La Triple Corona, ¡codiciada pero muy esquiva!

Por: Antonio Andraus Burgos

Esa distinción que se otorga a lo mejor de la ofensiva pero también para los lanzadores, en las Grandes Ligas, no es cosa fácil.-

Nadie recuerda con exactitud por qué hombres inmortales como Babe Ruth o Joe DiMaggio, ambos de los Yanquis de Nueva York, no pudieron conquistar la Triple Corona a la ofensiva, mientras que otro inolvidable, como Lou Gehrig, se alzó con la distinción, luciendo el uniforme de los Mulos de Bronx.

Para los técnicos y expertos, hay que tener excelsas condiciones  técnicas y humanas, para sumar las cualidades que se requieren, como mínimo, para hacer suyos los tres elementos que se conjugan, para acreditarse la afamada y quizás esquiva distinción a la ofensiva: promedio al bate, impulsar carreras y despachar cuadrangulares.

Otro tanto sucede con los lanzadores, que al igual que en el bateo, se necesitan condiciones excepcionales para conseguir el objetivo, como ser un ganador de juegos, mantener a raya las carreras limpias, y finalmente, empinarse como un serpentinero con la sapiencia necesaria para engañar a los bateadores en el conteo de bolas buenas y malas.

Por lo que se puede apreciar en esta temporada de 2018, hay pocas posibilidades entre los lanzadores de que alguno de ellos, tanto de los abridores de la Liga Americana como los de la Liga Nacional, pueda alcanzar el galardón, pese a que se viene sosteniendo que este puede ser el año de los serpentineros, al contabilizarse más abanicados que batazos inatrapables; aun cuando, a la ofensiva, hay un par de peloteros que pueden soñar, léase bien, soñar, de que pueden obtener la distinción, tampoco se puede validar, por el momento, que esas intenciones o proyecciones tengan la capa necesaria de fortaleza para pensar en que se puede convertir en realidad.

En los casos de Babe Ruth y Joe DiMaggio, las estrellas de los Yanquis durante su permanencia con el uniforme, ‘’El Bambino’’ era un bateador de largo metraje, pero no era constante con el madero para conectar inatrapables; y en el del ‘’Yanqui Clipper’’, su prodigioso bate repartía a diestra y siniestra los imparables pero no tenía el poder suficiente para sacar las pelotas del parque.

En Lou Gehrig se conjugaban las dos cosas, poder con el bate y ataque constante con el madero frente a las ofertas de los serpentinero rivales. Esa fue la gran diferencia entre las formidables sempiternos peloteros de los Yanquis.

En las estadísticas

Sí, es más que cierto. Los lanzadores, hasta este 31 de julio de 2018, en las estadísticas generales, superan con el número de ponches que han propinado, frente a los imparables que han permitido ante los bateadores rivales.

En la Liga Americana, por lo menos, los bateadores tienen ventaja sobre los lanzadores, en cuanto al número de inatrapables conectados y los abanicados. En el Joven Circuito, los bateadores suman 13.794 inatrapables, frente a los 13.609 ponches que se han sumado en lo que va de la temporada.

Pero en la Liga Nacional, la cosa es diferente. En el Viejo Circuito, los bateadores tienen 13.475 indiscutibles frente a 13.718 ponches, por lo que ese desigual número de abanicados, coloca en ventaja a los lanzadores sobre los bateadores.

En total, los hombres que trabajan desde la loma de los sustos, suman 27.325 abanicados frente a 27.265 inatrapables, para una diferencia de 100 ponches más que el número de incogibles permitidos.

Ahora bien. Dicen que la diferencia en la Liga Americana sobre más imparables que ponches, se debe al uso del bateador designado. Y en eso, en medio de la gran polémica que genera el planteamiento, hay que decir que los críticos tienen la razón.

No es lo mismo lanzar un turno frente a un bateador común y corriente, como ocurre en la Liga Americana con el designado; y otro muy diferente, hacerlo frente al lanzador del equipo rival, como se cumple en la Liga Nacional.

En la baraja

Si nos pusieran a escoger en la Liga Nacional, un nombre en éstos momentos para darle opciones de conquistar la Triple Corona, que no es otra cosa que ser el mejor bateador en promedio; el máximo remolcador de carreras y el gran ‘’vuelacercas’’ del circuito, pues tendríamos que señalar a tres, todos con las mismas pretensiones y posibilidades, pero un poco lejos para convertirse en realidad.

El boricua Javier Báez, segunda base de los Cachorros, quien batea para 300, ocupando la novena casilla en esa tabla; con 82 carreras remolcadas, líder en ese departamento y octavo con sus 22 ‘’bambinazos’’, es para la baraja.

Luego aparece el venezolano Eugenio Suárez, el tercera base de los Rojos de Cincinnati, quien batea para 298, ocupando la undécima casilla; suma 81 empujadas, una menos que Báez, pero compila 24 cuadrangulares, dos más que el boricua.

Finalmente, el siempre cotizado antesalista de los Rockies de Colorado, Nolan Arenado, con sangre latina pero nacido en Estados Unidos, es el líder en batazos de circuito completo con 28 estacazos; octavo en promedio de bateo con 306, y es tercero en remolcadas, con 79 rayitas empujadas.

Escojan ustedes, amigos lectores, cuál es su preferido por la Liga Nacional para la Triple Corona a la ofensiva.

En la Americana

En cambio, en la Liga Americana, el sensacional J.D. Martínez, de los Medias Rojas de Boston, también con raíces latinas, tiene para pensar en grande, pero encontrar el codiciado trofeo no está a la vuelta de la esquina.

Con 32 ‘’bambinazos’’ conectados hasta el momento, Martínez está ocupando la primera casilla de la tabla de jonroneros, compartida con el dominicano José Ramírez, el hombre de la ‘’esquina caliente’’ de los Indios de Cleveland.

Martínez es tercero en promedio ofensivo, con 323, pero es líder indiscutible en remolcadas, con 89 carreras fletadas.

Detrás de Martínez en esas aspiraciones para la Triple Corona, está sin duda alguna el dominicano Ramírez, quien es tercero en la tabla de empujadores, con 78 rayitas, pero tiene 298 a la ofensiva, ocupando la vigésima casilla en esa tabla.

Finalmente, Mike Trout, el guardabosques de los Angelinos de California, con 312 a la ofensiva, en la sexta casilla; es tercero en cuadrangulares, con 30 batazos de circuito completo; y vigésimo primero en impulsadas, con 60 carreras remolcadas.

Los números indican con bastante claridad, que Martínez es el hombre que tiene opciones para alcanzar el trofeo.

El último ganador de la Triple Corona en la Liga Americana, fue el sensacional pelotero venezolano, Miguel Cabrera, de los Tigres de Detroit, galardón que obtuvo en el 2012, después de 45 años de no adjudicarse, pues en 1967, Carl Yastrzemski, de los Medias Rojas de Boston, había sido el último.

Y en la Liga Nacional, desde hace 81 años nadie la gana. El último fue el inolvidable Joe Medwick, de los Cardenales de San Luis, en 1937.

Entre los lanzadores

En la Liga Americana sobresale en las estadísticas para la Triple Corona, el zurdo Chris Sale, de los Medias Rojas de Boston, quien es líder en abanicados, con 207 ponches, y en efectividad, con 2.04 carreras limpias por juego. Sin embargo, en ganados y perdidos, Sale tiene una tarjeta con 11 triunfos y 4 derrotas, lejos del líder, el dominicano de los Yanquis, Luis Severino, quien suma 14 victorias y 4 derrotas.

Justin Verlander, el derecho de los Astros de Houston, está en la baraja de los lanzadores, con 2.24 en carreras limpias, segundo en la tabla; con 10 triunfos y 6 derrotas, sumando además, 190 abanicados.

Finalmente, el zurdo de los Rayas de Tampa, Blake Snell, con sus 12 victorias y 5 derrotas; 2.27 carreras limpias por juego, pero sus 134 ponches propinados, lo mantienen lejos de la opción.

En la Liga Nacional, el derecho Max Scherzer, de los Nacionales de Washington, tiene las mejores posibilidades para la Triple Corona entre los lanzadores, al sumar 14 victorias y 5 derrotas, siendo el líder; es segundo con 2.30 carreras limpias por juego; y es líder en abanicados, con 200 ponches propinados.

Zach Greinke, de los Cascabeles de Arizona, con tarjeta de 12 triunfos y 5 derrotas, tercero en ese departamento; quinto en efectividad, con 2.96 carreras limpias por juego; y sus 143 ponches propinados, para la cuarta casilla, le permiten mantener sus aspiraciones.

Y el derecho, Aaron Nola, de los Filis de Filadelfia, con sus 12 ganados y 3 perdidos; 2.35 de efectividad y sus 142 abanicados, lo tienen en la lista de los aspirantes al codiciado galardón.

El zurdo de los Dodgers de Los Ángeles, Clayton Kershaw, fue el último en ganarlo en la Liga Nacional, en el 2011; y en último en la Liga Americana, lo fue el derecho Justin Verlander, en el mismo año, pero cuando jugaba para los Tigres de Detroit.

En la recta final

En los dos meses que hacen falta de la contienda regular en las Grandes Ligas, los 60 días bautizados como la recta final de la campaña, muchas cosas buenas, regulares o malas, pueden suceder tanto para los bateadores que se muestran en los actuales momentos con legítimas aspiraciones para seguir ‘’carburando’’ en procura de mantenerse en la línea destacada a la ofensiva, como para los lanzadores que están en la contienda.

Cierto es que ya hay apuestas de que más de un lanzador podrá sumar 20 o más victorias tanto en la Liga Americana como en la Liga Nacional, si se tiene en cuenta que todos ellos, en plena salud, podrán contar con por lo menos, 10 aperturas más en la campaña. Nosotros no estamos tan seguro de que ello pueda suceder.

Y lo otro, que más de una docena de bateadores, tanto de la Nacional como de la Americana, tendrán registro por encima de los 300 de promedio con el bate, pero que pocos llegarán a los 50 ‘’bambinazos’’ a la hora de recoger los bates, y muy pocos, podrán aparecer en el listado de las 110 o más carreras impulsadas en la campaña.

Todo está por verse, pero lo cierto de todo es que ya las sorpresas se están ofreciendo en la disputa de los banderines de ambos circuitos, y mucho más, cuando llegue la hora de disputarse el ‘’juego de vida o muerte’’ con los comodines de las dos ligas, y se pase a la postemporada, para llegar a la Serie Mundial.

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