La Feria de las Vanidades (Visión de la Feria de Sevilla vista por un sevillano)

Por: Cohen Levy  

 

La feria de Sevilla conocida en el mundo entero por su ciclo taurino, suele alcanzar la cifra de un millón de personas

La feria de Sevilla conocida en el mundo entero por su ciclo taurino, suele alcanzar la cifra de un millón de personas

El pasado 13 de abril, terminó la Feria de Sevilla conocida en el mundo entero por su ciclo taurino y por ese recinto de lona donde en una semana los sevillanos y los que nos visitan suelen alcanzar la cifra de un millón de personas. La de este año ha sido bautizada por los cronistas oficiales, por los periodistas y comentaristas de los medios de comunicación nacional, como La Feria del Temporal, en clara alusión al mal tiempo que durante esa semana, del 8 al 13 de abril,  hizo acto de presencia en esta ciudad, que es especial para todo y para todos, principalmente  en Semana Santa y Feria.

Estos dos eventos tienen una semana de duración, y ambos estuvieron pasados por  agua como nunca antes. A tal punto, que se han suspendido tres corridas de toros en plena semana de farolillos, cosa impensable, y casi imposible para  los aficionados. Lo peor es que de las tres hacían parte los carteles más esperados del año.

Pero bueno, ahora les explicaré cómo es esto de nuestra feria y por qué se llama  o mejor la llamo La Feria de las Vanidades.

Aquí, en Sevilla, la feria es algo tan importante como el que a veces sea necesario pedir un crédito para quedar bien.  ¡Si! no se asusten, pero es la realidad. Imaginen una familia media con dos hijos, chica, chico de mediana edad. Eso supone una corte de amigos que rondaran los seis u ocho comensales y “beben sales” -perdónenme el palabrón-,  en la caseta, pero así es  como solemos llamar aquí a los que se agregan a los factos y eventos que en definitiva representan gastos.

Ser  amables en la feria, una costumbre que cuesta

Los foráneos, suelen llegar a las once de la mañana para asistir, principalmente, al paseo de caballos y carruajes, y son facilmente identificados.

Los foráneos, suelen llegar a las once de la mañana para asistir, principalmente, al paseo de caballos y carruajes, y son facilmente identificados.

Una familia sevillana suele ir mínimo cuatro días a la feria, y al decir día me refiero a ir desde el inicio de la tarde hasta altas horas de la noche.  Eso supone comer y cenar en la caseta, con la cantidad de amigos y conocidos que suelen hacer parte de la consabida visita. Todo porque a ellos hay que recibirlos y agasajarlos con lo mejor del momento.  Además como es natural nunca vienen solos, pues siempre lo hacen acompañados de amigos que casualmente se encontraban en la cualquier esquina, y para unirse al grupo simplemente dicen: “venga te acompaño a ver a tu amigo en su caseta”.  Con esto se pueden hacer una idea de cómo suben las bocas y la cuenta al terminar el día.

Pero bueno, para eso están los créditos al consumo, es decir, esos que se gestionan en cinco minutos y te dejan empeñados para todo el año.  Por lo demás,  en nuestra feria hay varios tipos de fauna que suele darse cita en esta época del año. Esta fauna se divide en dos: la autóctona y la foránea, que a su vez se dividen en varios subtipos. Por un lado están los señoritos que  disponen de dos casetas, la de la familia y la de la asociación a la que pertenece cada uno. Normalmente son todos del Club de  Labradores, y no  he entendido jamás como unos señores que toda su vida han vivido de rentas, a expensas de grandes extensiones de tierra y un coto de caza, estén metidos como labradores. Seguramente lo hace para poder solicitar las subvenciones que otorga Bruselas. Pero bueno, el hecho es que estos  invitan a conocidos de otras regiones de España que vienen a convertirse en los foráneos.

Estos foráneos suelen llegar a las 11 de la mañana para asistir, principalmente, al paseo de caballos y carruajes, y son fácilmente identificables, porque les ha dado, últimamente, por adornar su pechera con un catavino de plata para poder beber en todos los sitios donde se estacionen.

Las mujeres con traje de faralaes contribuyen con el toque femenino en las tradicionales ferias de Sevillas.

Las mujeres con traje de faralaes contribuyen con el toque femenino en las tradicionales ferias de Sevillas.

Por el otro lado, asiste una clase media que durante todo el año está preparando cosas,  para en esa semana, poder  equipararse y sentirse igual a los Señoritos,  aunque con las debidas diferencias,  es decir, la cigala en la caseta de los Señoritos es remplazada por el langostino. En la caseta de la clase media, el metro cuadrado está más ocupado, o mejor más apretujado, por obvias razones.

También hay una clase media foránea  que acompaña a la autóctona, y estos extranjeros son de los piensan que en Sevilla los hombres, todo el año, estamos vestidos de corto y las mujeres con el traje de faralaes que es su verdadero nombre, aunque nos guste más decir que se visten de flamencas o de gitanas.

A estos foráneos podemos llamarles también aves feriantus debido a que todos llegan a Sevilla en Ave, el tren de alta velocidad que une a Sevilla con la Capital de España  en dos horas y media. Entre otras cosas, con este Ave, hemos conseguido, a base de mucho esfuerzo, liberar a Madrid de su aislamiento.

Nada mejor que las visitas cortas y esporádicas

Lo mejor de todo es que en los días de feria le produce risa  a los  sevillanos ver a esas hordas  de aves feriantus bajarse del tren con la sevillana puesta preguntando donde se pueden tomar unos finos y comerse unos pescaditos fritos, como si la feria empezara por ahí. Pero al final esto resulta aterrador para los autóctonos, porque a los sevillanos no nos gustan esas invasiones de ordaz que quieren adueñarse de nuestras tradiciones y cultura, y sobre todo, del patrimonio de nuestros sufridos bolsillos. Lo que va con nuestra idiosincrasia es invitar a todo el mundo, pero en visitas cortas y esporádicas, no  permanentes durante una semana a comer y beber al cual más.

En un tercer grupo, esta la clase trabajadora que no es otra que la que anda todo el año haciendo números  para  sobrevivir hasta el fin del mes. Para ellos, la feria es el momento en que adquieren el más alto nivel. Esas son las personas que dan el verdadero sabor y color a la feria. Son los que realmente llaman la atención  en todos los países  en los que se habla de Sevilla. Ellos son los que pueblan las casetas de empresas y asociaciones culturales, hermandades y peñas deportivas. Son los que bailan, cantan, comen, beben y hacen que sus hijos  disfruten esa semana al máximo. Para ellos, “mañana es el día en que veremos cómo salimos de los gastos”. Ese grupo tan especial, es el que llena durante 20 horas al día esta ciudad efímera de lonas, hierros, luches, albero y adoquines, donde la alegría es la señora.

Ese pueblo llano es el que hace que esta fiesta sea única e inimitable, por más que otras ciudades importantes como Barcelona y Madrid por su alta congregación de andaluces emigrantes quieran hacer su propia fiesta sevillana. Lo mejor es que cada año disfrutemos de la auténtica con esa maravilla de colores  y alegría que cada  año vienen a iluminar nuestra tierra como una especie de conmemoración y fiesta pagana,

donde todo el que asista será bienvenido y bien  recibido, siempre que lo haga desde el respeto que merecen nuestras costumbres y tradiciones.

Y si en algún momento usted vienen cumpliendo estas premisas, no vaya a caer en el error de los esnobista y adictos a los noticieros sensacionalistas, pues cuanto más natural sea su comportamiento en la feria, mas fácil es que pueda tener una dirección de una caseta real y física dentro de la zona de feria; porque puede ocurrir que al preguntar por un sitio, los confundan con los anteriores, es decir con los esnobistas, y les den como dirección la calle Jesulin de Ubrique 68,y esa calle nunca existirá, pues Ubrique no es de Sevilla, y solamente los toreros de allí reciben este honor de tener su propia calle durante el evento. Además tampoco puede ser por que Ubrique está vivo y nunca lo dejaremos torear en Sevilla.

De manera que si te dan esta dirección, caerás en la trampa de perderte y nunca llegarás. Todo por querer pertenecer a la Feria de las Vanidades y no a la auténticaFeria de Sevilla.

Solo me queda decirles que la feria de mi ciudad es única en el mundo y para el mundo.

 

 

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