Los Cardenales, ganaron la Serie Mundial

Por segundo año consecutivo, los campeones de la Liga Americana, los Rancheros de Texas, se quedaron con los deseos de conquistar la Cita de Otoño, tras la reñida final de las Grandes Ligas.

(Fotos: archivo particular e Internet)

Los Cardenales

Sí, los Cardenales ganaron la Serie Mundial. Y la ganaron, casi siempre, viniendo de atrás hacia adelante en todos y cada uno de los partidos, con excepción del tercero. Y la ganaron, cuando los pronósticos favorecían a los campeones de la Liga Americana, los Rancheros de Texas, especialmente después que se adjudicaron el quinto partido de la cita final, por tablero de 4 carreras por 2, para tomar la delantera con tres triunfos y dos derrotas. Y la ganaron, muy a pesar de que varios de sus bateadores más consistentes, no ofrecieron el ataque esperado del que habían hecho gala durante la temporada regular. Y ganaron, cuando estuvieron apenas a un solo buen lanzamiento por parte de sus serpentineros rivales, en dos capítulos consecutivos, en el noveno y en el décimo acto, para perder el sexto desafío, y de paso, la Serie Mundial, y conquistaron la victoria en once sensacionales episodios, para definirlo a su favor con un tablazo de circuito completo del Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, David Freese, por pizarra de 10 carreras por 9.

Los Cardenales estaban fuera de posibilidades de llegar a la postemporada, en la última semana del pasado mes de agosto, cuando se mantenían a 10 juegos y medio del primer lugar para conseguir la tarjeta de invitación, en esos momentos, en manos de los Bravos de Atlanta, novena que lo tuvo todo para por lo menos llegar a la postemporada. Pero clasificaron para la ronda por el título de la Liga Nacional, al conquistar la tarjeta del ‘’comodín’’, cuando los Bravos de Atlanta colapsaron en septiembre y, además, perdieron su último compromiso del calendario regular frente a los Filis de Filadelfia, y los Cardenales vencieron en su última aparición de la campaña, a los Astros de Houston.

Los expertos no le daban muchas opciones a los Cardenales en este 2011, especialmente porque cuando menos lo pensaron, Adam Wainwright, uno de sus pilares en la rotación abridora, se quedó por fuera de la temporada, cuando tuvo que ser intervenido quirúrgicamente, y más adelante, Albert Pujols, estuvo fuera de juego por un buen rato, lo que hizo tambalear el poder ofensivo de la novena. Mientras tanto, Lance Bergman se adueñó de su posición como jugador titular, tras un espectacular retorno a la Gran Carpa, con plena capacidad de juego, espectaculares momentos a la ofensiva y respondiendo cuando más lo necesitaba la divisa en mucho de los encuentros del calendario regular, de la serie divisional, de la final por el título de la Liga Nacional, y, desde luego, de la finalísima por la corona de la Serie Mundial.

Cuando se cerraban las inscripciones para los cambios el 31 de julio pasado, hay que agregar el tino que tuvieron los Cardenales para conseguir los valiosos servicios de los dominicanos Rafael Furcal, en el campocorto, y de Octavio Dotel, como relevista intermedio; del siniestro californiano Marc Rzepcynski, y del derecho alemán Edwin Jackson, para completar una nómina que, superando todas las expectativas que tenía la propia novena, hicieron una encomiable tarea para sostener el difícil camino para, primero clasificar a la ronda de los cuatro finalistas por el título de la Liga Nacional; y segundo, conseguir la corona del Viejo Circuito, y, finalmente, adjudicarse el título de la Serie Mundial.

Los Rancheros, por segundo año consecutivo, se quedaron con las ganas de poder llevarse la corona de laureles del Clásico de Octubre, al ver cómo se le esfumaba inesperadamente de sus manos el triunfo del sexto juego, y cómo perdieron en el séptimo y último partido de la gran final.

Mano a mano

Pero si algo hay que reconocerle a los Cardenales de San Luis, fue el haber obtenido sus victorias mano a mano, frente a temibles rivales, en donde sus opciones eran muy pocas, pero que en cada una de ellas, sus peloteros se crecieron, exhibiendo su talento y suficiente capacidad de juego, aun cuando en varias ocasiones, perdieron la concentración y permitieron que se ejecutaran jugadas infantiles, que nadie podía creer, y mucho menos, que nadie podía esperar.

Pero así de grande es el Rey de los Deportes. Y así de grande fue el manejo táctico-técnico que ofreció su capataz general, Tony LaRussa, un hombre de béisbol, que por muchos años se la ha pasado dirigiendo en todos los estadios de las Grandes Ligas, porque además de guiar en dos ocasiones a los Cardenales al título de la Serie Mundial, también lo hizo con los Atléticos de Oakland, pero en esa oportunidad, en la Liga Americana, convirtiéndose en una leyenda dentro de los estrategas de la pelota organizada de todos los tiempos.

En la serie divisional en la Liga Nacional, los Cardenales se midieron a los formidables Filis de Filadelfia, en una controversia en donde los ganadores de la tarjeta del ‘’comodín’’ no contaban con muchas esperanzas, dada la calidad y capacidad de la novena rival, especialmente de su rotación abridora. Empero, desalojaron de la final a los Filis, al derrotarlos en tres de los cinco desafíos de la serie. En el primero, perdieron en Filadelfia, 11 carreras por 5, y se creyó que hasta allí llegaban las ilusiones de los de San Luis. Pero consiguieron la victoria en el segundo, 5 carreras por 4. En el tercero, cayeron 3 carreras por 2, en un sensacional juego; mas en el cuarto, triunfaron 5 carreras por 3, éstos dos últimos compromisos, jugados en el Busch Stadium; y en el quinto y último encuentro, efectuado en Filadelfia, los Cardenales, con una extraordinaria actuación de su lanzador estrella, Chris Carpenter, triunfaron y de qué manera, por tablero de 1 carrera por 0.

Cuando llegan a la disputa del título de la Liga Nacional, los Cerveceros capturaron toda la atención y el favoritismo, para derrotar a los Cardenales, en la final del Viejo Circuito, con ventaja de cuatro victorias y dos derrotas, para liquidar el asunto en seis partidos. Pero esos pronósticos se vinieron también al piso, pues los Cardenales volvieron a salir adelante, en esta ocasión ganando en seis partidos la serie pactada a siete, al conseguir cuatro victorias y dos derrotas, que era el pronóstico pero a favor de los Cerveceros, que les otorgaban los expertos.

Perdieron el primer compromiso en Milwaukee, 9 carreras por 6, pero ganaron el segundo, en ese mismo escenario, 12 carreras por 3. Van a San Luis, y ganan el tercer desafío 4 carreras por 3, mas pierden el cuarto, 4 carreras por 2. Empero, triunfan en el quinto, jugado en su parque de pelota, 7 carreras por 1. Y en el sexto, presentándose en el estadio de los Cerveceros, conquistan su cuarta victoria, en esta oportunidad doblegándolos por pizarra de 12 carreras por 6.

En la Serie Mundial

Llegan entonces a la Serie Mundial, para jugarla frente a los Rancheros de Texas, novena que primero vapuleó a los Rayas de Tampa, ganando tres de los cuatro partidos jugados en la disputa de la corona divisional; para luego superar a los Tigres de Detroit, que habían eliminado a los Yanquis de Nueva York, en la ruta por el campeonato de la Liga Americana, al vencerlos en cuatro de los seis compromisos efectuados.

En el primer juego, efectuado en su parque de pelota, triunfan 3 carreras por 2. En el segundo, caen 2 carreras por 1. En el tercero, que se juega en casa de los Rancheros, con una poderosa ofensiva desatada, incluyendo tres ‘’bambinazos’’ de Albert Pujols, triunfan por tablero de 16 carreras a 7, lo que muestra un aparente camino fácil para los monarcas de la Liga Nacional.

Mas en el cuarto desafío, los Rancheros conquistan la victoria con una sensacional actuación de su lanzador zurdo, Derek Holland, por pizarra de 4 carreras por 0. Y en el quinto, también efectuado en campo de los campeones de la Liga Americana, los Rancheros repiten victoria, al triunfar por tablero de 4 carreras por 2.

Es en ese momento, cuando los Rancheros refuerzan los pronósticos a su favor, para estar en ventaja de ganar la Serie Mundial, pues marcaban tres victorias y dos derrotas, cuando los próximos dos compromisos, se jugaban en el Busch Stadium, en campo de los Cardenales de San Luis.

Y para qué hablar del sexto juego, pues en ese compromiso, los Rancheros en más de una ocasión tuvieron en sus manos la posibilidad de ganar la Serie Mundial, especialmente en los episodios noveno y décimo, cuando sus lanzadores a un solo buen lanzamiento de colgar el tercer out de la respectiva entrada, permitieron imparables que más adelante significó la victoria de los Cardenales, con aquel cuadrangular al cierre del undécimo acto, de David Freese.

Mas en el séptimo, la experiencia de sus jugadores, sumó mucho en momentos cruciales, a pesar de las pifias que cometieron defensivamente, para adjudicarse finalmente la victoria 6 carreras por 2, en otra formidable actuación como abridor del derecho Chris Carpenter, quien con apenas tres días de descanso, aceptó el reto de enfrentarse a los Rancheros, abandonando el montículo cuando la ruta estaba signada por el triunfo de su novena.

Desde luego, hubo una enorme ayuda por parte de los lanzadores relevistas de los Rancheros, quienes perdieron la zona de los buenos lanzamientos, entregaron bases por bolas para permitir carreras forzadas, y hasta ofertas que golpearon a los bateadores, hicieron estragos en el cuerpo de relevistas de los campeones de la Liga Americana.

Con muchos altibajos

Para los espectadores y seguidores del béisbol, y en especial, del que se juega en las Grandes Ligas, la Serie Mundial una vez más se convirtió en el gran espectáculo de cierre de la campaña, pero en esencia muy beisbolera, esta Cita de Octubre nos dejó muchos sinsabores, con demasiados altibajos, tanto a la defensiva como a la ofensiva, y ni qué decir, de los errores mentales, que hicieron agua en ambos clubes en momentos decisivos, inesperados, cuando nadie podía creer lo que se estaba viendo sobre el terreno de juego.

Cuántas veces no vimos que marfiladas defensivas se cometían en momentos en que más necesitaban fabricar un out. Cuántas veces no observamos a peloteros sorprendidos en las bases, cuando lo único cierto y definitivo, era que estaban vinculados en jugadas valiosas para sus clubes. Cuántas veces no tuvimos que resistir que los buenos bateadores, de ambas novenas, perdieran oportunidades valiosísimas para producir la carrera que daba la ventaja necesaria en el momento oportuno. Cuántas veces no soportamos que las bases por bolas se negociaran por bateadores en los momentos menos indicados. Y cuántas veces no nos percatamos que defensivamente la esférica era enviada al lugar equivocado, para permitir que el o los corredores avanzaran, en jugadas de simple lógica y fundamentación beisbolera, a la base siguiente sin razón alguna.

Pero si bien creemos que fue una Serie Mundial con muchos altibajos, llena de inconsistencias, de todos los órdenes, pero abierta y de mucha expectativa para los aficionados, por la forma en que se decidieron tres de los siete partidos de esta Cita de Otoño, con actuaciones que hacen parte del juego cuando menos se espera, también es cierto que el dramatismo con angustia incluida, hizo del espectáculo algo inolvidable para ciento de miles de espectadores regados por todo el mundo.

Ron Washington no batea ni juega, eso es cierto. Pero en algunas jugadas, tuvo cierta culpabilidad en la estrategia aplicada y en la forma en que decidió ordenarlas. Y Tony La Russa, finalmente, el estratega campeón, tuvo que soportar otras accidentadas jugadas que si bien en algunas de ellas tuvo poca responsabilidad, en otras, quizás producto del desespero por triunfar, no hizo lo que ordena el ‘’librito’’, ese formato del que todos hablan pero que nadie sabe en dónde está.

Los Cardenales de San Luis igualan en victorias de Series Mundiales en este siglo, con dos coronas de la gran final de la pelota de la Grandes Ligas, con los Medias Rojas de Boston, pero se nos antoja pensar en que la tropa de Tony LaRussa emergió en esta última ocasión de un profundo abismo para abrazar lo que es un sensacional triunfo del Clásico de Otoño.

Convertirse en la segunda novena con mayor número de títulos conquistados en la Serie Mundial, al acumular once preseas de esa naturaleza, en una de las franquicias más antiguas del Béisbol Organizado, detrás de la más famosa y cotizada como son los Yanquis de Nueva York, que compila 27 victorias de Serie Mundial, deja a los Cardenales en la cima de las novenas más competidoras de todos los tiempos desde cuando cuajó el sistema del Béisbol de las Grandes Ligas, hace más de un siglo, cuando definitivamente la ‘’pelota caliente’’ se erigió como el deporte nacional de los Estados Unidos y el Rey de los Deportes, a nivel mundial.

Sobre Antonio Andraus

Un comentario

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