¡Pronósticos destrozados a bate limpio!

Por: Antonio Andraus Burgos

Beisbol

El béisbol, siempre se sale con las suyas, cuando de pronósticos se trata. Los Gigantes de San Francisco nunca estuvieron en la cima de las posibilidades y los Reales de Kansas City tampoco tenían un terreno abonado para triunfar.

Aquello de que el béisbol se juega con bolas que vienen en cajitas cuadradas, para dar sorpresas a tutiplén, es más que cierto.

Una vez más la temporada del béisbol de las Grandes Ligas de este 2014, nos dejó doliendo la cabeza por irrespetar el juego, dando a conocer pronósticos que nunca se cumplen, y en donde cada temporada, partido por partido, trae su afán.

Habíamos señalado, por allá en el pasado mes de marzo, que dadas las circunstancias del nuevo sistema de los comodines, agregándole el mejor tercero de cada liga, para enfrentarse al mejor segundo de cada circuito, en juego de vida o muerte, para clasificar al cuarto gran finalista de la temporada, nos atrevíamos a escoger a seis novenas de las15 de cada grupo, para pensar, a nuestro poco leal saber y entender, las que debían disputar la fase final de la contienda.

En la Liga Nacional afortunadamente no nos fue tan mal. Pero en la Liga Americana no nos han dado la oportunidad ni siquiera de sentirnos satisfechos. Todo se desarrolló dentro de los cánones normales, con excepción, sin duda alguna, de la inesperada debacle en la rotación de los Bravos de Atlanta cuando no se había efectuado el primer partido del Viejo Circuito, y otro tanto ocurrió, pero un poco más adelante de la campaña, en la nómina de los Yanquis de Nueva York, cuando en un abrir y cerrar de ojos, perdió por completo su nómina de abridores de la temporada.

Bajas a granel

Pero eso hace parte del juego, de los altibajos que puede ofrecer una campaña. Las lesiones siempre están a la orden del día, en cualquiera competencia deportiva, y el béisbol no es la excepción; lo malo de ello es que jamás puede adivinarse, ni con la lámpara de Diógenes, cuando van a ocurrir esas contingencias, y en qué momento puede ser fatal para una novena la pérdida de uno o de varios de sus titulares.

Lo de los Bravos fue sencillamente excepcional. Y lo de los Yanquis, otro tanto.

La divisa de Atlanta tuvo inclusive que salir corriendo a buscar un abridor para poder completar su rotación, a pocos días de iniciarse la competencia, encontrando en la agencia libre al derecho dominicano, Ervin Santana, quien tuvo marca de 14 victorias y 10 derrotas, cuando perdieron a Chris Medle y a Brandon Beachy. Con esas bajas, su grupo abridor había cedido la profundidad y la consistencia necesarias para poder pelear la casilla que tenía a su favor, apenas se abrieron las puertas de los campos de entrenamientos, mientras lentamente se desvanecían las ilusiones en la medida que se iban conociendo las bajas definitivas en la rotación.

En el caso de los Yanquis las cosas se dieron cuando ya la temporada estaba en marcha, y poco fue lo que encontraron en el mercado para suplir las ausencias de tres de sus titulares, que más tarde sumó al cuarto abridor. Iván Nova se fue cuando nadie lo esperaba. C.C. Sabathia le siguió un poco más adelante. Después Michael Pineda, quien pudo retornar a la nómina cuando ya todo estaba consumado. Y finalmente, el japonés Masahiro Tanaka, cuando cumplía con excelencia su tarea, también apareció en la lista de los lesionados.

Los Medias Rojas

En cambio, de manera inexplicable, los Medias Rojas de Boston, que conquistaron la corona de la Serie Mundial de 2013, cayeron en un sinsabor beisbolero que nadie pudo entender, mucho menos sus aficionados, durante la campaña.

Con su nómina prácticamente intacta, los ‘’patirrojos’’ de Boston no ofrecieron resistencia entre sus rivales, y bien pronto, cuando ya se cumplía el segundo mes de la competencia, estaban relegados a puestos secundarios.

Mientras tanto, se esperaba mucho más de los Indios de Cleveland, pero la novena de Terry Francona, tampoco alcanzó a cuajar con su grupo de peloteros para poderse adueñar de una casilla de la división Central, en donde una vez más, los Tigres de Detroit se salieron con las suyas en el nuevo circuito.

Los Vigilantes de Texas fueron otra gran decepción en la temporada, pues el equipo, sobre el papel, lucía sin duda alguna, para entrar a disputar la corona de la división Oeste de la Liga Americana. Pero tampoco encontró la ruta ganadora, por lo que en un abrir y cerrar de ojos, se quedó por fuera de todas las posibilidades en la competencia.

Pocos aciertos

Mirando retrospectivamente lo que habíamos comentado antes de iniciarse la temporada, tenemos que decir, con el corazón en la mano, que una vez más el béisbol no tiene por dónde analizarse desde el punto de vista de pronósticos, a menos que, por enésima vez, uno se aventure en dar a conocer a equipos como favoritos para ir a la gran final de cada liga, cuando el juego señala cosas totalmente diferentes.

Por ejemplo, en la Liga Americana escogimos para la contienda de la postemporada a los Medias Rojas, los Tigres, los Angelinos, los Yanquis de Nueva York, los Indios y los Vigilantes, y por ninguna lado aparecieron los Reales de Kansas City, los grandes triunfadores de la jornada anual en el circuito, cuando se clasificó como primer comodín, venció a los Atléticos de Oakland, en el juego de infarto para clasificar al cuarto equipo de la ronda finalista de la liga, que fue, a la postre, la novena que puso la cara en la Serie Mundial por el joven circuito.

Aquí apenas pudimos acertar con los Tigres y los Angelinos, pues los Orioles de Baltimore tampoco los tuvimos en cuenta, a la hora de hacer el análisis del caso, mientras los otros cuatro clubes escogidos por nosotros como favoritos para ir a la postemporada, no concretaron sus aspiraciones en la contienda.

Y en la Nacional

Un poco mejor nos fue en la Liga Nacional, si nos atenemos a la selección que hicimos para la postemporada de ese circuito.

Los Nacionales de Washington, los Bravos de Atlanta, los Cardenales de San Luis, los Dodgers de Los Ángeles, los Rojos de Cincinnati y los Gigantes de San Francisco, hicieron parte de la nómina de los pronósticos que ofrecimos antes de que se lanzara la primera bola de la temporada.

Pues bien. En la Nacional acertamos con los Nacionales, los Cardenales, los Dodgers y los Gigantes, estos últimos, clasificados con la tarjeta del comodín disputándose el ingreso a la rueda de los cuatro grandes, frente a los Piratas de Pittsburgh, a los cuales superaron en otra sensacional noche del zurdo Madison Bumgarner, en el duelo de vida o muerte, blanqueándolos de manera impresionante.

De tal manera que apenas pudimos acertar en esa ruleta, con los cuatro finalistas que disputaron la corona de la Liga Nacional, mientras que en la Liga Americana, como ya citamos, apenas le dimos en el blanco con apenas dos de los cuatro que llegaron a la disputa del banderín.

Dos comodines

En muy pocas ocasiones se ha dado que la Serie Mundial sea disputada por los dos equipos que llegan a la postemporada con la tarjeta de invitación en sus manos, en ambas ligas.

Pero este 2014 volvió a probar que en el béisbol no hay nada concreto hasta cuando cuando no concluyen los 2.430 partidos de la temporada regular con la participación de las 30 novenas en la contienda, y que el ganador de la Serie Mundial puede ser cualquiera de los ocho clubes clasificados para la gran final.

Los Gigantes nunca fueron favoritos para ganar el cetro de la Cita de Otoño. Por el contrario, eran los Reales de Kansas City los que tenían cierta ventaja frente a sus rivales de turno, dada la forma de jugar el béisbol durante la temporada regular, y porque la final se iniciaba con los dos primeros partidos en su estadio, que dígase lo que se quiera decir, es una buena cuota inicial.

Pero a la hora de la verdad, los Gigantes impusieron su sistema de juego y los Reales nunca pudieron exhibir en el Clásico de Octubre toda la gama del buen béisbol del cual hicieron gala durante la jornada regular. Es que además de la excepcional labor del zurdo Madison Bumgarner, al ganar dos partidos de la Serie Mundial y rescatar en cuatro episodios en el séptimo y último desafío, a los Gigantes todo les salió a pedir de boca.

Y desde ese punto de vista hay que reconocer en Bruce Bochy, su estratega general, que manejó todos los hilos de la dirección técnica con la sapiencia, paciencia y el acierto que muy pocos capataces alcanzan, cuando no están completamente compenetrados con todos los peloteros de la nómina. Y eso fue, simple y llanamente, lo que hizo Bochy: jugar con lo que tenía, dejar a sus muchachos que mostraran hasta dónde eran capaces y aplicar el sentido práctico de lo que es béisbol durante la gran final de las Grandes Ligas de este 2014, anulando el trasegar normal de los Reales con su estilo de juego, que nunca pudieron desarrollar en la gran final.

Súmenle también a los Gigantes que han capturado tres coronas de la Serie Mundial en apenas cinco años – 2010, 2012 y 12014 -, todas bajo la dirección de Bochy, un hombre que está caminando a pasos acelerados en busca de un nicho en Cooperstown, además de ser la novena con más títulos conquistados en el Béisbol Organizado, en lo que va del presente siglo.

El béisbol nos vuelve a dar soberana bofetada por estar intentando dar pronósticos que nunca se cumplen. Así es el béisbol, y así de tercos somos nosotros… y fue a bate limpio, por lo tanto, no hay nada que discutir.

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