Lázaro “Juventud” Vanegas: el hombre de la farándula

Lázaro Vanegas. (Imagen: archivo particular-VBM).

Sonó el celular y escasamente dije buenos días, cuando llegó la pregunta, “Oye, ¿tú qué sabes de Lázaro Vanegas?, preguntó este 19 de octubre, a las 6 y 30 de la mañana el promotor discográfico Alberto “El gordo” Suárez.

–Hace días que no hablo con él.

–Es que acaba de fallecer en Bogotá. ¡Qué vaina!

Decenas de recuerdos llegaron en ese momento: sus risotadas, sus permanentes bromas, su chispa, sus invitaciones a cocteles, sus parrandas, sus fiestas de fin de año, sus amistades, sus historias y su eterno amor por la “mona”, como le decía cariñosamente a su esposa.

Lázaro marcó una época en el mundo del espectáculo en Colombia. Inició su periodismo en su natal Santiago de Cali –aunque algunas veces decía que era de Palmira–, con sus participaciones en radio, luego en El Caleño y después su viaje a Bogotá, donde alquiló un programa en Todelar y comenzó a escribir en El Espacio.

Tenía dos o tres páginas los fines de semana. Escribía pequeños párrafos. Casi siempre llenos de ironía y de crítica para los programas de televisión y los cantantes. Amigo del Club del Clan y recordado porque bautizó a Helenita Vargas como “la ronca de Oro”, nota que ella siempre destacó, pero también impulsó a figuras como Raúl Santi, Galy Galiano, José David Méndez, Pedro Neira, Greta, Isadora, Manuel Fernando, Claudia de Colombia, Harold, Óscar Golden, Vicky, Emilse, Marinella y a infinidad de orquestas, grupos vallenatos y todo aquello que producía música.

Era el “rey del canje”. Tenía invitaciones a desayunar, almorzar, cenar y a tomar hasta la madrugada en decenas de establecimientos de Bogotá. Fue un hombre de una completa vida nocturna.

Y se reía de todo. Poseía un listado enorme de conocidos a quienes, simplemente, llamaba como “manito” para no quedar mal por cambiar el nombre.

Saludaba con total confianza a un empresario, un ejecutivo, un artista, un mesero, un portero o un habitante de calle.

Famoso por sus anécdotas

En una oportunidad Sonolux representaba a RCA Víctor, la empresa que editaba las canciones del Divo Juan Gabriel, y en una oportunidad organizó una rueda de prensa en el hotel Tequendama. Fue Lázaro Vanegas, un picaresco periodista de El Espacio y tenía deseos de preguntarle directamente si era homosexual.

–Juan Gabriel, una pregunta, es que se habla, se rumora, se comenta en diferentes medios, no sólo en Colombia, sino en México, Estados Unidos, si usted…cómo le dijera…es que no sé cómo preguntarle… ¿le gustan los hombres?

El cantante se quedó mirándolo y después de un silencio, le preguntó: ¿Cómo te llamas?

–Lázaro Vanegas.

–Te lo dejo a tu imaginación, pero ni porque resucitaras tres veces, saldría contigo…Otra pregunta.

La monita –su esposa– guardó decenas de álbumes con fotos de Lázaro al lado de Julio Iglesias, Billy Pontoni, Camilo Sesto, Paloma San Basilio, Vicky Carr, Pimpinela, Raphael y cuanto baladista español llegó a Colombia. Era feliz mostrando sus retratos a las visitas que llegaban a su casa.

Uno de los placeres de Lázaro era mostrar su poderosa discoteca con más de 5 mil elepés.

–Escuchemos a Alci Acosta cantando con El Combo de las Estrellas.

–Esta es la primera canción de salsa que se grabó en Colombia. La hizo Humberto Muriel con Fruko.

–Este es el pasillo que grabó Brigitte Bardot, “El cuchipe”.

–Esta es la ranchera que le dedicó a Colombia José Alfredo Jiménez.

–Oiga la primera canción de Helenita Vargas.

–Así cantaba Claudia de Colombia en su primera grabación.

Un día sacó la nota según la cual Óscar Golden era el más grande vendedor de discos en la historia de Colombia. “Es que él tiene tres almacenes: uno en el 20 de Julio, otro en el Restrepo y otro en Kennedy”.

Cada fin de año, a mediados de noviembre, invitaba a sus amigos a su casa: Allá llegaban Raúl Santi, Álvaro Dalmar, Oscar Javier Ferreira, Germán Matamoros, Ricardo Bicenty, Manuel Novoa, El Tigre Colombiano, Raúl Campos y una decena de periodistas del espectáculo.

Luego de una hora de música, pasabocas, chistes, recuerdos decía: “Hola, ¿y no trajeron nada para beber? Partida de gorrones” y soltaba una estruendosa carcajada que se escuchada en el barrio San José de Bavaria, mientras repartía su whisky preferido.

Se reía con la forma de vender sus anuncios a las disqueras. Escribía en El Espacio: “para la separata de este fin de año ya apartaron su aviso, Discos Fuentes y Codiscos. Faltan BMG, Warner, Sonolux, FM, Fonocaribe, Sony, Discos Dago, Americana de Discos…”

Así, poco a poco, comprometía el aviso. Y él, claro, reía a carcajadas.

Un estilo directo

El 3 de noviembre de 1972 entrevistó a Carlos Arturo Rueda C. Tituló su nota para el Espacio como “Moncada es un genio, pero yo gano más” donde muestra su picardía y su ironía con su particular estilo.

A la máxima figura de las narraciones deportivas no se le conocía como se dejó ver en esta entrevista exclusiva. Con cerveza y cigarrillo ordinarios, nos acompañó Enrique Pérez “Ñeque”, su relacionista público. Con voz profunda y propia contesta así el bombardeo de preguntas.

–Desvista su tiempo en radio.

-En RCN 17 años, en Caracol 4 y en Todelar, 3 y medio. Una vida encadenada.

–¿Quién sabe más de radio en el país?

–Fernando Londoño Londoño, presidente de 5 compañías. Una de ellas de petróleo, ¿cómo la ve?

–¿Qué le pasó en Caracol?

–Su presidente me desperdició. Conmigo hizo un gran negocio.

–¿Mejores «comerciales» en su vida?

–Andrés Salcedo y ahora Pérez Nieto.

–¿Y en un locutorcito pereirano que le imita?

–Ridiculez para él. No está en nada.

–Dicen que usted tiene plata.

–Mis propiedades son de 8 millones, ganados en garganta para mis hijos.

A veces nos guiñaba el ojo afirmando sus respuestas. Ñeque confirmaba que lo conoce. El Colorado tiene crédito en todo el país, pero nunca carga un centavo. Dice que cumplió recientemente 54 años.

–¿Pastor Londoño es muy bueno?

–No señor, le ganó Álvaro Muñoz Cuéllar.

-Pero usted está algo quemado y tose mucho.

(Se pone serio) –Amigo Lázaro, después de la quema viene el humo. (Todos reímos).

–¿Pastor y Moncada?

–El primero bueno, el segundo un genio, pero yo gano más plata.

–¿Qué tal Hernán Peláez?

–Mi hijo Carlos Alberto, le enseñó. Lo puso en la pomada y le cortó las uñas.

–¿Y los deportivos que ganan un infierno de plata?

–No les pagan bien. Harán empresas como yo.

–Desvista a las Cadenas.

–RCN, la millonaria; Caracol, la organizada; Todelar, con empuje.

Después nos invitó a su hacienda en Silvania, avaluada en un millón de pesos. Actualmente es una empresa con Súper, sin cadenas, sin patrones, ni órdenes. Nos juró que tiene más sintonía en Bogotá que Pastor Londoño y Moncada (Armando), sin hacer shows.

Mil gracias Lázaro por sus atenciones, sus cuentos, sus historias y quedarán para el anecdotario tantas y tantas ocasiones de espectáculo.

Sobre Guillermo Romero Salamanca

Comentar