa facilidad con que recibían la adhesión de un gran número de desencantados de la política tradicional, particularmente de militantes del PSOE y de la izquierda más radical. “Hoy no tiene sentido ser de izquierda ni de derecha”, dicen sus dirigentes con el ánimo de ocupar ese sitio indefinido que llaman la “centralidad del tablero”.

Pero la hemeroteca, los archivos de televisión e internet no perdonan. En medio de la euforia por la aparición de una nueva y rutilante estrella en el firmamento político español llamada Podemos, surgieron también las evidencias de los vínculos de sus dirigentes con el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela.

Sus dirigentes, a la cabeza de los cuales el ideólogo del partido, Juan Carlos Monedero, tuvieron una presencia más que testimonial en Caracas, que en vida de Chávez era la Disleylandia de la izquierda. Así se supo que este profesor de Ciencias Políticas había asesorado al presidente venezolano durante nueve años y que en el mismo año del fallecimiento de Chávez cobró del gobierno venezolano 425.000 euros.

Los archivos televisivos en donde el máximo líder de Podemos, Pablo Iglesias, aparece alabando a Hugo Chávez parecen sacados más de los noticieros de la Unión Soviética estalinista que de un medio de comunicación del siglo XXI. “Chávez no es un hombre, es un pueblo”.  “Los mitos (refiriéndose a Chávez) cuando se encarnan en un pueblo, se hacen inmortales” y ante la muerte del “Comandante Eterno” dijo: “Los demócratas hemos perdido uno de los nuestros”. En fin, que si se entera Kim Jong-un se lo lleva para Corea del Norte.

Aunque sus seguidores en España no quieren que se les recuerde esta mansedumbre frente al chavismo, insidias llaman a esta clase de evidencias, la cosa parece haber pasado factura y después de subir como la espuma últimamente se ha desinflado algo. Tratando de frenar la sangría de simpatizantes de las últimas semanas, Iglesias ha radicalizado su lenguaje hacia el PP pero jura y perjura que sus modelos son Suecia y Dinamarca. El hombre no tiene más remedio ahora que posar de socialdemócrata.

Y es que una de las razones de la bajada de intención de voto de Podemos es la irrupción de Ciudadanos, un partido de centro  que nació en Cataluña, cosa que ya es una novedad. Hasta ahora ningún partido nacido con vocación de actuar en el ámbito regional había terminado por presentar candidatos en toda España. Mucha gente, ante el proyecto de ruptura de Podemos parece querer refugiarse en Ciudadanos.

Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, también mira hacia Suecia y Dinamarca porque lo que se lleva ahora en España es posar de centrista. Hay también diferencias estéticas entre los nuevos líderes porque así como Rivera va de corbata, Iglesias va descamisado y enseñando el ombligo.

Ciudadanos es un partido cuya principal seña de identidad es su rechazo al nacionalismo y, consecuentemente, al independentismo catalán. Su perfil ideológico no está muy claro y así como en su nacimiento se percibió  como que venía a llenar el vacío que había en la oferta electoral en Cataluña para los votantes de izquierda que no rechazaban la idea de pertenecer a España, el electorado catalán lo identifica como un partido de derecha.

Comoquiera que sea Rivera y su grupo hablan en castellano en el parlamento catalán, la Generalitat, y defienden la idea de la unidad de España y esto, aunque parezca raro en otras latitudes, en España suena a discurso de derecha.  Esta postura es uno de los elementos que despierta simpatías entre muchos españoles y está en el origen de su espectacular subida en los sondeos.

Tanto Podemos como Ciudadanos son hoy una incógnita. Nunca han gobernado y hoy planean en el panorama electoral español como una nebulosa sobre las políticas concretas. Ambas formaciones tienen claro que la vieja política, la casta, los corruptos de izquierda y de derecha nada tiene que ver con ellos, los inimputables, el centro.

Otra cosa será cuando en el ejercicio del poder, tropiecen con las realidades del mercado como le ocurrió a Syriza, el partido hermano de Podemos en Grecia que hoy, en el ejercicio del poder, ha aprendido que si metes la mano en el fuego te quemas. Dicho de otra forma que, al menos dentro de la Unión Europea, el populismo chavista que promete impago de deudas no funciona y que las obligaciones de Estado se pagan.

La única certeza, ante estas inminentes elecciones en España es  que se acabó el bipartidismo y la alternancia del poder entre el partido Socialista y el partido Popular.

Sobre Juan Restrepo

Periodista. Incorporado al plantel de Televisión Española durante 35 años, fue corresponsal de TVE en Extremo Oriente, Roma; México, desde donde cubrió Centro América y el Caribe; y Bogotá, para la Zona Andina

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