Juan Cañellas y Barceló.

Un Misionero que se especializó en redimir a miles de colombianos .

Por: Gustavo Castro Caycedo.

A veces personas no nacidas en Colombia quieren más a nuestra gente y a nuestra tierra que nosotros mismos. Hecho que debería ser exaltado por sobre tantas cosas fatuas y ligeras que ocupan páginas enteras de revistas y diarios, y horas de los medios radioelectrónicos.

Un buen ejemplo de esos extranjeros – colombianos es el misionero franciscano, Fray Juan Cañellas y Barceló, cuyas acciones caritativas son más eficaces cada día, más extendidas cada año en Colombia, y más importantes cada vez, desde cuando sentía que debía salirse de las estructuras establecidas, para llevar la educación y mejorar la calidad de vida a mucha más gente en el Nuevo Mundo. Y con esa obsesión creció su red de centros de amor al prójimo en varios pueblos y ciudades de Colombia.

Consistente en sus ideas sociales, el Padre Juan no se ha apartado de sus sueños de misionero real, que actúa a nombre de Cristo, y que vive echando su suerte con los más pobres, allí donde falta el agua potable, las respuestas de salud, la educación integral de calidad para los supermarginados e ignorantes, y una formación como personas para el bien, para niños y jóvenes, donde se esconden en la tragedia humana valiosos semilleros de hombres nuevos.

El es un buen Padre que incita a los jóvenes a superarse a sí mismos y a colocarse al servicio de los demás. Es el Director General del Servei Solidari i Missioner dels Caputxins (Servicio Solidario Misionero de los Capuchinos de Cataluña y Baleares -SSIM), es un ángel de carne y hueso que merece ser conocido pues, aunque no nació aquí, se especializó en amar a Colombia y a su gente. Su tarea no ha sido fácil pero sí exitoso su inmenso proyecto, por su imaginación, su tesón y el esfuerzo de su obra, han conseguido un constante milagro que le abre las puertas a la esperanza a muchos miles de colombianos.

Durante 17 años el SSIM ha beneficiado a más de 40.000 colombianos aquí, y en España. Allí, su obra ha protegido a miles de inmigrantes llegados a Barcelona, dándoles ropa, alimentos, asistencia psicológica, jurídica, y médica, clases de catalán, ayuda para conseguir empleo y asesoría espiritual. Por eso el Padre Cañellas fue condecorado el 17 de Agosto de 2005 por el Presidente Uribe con la Orden de San Carlos y, luego, en Julio pasado, por el Congreso de Colombia con la Orden de la Democracia.

Da todo para ayudarnos

El Padre Juan llegó aquí con el SSIM a redimir comunidades desfavorecidas. Por referencias de sus protegidos en España, vino, convivió con los problemas de los más pobres en Bogotá, San Andrés y Providencia, Leticia, Puerto Nariño, Valledupar, Buga y Cali, y decidió dar todo su esfuerzo para ayudarnos.

En San Andrés captó la pobreza y las pocas oportunidades de trabajo, estudio y salud, de gran parte de la población, y por eso montó la sede del SSIM. Apoyado por unos voluntarios de la Isla, brinda alimento a más de 120 familias, cada mes, cursos de modistería a 162 mujeres cabeza de hogar sin empleo; visitas domiciliarias con alimentos y medicinas (semanalmente) a personas mayores en situación precaria; desarrolla campañas de prevención sobre el SIDA, entrega ropa, da servicio de biblioteca y becas universitarias a más de 200 isleños que por sus carencias nunca hubieran podido ir a la universidad. Por ello en la isla le dieron la medalla al Mérito Cívico Francisco Newball, entre otras cosas, en reconocimiento a su preocupación por la atención económica y espiritual de los jóvenes universitarios sanandresanos, que son sus hermanos.

El SSIM, gran obra capuchina catalana

Para complementar la ayuda, el SSIM, la vocación de verdadero misionero del Padre Cañellas fue más allá, adquirió dos casas en Bogotá para residencia de los estudiantes y las llamó, Mare de Déu de Pompeia, en las que habitan y conviven en armonía más de 60 jóvenes.

Este programa reconocido por la comunidad universitaria tiene ya más de 90 egresados y ha generado convenios con universidades como la Sergio Arboleda, que lo apoya decididamente.

Consolidando al SSIM en Colombia, el Padre Cañellas estableció otra obra en Alcalá(Valle) construyendo el Centro Nutricional Padre Pío, que alberga a 500 niños pobres. Tiene un área de 1.300 metros cuadrados y es centro integral de ayuda a los menores. Allí estos reciben tres comidas al día, clases, consulta médica y pediátrica, ayuda psicológica y espiritual. El Misionero Capuchino está formando jóvenes valiosos para nuestra sociedad, con un gran movimiento de educación que rescata de la ignorancia, para permitirle a los niños, los jóvenes y las familias, soñar con una sociedad más justa, mas equitativa y más humana.

La Alcaldía y el Concejo de Alcalá, condecoraron al Padre Juan Cañellas por su obra social, un centro para niños discapacitados; otro para niños invidentes, en Cartago; uno más para niños pobres y abandonados, en Tunja; y otros dos en el Eje Cafetero y enBogotá, para apoyar a los niños y jóvenes, con centros de prevención de violencia, drogadicción y otras problemáticas propias de los menores y de los jóvenes. Hoy, la ayuda del SSIM es solicitada en muchos rincones de Colombia.

El Padre Juan Cañellas, con su corazón inmenso y bondadoso siempre da más, porque ama a Colombia. A él lo quieren en Guinea, Cuba, Filipinas, Costa de Marfil, Perú, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua, Guatemala, donde está presente el SSIM, por su defensa de los derechos de los más pobres, pero sin duda, al país al que más ha ayudado y donde más lo quieren, es Colombia.

Apoyo a Colombianos en Barcelona

Pero la ayuda de el Padre Juan y sus misioneros capuchinos a colombianos que viven en la precariedad, no solo la dan en Colombia: todas las semanas los voluntarios del SSIM de Barcelona reparten bolsas con alimentos a centenares de familias inmigrantes, entre ellas decenas conformadas por colombianos, que esperan frente a la puertas de los Franciscanos Capuchinos alimentos para saciar el hambre.

Allí los integrantes de la orden dirigida por el Padre Juan, preparan bolsas de comida con pasta, aceite, huevos, galletas, leche en polvo, natilla, jugos, etc. Alimentos básicos que contribuyen a la alimentación de los necesitados que han hecho turno para que la bondad misionera.

La mayor parte de los beneficiarios son inmigrantes, en su mayoría latinoamericanos, que precisan de esa ayuda, mientras buscan algún empleo para poder vivir.

Pero los nombrados, no son los últimos proyectos del Padre Juan. El continúa visitando a Colombia y recorriendo su geografía creando y extendiendo su red de amor por los demás, por las comunidades colombianas y del mundo que lo necesitan, sin descanso, entregando su vida y sus energías, pero con la satisfacción de saber que hay un país y una sociedad en la esquina superior de Suramérica que reconocen y agradecen su entrega plena y de bondad a sus grandes necesidades.

Tal es una pequeña parte de la historia del Misionero Franciscano (extranjero-colombiano) Juan Cañellas y Barceló, una especie de Angel Barbado que Dios colocó de pronto en nuestra tierra para que redimiera a miles de colombianos

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