Mundo paparazzi y prensa rosa

La diversión radica en encontrar los deslices de las celebridades

Todos los que compran revistas de espectáculos y deciden entretenerse conociendo los pormenores de la vida de los famosos, están ayudando a crear y mantener emporios millonarios en los que gana la revista, los paparazzi, el anunciante, el famoso, pero no el lector: él no percibe un sólo centavo, a él sólo le quedan las ilusiones y las cosas abstractas. Negociar con la esperanza ha resultado muy redituable. La historia lo demuestra: como humanos, tendemos a depositar la fe en algo o alguien y tenemos la capacidad de admirar. Es por ello que fábricas de entretenimiento como TV Notas y TV y Novelas no han perdido tiempo en explotar estos delicados detalles.

Venden muy bien la vida inalcanzable, el cuento rosa y el futuro perfecto de famosos bellos, ricos y exitosos. En pocas palabras, estas revistas, como muchas otras, lucran con la proyección de los sueños de los lectores que admiran y anhelan ser como las celebridades y disfrutan fantaseando a través de sus vidas. El concepto de admirar o idolatrar a políticos, artistas o monarcas –que continúan generando miles de millones en ganancias– se seguirá vendiendo sin problema; sin embargo, desde hace poco una nueva posibilidad y fuente de ingresos ha brotado: los paparazzi han descubierto que pasar a un enfoque más realista, mordaz y crudo donde sorpresivamente, estar en el lugar y el momento correctos para conseguir una fotografía que proyecte a los famosos con tintes más carnales y mortales, causa sensación.

Ahora la diversión radica en encontrar los deslices de las celebridades, conocer los detalles de su vida privada, sacar a la luz sus secretos y en cuestión de amor, que sigue teniendo el mayor peso en ventas, se pasó de desearles lo mejor a la pareja y envidiar sus matrimonios, a apostar cuánto tiempo durará la relación, cuándo se divorciarán y quién engañará a quién. En resumen, los paparazzi comprendieron que al lector le gusta descubrir que su ídolo también comete errores y que sus vidas se parecen.

Sea como sea, las dos opciones venden y cada día generan más; cada vez aparecen más revistas y pululan más paparazzi; han aumentado las notas que se basan en rumores y no en investigaciones, y lo peor es que cada día se publican más fotos y menos letras. El problema es grave porque todo se mide de forma subjetiva. Pero, ¿esa información es relevante, interesante o necesaria para vivir día a día?

Jennifer López

Jennifer López

Tirajes como el de TV Notas, con 580 mil ejemplares semanales, podrían inclinar la balanza a que es vital. Los anunciantes que invierten mínimo 196 mil pesos en TV y Novelas demuestran con ganancias que es relevante publicitarse. Los famosos como Thalía, que otorgan exclusivas de su embarazo por 500 mil dólares a la revista ¡Hola!, encuentran un modo interesante de cubrir los gastos médicos. A los paparazzi que venden por 90 mil pesos fotos de Jennifer López y Marc Anthony en Tenerife, les soluciona el problema de la renta, mientras que a las empresas como Agencia México, les permite darse el lujo de tener una página Web donde sus clientes, después de registrarse como usuarios, pueden utilizar un carrito de compra y adquirir fotos y paquetes.

Pero todo esto es relativamente nuevo.
En México la transición del entretenimiento nació el 22 de enero de 1996, cuando Ventaneando, de TV Azteca, nos presentó una opción interesante al aprovechar la competencia y enfrentar a Televisa, quien gozaba de mucho poder y todo lo que se decía de ella y sus productos era bueno o promocional. Los conductores de Ventaneando comenzaron señalando tanto los errores de los de enfrente, como los propios, y el método funcionó: el público se interesó y el rating subió. Se puede decir que el enfoque de este programa de chismes no sólo abrió la posibilidad de criticar a los medios, también ayudó a que se cuidaran, o en algunos casos, mejoraran los contenidos de entretenimiento y propició una competencia interminable que dio cabida y trabajo a los paparazzi mexicanos.

Jessica Sáenz Arelle, periodista de espectáculos, trabajó con Patricia Chapoy y vivió de cerca esta transformación mediática que impulsó lo que hoy en día consumimos a nivel espectáculos. Conoce el medio, ha trabajado con y para él desde hace muchos años. Ella es un paparazzo capaz de registrarse como paciente del mismo ginecólogo de Araceli Arámbula, con el fin de tomar fotografías del consultorio y encontrar detalles para la nota. También vivió en Los Angeles durante un mes en busca de información al respecto y terminó por disfrazarse de embarazada el día que nació el primogénito de Luis Miguel, el famoso que más dinero y trabajo otorga a los paparazzi mexicanos.

Para Jessica, este oficio es muy redituable y divertido, pero muy complicado y competitivo. Un paparazzo tiene que estar dispuesto a soportar horas, días o meses de guardia por cubrir una nota, a sabiendas que tendrá que sacrificar la vida personal por la laboral. También “deberá formarse con tiempo, dedicación y concentración para lograr mediar su curiosidad, pasión y corazón de detective”.

Ella entiende que existe un hilo muy delgado entre invadir o no la privacidad, pero tiene claro, por principios y valores, que “si un famoso se encuentra en un lugar público y está expuesto a la gente, también se expone a las cámaras y, ni modo, igual sucede con quien no es famoso”.

“Cuando estés en la calle, cuídate;
pero cuando estés en tu casa, no tienes por qué”

Luis Miguel

Luis Miguel

El caso de las fotografías de Bárbara Mori y José María Torre, donde supuestamente aparecen fumando marihuana en la sala de su casa, capturadas por un paparazzo desde la residencia del vecino de los artistas, le resultó nefasto, al grado de considerar que el reportero cometió un delito: “Bárbara estaba en su casa y es un lugar privado”.

En este trabajo, no puedes permitir que te ubiquen –“lo peor es presentarte con la cámara y el lente charoleando, lo ideal es pasar desapercibido”– pero, ¿es justo y ético vivir escondido y tomar por sorpresa al artista? Hoy en día, muchos paparazzi se quejan cuando los famosos se esconden, pero, a decir verdad, ellos comenzaron este juego de policías y ladrones:

“Debe ser molesto (tener cámaras todo el día detrás de uno) pero es el precio de la fama. Hay cosas muy buenas y también muy incómodas, yo creo que es también el ego de la figura pública que le encanta que la gente pague mil pesos para oírlo cantar una hora y aplaudirle todo lo que haga en el Auditorio, pero el día que sale a la calle y le pidan un autógrafo o una entrevista, debe responder. Esto es como el precio de la langosta en el mercado: si hubiera langostas por todos lados y se dieran muchísimas langostas, sería baratísima, y en vez de vender latas de atún, se venderían latas de langosta. Ahora, ¿qué pasa con los artistas entre más se esconden y menos hablan con la prensa? Pues una nota suya es la novedad, y están todos detrás de él. Pero también hay artistas que te dicen ¿sabes qué? hoy no, vengo despintada, mejor la próxima semana’”.

“Todo está en saber negociar: es un trabajo en el que estamos juntos artistas y periodistas y hay que hacerlo de la mejor manera posible”.

Se entiende la teoría, pero la práctica es diferente, y Jessica Sáenz lo sabe, porque una vez se disfrazó de secretaria para conocer las declaraciones de Juan Gabriel ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, cuando éste había pedido de la manera más atenta que los medios no intervinieran, pues era un asunto privado.

Para Jessica, la obligación de un paparazzo es informar sin poner en riesgo su vida ni la de los famosos. Ella no ha escuchado de ningún colega que haya muerto laborando, pero sí conoce a compañeros del gremio que terminaron en accidentes automovilísticos por no respetar semáforos o por colarse en un convoy de seguridad de alguna celebridad.

Pero la realidad es otra y es por ello que hoy en día continúa el debate acerca de si fue la necedad de los reporteros lo que causó la muerte de la Princesa de Gales, aunque el jurado encargado del caso haya dictaminado que la conducción negligente del chofer –y la presión de los paparazzi– fue lo que ocasionó el accidente.

 

Lady Di

Lady Di

Lady Di tenía paparazzi destinados a su persona: hombres que vivían y se mantenían de seguir sus pasos y capturar sus gestos. Aquí en México todavía no se tienen reporteros contratados para obtener fotografías de un famoso en particular, aún no se ha llegado a esos extremos, porque aquí apenas está desatándose el acoso fotográfico.

Con todo, la tendencia pareciera indicar que hay que prepararse, inclusive acostumbrarse, porque ahora, además de los reporteros oficiales –que ya son bastantes– la tecnología de los celulares motiva a muchísimas personas a jugar al paparazzi y enviar todos sus descubrimientos a las revistas o programas de televisión: “Hay que portarse bien –dice Jessica– no es Big Brother, pero hay un mundo que nos vigila”.
Las cosas tampoco son tan fáciles: las fotografías de paparazzi son muy caras porque mantienen una calidad y hay que pagar los equipos y los viáticos. Obviamente, el precio sigue siendo sobreestimado, pero la calidad cuenta. Para vender una foto, primero se pondera la importancia de la nota y del artista, e inmediatamente, la calidad de la imagen. Otra de las cosas que hay que considerar cuando se compra una foto, es la veracidad de la historia. Muchos paparazzi independientes, y también agencias, se valen de diversas mañas para vender su trabajo. El truco más utilizado es fotografiar a dos famosos saludándose y aprovechar la ilusión óptica de la inclinación y el abrazo para vender un beso. Por eso, siempre se debe investigar y, antes de comprar, preguntar todos los detalles y datos relevantes que sucedieron antes y después de tomar la foto, o de plano, comprarles el paquete fotográfico, porque siempre hay continuación, y en ella, se entiende el contexto real de la situación. Cuenta Jessica:

“Hace poco querían vendernos las fotos de Aarón Díaz con una supuesta novia, con la que estaba sentado muy de cerca, pero resultó que al comprar todo el paquete, descubrías que el artista estaba sentado en una mesa de seis amigos y que si estaba cerca de la niña era porque la mesa era pequeña”.

La gente sigue creyendo fervientemente en las fotografías y la popular frase “una imagen vale más que mil palabras” sigue escuchándose, pero hay que entender que en las fotos también hay censura y que la fotografía será tomada desde el ángulo que al reportero le convenga. Tampoco podemos olvidarnos de Photoshop, el programa que ha venido a ajustar muchos detalles. Sin embargo, la fotografía sigue vendiendo más.

“Una foto tiene mayor permanencia: ahí está la foto; el video lo ves y al rato lo quitan, con suerte lo suben a YouTube, pero la foto es de por vida”.

Lo que es indiscutible es que las fotografías no son fáciles de capturar: requieren paciencia, contactos, dinero y muchísima suerte. Para poder realizar el trabajo y tener cubiertas todas las áreas posibles, los paparazzi se apoyan en recepcionistas de hoteles o spas, meseros y personal de valet parking. Estos últimos han resultado muy eficientes y Jessica Sáenz no dudaría que las agencias –quienes más contactos requieren– en vez de darle propinas, les terminen dando cursos de fotografía para ahorrar tiempo y no perder ocasiones.
“Santo que no es visto, no es adorado”

Por supuesto, con tanto material que ofrecen revistas como Caras, Quién, ¡Hola!, TV Notas, TV y Novelas y otras, se han dado casos en que las celebridades las han contactado para que les envíen copia de las fotos publicadas a título personal, para el álbum familiar. De hecho hay algunas que antes de que se las pidan, las envían como obsequio.

También existen otros, mafiosos, políticos o también artistas, que se niegan a exponerse, y están dispuestos a tomar medidas extremas: sucedió que, en un restaurante de Satélite, los meseros pidieron a todos los comensales que les entregaran sus celulares mientras permanecían ahí; por supuesto, aseguraban que si alguien los llamaba, ellos mismos los buscarían y podrían atender. Después de un tiempo reaparecieron los meseros para regresar cada celular y ofrecer una disculpa con la cuenta pagada por el personaje que deseaba privacidad.

Al respecto, Jessica Sáenz comenta: “Qué flojera, si no quieres que nadie te vea y te saque fotos, pide comida a tu casa. Tienen cola que les pisen: el que nada debe, nada teme”.

Nos guste o no, el espectáculo es parte del ser humano, no podemos pedir que desaparezca y, por como están las cosas, los paparazzi no se esfumarán: todavía les quedan muchos años de trabajo, esto apenas empieza. Lo ideal sería que este tipo de entretenimiento no se consumiera, pero tengamos en cuenta que este rubro de revistas son de lo más vendido en México. Sin embargo, sí debemos exigir más calidad o nuevos enfoques dentro de esta cultura escandalosa y burda, que sea la publicación de menos fotos y más letras: eso ayudaría en algo a la desastrosa cifra de 2.9 libros leídos al año por un mexicano.
En opinión de Javier Darío Restrepo*

1. El derecho a la intimidad, o sea el derecho a ser dejado en paz, que implica el derecho a mantener anonimato, autonomía en las decisiones y al secreto de las comunicaciones, es parte esencial de la privacidad necesaria para todo ser humano. Por tanto, es uno de los límites del derecho a informar y a ser informado.

2. El grado de la intimidad no es el mismo para todos los seres humanos. La intimidad del funcionario público está más expuesta que la del ciudadano común, en cuanto hay aspectos de su vida que tocan con el interés público. ésa es la parte de su intimidad que sacrifica el funcionario al acceder al servicio público. Pero esto no significa que pierda totalmente el derecho a la intimidad; siempre subsistirá su núcleo esencial de privacidad que debe ser invulnerable al ejercicio de un malentendido derecho a la información.

3. No todos los medios de obtener información son lícitos. Dejan de ser éticos los que violan el derecho a la intimidad, o los que desconocen cualquier otro derecho. En la práctica estos abusos para obtener información, o deslegitiman una investigación periodística y vuelven opaca la revelación de una verdad, o conducen al periodista por el camino de lo fácil (el uso de tecnologías en que la máquina reemplaza la creatividad o la actividad intelectual) y lo apartan del camino más austero de la investigación recursiva e inteligente.
Referencia Bibliográfica

“El grado de intimidad, la exposición a lo público, el interés colectivo por aspectos de la vida privada, no es el mismo respecto de todos los seres humanos. Funcionarios públicos, hombres de Estado, artistas, están más expuestos a la curiosidad colectiva que los ciudadanos anónimos. Muchas veces, sobre todo tratándose de personajes del espectáculo, ellos mismos están interesados en dar a conocer aspectos de su vida privada, que contribuyen a fortalecer su imagen o a darles publicidad. En ese sentido resulta interesante observar cómo allí también la jurisprudencia ha aplicado la teoría del núcleo esencial, recalcando cómo, aun si el personaje quiere, por afán de publicidad y de lucro, dar a conocer todos los detalles de su vida íntima, no puede renunciar a su derecho fundamental a la intimidad…”

María Teresa Herrán, en Tutela, Periodismo y Medios de Comunicación, Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1993.

*En respuesta a una consulta en Consultorio ético, Fundación Nuevo Periodismo Latinoamericano, Consulta 214, www.fnpi.org

Farándula y escándalo en cifras


*Recientemente la revista People (que tiene un tiraje de 3.7 millones de ejemplares) pagó entre diez y 15 millones de dólares por las primeras fotografías de los mellizos de Angelina Jolie y Brad Pitt. Y antes, en junio de 2006, la misma revista pagó cuatro millones de dólares por los derechos de las fotografías de la primera hija biológica de Pitt y Jolie, Shiloh, aunque fuentes de la industria aseguraron que aquella cifra era imprecisa.
*La actriz y cantante Jennifer López aceptó posar para la misma revista People junto a su esposo Marc Anthony para dar a conocer a sus mellizos al mundo entero. A cambio cobró seis millones de dólares.

*Christina Aguilera recaudó 1.5 millones que fueron pagados por ¡Hola! y otro millón y medio que abonó People, por fotos en las que aparece junto a su hijo Max.

*Jessica Alba venderá las fotos de la pequeña Honor Marie Warren en 1.5 millones de dólares a Ok! Magazine.

*Camila Sodi, sobrina de Thalía, ya vendió las fotos de su bebé a ¡Hola! en 130 mil dólares.

*Luis Miguel vendió la presentación de su hijo Miguel a la revista ¡Hola! Se rumora que por el ensayo fotográfico de 17 imágenes más la entrevista, Luis Miguel cobró tres millones.

*La revista TV Notas (con una circulación pagada de 565 mil 552 ejemplares) publicó las fotografías “comprometedoras”de Cuauhtémoc Blanco con Sandra Montoya a partir del material de un paparazzi. Nunca se dijo cuánto pagó por las fotos, pero al futbolista le trajeron bastantes problemas.

*En 2004, Mario Armando Lavandeira creó Perezhilton.com, sitio que la empresa ComScore Media Metrix ubica entre los diez primeros nuevos sitios de entretenimiento en el mundo. Lavandeira realiza una crítica mordaz a las estrellas hollywoodenses. The New York Times lo ha llamado incluso “transgresor”, pues su éxito y rápido ascenso se basa en la humillación de ciertas estrellas. Una agencia de fotógrafos paparazzi lo demandó en 2007 por 7.5 millones de dólares debido a que publicó en su Web fotos sin autorización y sin mencionar las fuentes.

*El programa Entertainment Tonight habla de la existencia de un video en el que se ve al joven actor Heath Ledger (quien personificó al el famoso Guasón en la última película de Batman, y quien falleciera de una sobredosis medicamentosa el pasado 22 de enero) en una fiesta en Hollywood consumiendo drogas. The Insider, (asociado de Entertainment Tonnight) difundió un adelanto de dicho video titulado “Pieces of the past” (Piezas del pasado) en el que se ve a un hombre no identificado agachado y consumiendo cocaína sobre una mesa. El paparazzi que presumiblemente grabó el video ha sido demandado por 1.5 millones de dólares por beneficios obtenidos ilegalmente.

*Las agencias de fotos News International y Big Pictures enfrentan una demanda por uno de los últimos titulares de su autoría: las fotografías que revelan el romance entre Sienna Miller y Balthazar Ghetty. Anteriormente Miller ganó una demanda por 47 mil 650 euros contra los diarios sensacionalistas The Sun y News of the World por publicar fotografías de ella mientras filmaba un desnudo para una película.

*Pamela Anderson fue demandada en 2007 por insultar y atacar a los paparazzi Scott Cosman y Rik Fedyk que la fotografiaban en el set donde grababa su película Blonde and Blonder.

*El sitio Web Mr. Paparazzi (www.mrpaparazzi.com) ofrece dinero a los usuarios por fotografías de artistas. El sistema funciona así: el usuario sube la fotografía a la página, donde los administradores revisan periódicamente el material de los usuarios. Si consideran que la fotografía sirve, contactan al usuario en un lapso de 48 horas para arreglar la venta. El usuario obtiene a cambio de la fotografía un monto igual a 50% de las ganancias que la fotografía produzca.

* En México, las publicaciones más destacadas en periodismo rosa de mayor circulación y que más recurren a paparazzi o notas escandalosas son:

Ok!, cuya plana cuesta 139 mil 359 pesos, con un tiraje en nuestro país de 200 mil ejemplares.

Ooorale!, cuya plana cuesta 24 mil 800 pesos y tiene un tiraje de 120 mil ejemplares.

TV Notas, cuya plana publicitaria cuesta 219 mil 900 pesos y tiene una circulación pagada de 565 mil 552 ejemplares.
etcétera

La intimidad no debe reducirse a no ser molestado, a no ser conocido en algunos aspectos por los demás, sino que abarca el derecho a controlar el uso que otros hagan de la información concerniente a una persona determinada. La intimidad es el derecho del individuo a decidir por sí mismo en qué medida compartirá con otros sus pensamientos, sentimientos y los hechos de su vida privada. El derecho a la privacidad se encuentra expresamente reconocido en prácticamente todas las constituciones.

Actualmente existe una ardua controversia en cuanto a si los denominados “personajes públicos” (políticos, artistas, deportistas, etcétera) pueden reclamar su derecho a la privacidad siempre que quieran. Parece claro que lo que antes era periodismo de la vida social, hoy es una fuente inagotable para dar al traste con el respeto a la vida privada.

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