¡Invasión cubana a USA por el béisbol!

Por: Antonio Andraus

La presencia de los peloteros de la isla se viene desarrollando a paso de invasión, en casi todas las novenas de las Grandes Ligas, en los últimos cinco años.-

Derek Jeter

Derek Jeter

Mientras Derek Jeter, el capitán y torpedero de los Yanquis de Nueva York, se adueña de la sexta posición en la tabla de todos los tiempos, con indiscutibles conectados en el béisbol de las mayores, con más de 3.432 imparables, y se conocen a los finalistas de cada liga para la temporada, aprovechamos para decir que lenta pero a paso seguro, se está presentando una invasión cubana a los Estados Unidos, a través de béisbol.

Nadie puede negarle a Cuba su fortaleza en el béisbol, y por supuesto, en algunos otros deportes, como el atletismo, el boxeo y el baloncesto. Pero en el juego de la pelota, por muchos años, ha sido considerada una cantera inagotable en la disciplina, porque pareciera que los niños nacen con un bate, una manilla y una bola de béisbol, debajo del brazo.

No es cosa de ayer. Los peloteros cubanos tienen una facilidad absoluta para desarrollarse en el Rey de los Deportes, y en la medida en que llenaban espacios en el béisbol de las Grandes Ligas, más de una figura de relieve, puso en alto el nombre de ese pequeño país, hasta convertirse en figuras varios de sus hijos.

Tony Oliva fue uno de ellos, quizás el más recordado para los aficionados del último medio siglo, cuyas andanzas por los estadios de béisbol de la Gran Carpa, dejó una indiscutible huella de grandeza, de calidad y de buen béisbol, que nadie puede entrar a controvertir. Y todavía, a los 76 años de edad, es instructor especial para las divisiones menores de los Mellizos de Minnesota, con cuya divisa jugó durante 15 años en las mayores, capturando tres títulos de bateo en la Liga Americana, incluyendo aquella fantástica temporada de 1964, cuando despachó 217 inatrapables, capturando además el título de Novato del Año en el circuito.

Eso, para apenas citar a uno de los más grandes exponentes de la pelota isleña en las mayores, cuando Cuba exportaba peloteros, técnicos, árbitros y dirigentes, a muchas partes de la Cuenca del Caribe.

Las cosas cambiaron por problemas de orden político, y desde 1960 en adelante, Cuba se aisló de la pelota profesional en toda la región, y por supuesto, del béisbol de las Grandes Ligas.

Los desertores

Muchos jugadores cubanos de béisbol fueron abandonando su país al acudir a la fórmula de la deserción, aprovechando sus delegaciones deportivas y pidiendo asilo en países a donde llegaban los atletas para competir en eventos internacionales, y lentamente fueron apareciendo desde finales de los años 90.Pero desde el 2010 en adelante, la proporción de peloteros que por todos los medios a su alcance, salen de la isla y buscan las maneras de jugar su deporte preferido, el número de peloteros ha crecido de manera exponencial, hasta el punto que en las Grandes Ligas casi hay dos docenas de jugadores en las diferentes novenas que compiten en el mejor béisbol del mundo.

No parece que eso fuese cierto, pero es la pura verdad. Si se sumaran los que han nacido en territorio norteamericano pero que tienen origen cubano, se puede decir, que la cifra podría llegar a más de 40 peloteros en competencia dentro de la gran carpa.

Los peloteros cubanos de por sí se divierten con el juego, pero adicionalmente, tienen muy buenos fundamentos, pues en ellos es innato verlos con los bates, las manillas y las pelotas, desde sus primeros años de vida, porque en las calles de sus barrios, en los parques, en sus casas, de lo que más se habla es de béisbol. Y cuando llegan a las escuelas, las primeras armas deportivas que utilizan, fuera del atletismo, son las del béisbol.

Veterana camada

Raúl Ibáñez es uno de esos jugadores que, habiendo nacido en Nueva York pero hijos de padres cubanos, se mantiene en las Grandes Ligas a pesar de sus 42 años de edad que acaba de cumplir, pues sigue vigente usando el uniforme de los Reales de Kansas City.

Raúl Ibáñez

Raúl Ibáñez

Pero otros que se han ido como Rafael Palmeiro, el habanero que durante dos décadas fue temible con su  bate, hicieron parte de esa camada que llegó a las mayores cuando, como podían, llegaban a suelos estadounidenses para seguir practicando el béisbol.

Ocurrió casi lo mismo pero siendo jugadores más hechos con el perfil de la pelota cubana, hombres como Liván Hernández, Orlando ‘’Duque’’ Hernández y José ‘’Titán’’ Contreras, para apenas citar a tres de los que aparecieron en el firmamento a finales de los años 90, que vinieron a prestar sus servicios al Béisbol Organizado.

Estos tres últimos peloteros, brillaron con luz propia en las respectivas novenas en donde han jugado, todos evidenciando una calidad de primera línea y unos deseos de hacer las cosas cada vez mejor, jugando en la Gran Carpa.

Sin embargo, en el pulso internacional, Cuba ha venido perdiendo escalones en las competencias orbitales, y su aislamiento competitivo con más frecuencia frente a rivales de exigencia, al tiempo que sus jugadores, por circunstancias que no tenemos nosotros que analizar, se han inventado de cuánto se les ocurre para abandonar su tierra, saliendo en busca de mejores horizontes en la práctica del béisbol y, desde luego, en sus ingresos económicos.

Figuras indiscutibles

En esa nueva sangre beisbolera cubana que ha llegado a las Grandes Ligas, hay más de uno que se ha convertido en figuras indiscutibles tanto en sus novenas, como para el propio béisbol y la afición de sus equipos.

Dentro de ese grupo, está el casi juvenil lanzador derecho de los Marlins de Miami, José Fernández, ganador sin discusión alguna del título Novato del Año en la Liga Nacional en la campaña de 2013, exhibiendo esa calidad que no se da todos los días. Por cierto, Fernández está ausente de la campaña de este año, tras sufrir desgarramiento en los tendones del codo de su brazo derecho, por lo que fue intervenido quirúrgicamente, una cirugía conocida en el mundo beisbolero como ‘’Tommy John’’, debido a que fue a ese lanzador al primero que se le efectuó una operación de esa naturaleza.

Pero hay muchos más. Todos jugando en la Gran Carpa, aprendiendo cada día más sobre los nuevos secretos de la ´´pelota caliente’’, y de sentirse realmente importantes para la novena que prestan sus servicios.

Este año, en los Medias Blancas de Chicago, desde cuando lo vimos enfundado en su uniforme durante el período de entrenamientos, detectamos que José Abreu, el primera base cubano al servicio de esa organización, tenía la capacidad de juego necesario para quedarse en las mayores sin hacer el curso por las divisiones menores, y que su bateo iba a despertar mucho entusiasmo, hasta el punto que disputa los honores del ‘’vuelacercas’’ número uno de la campaña. Ahora mismo es un fuerte candidato para llevarse la corona de Novato del Año en la Liga Americana, tanto por el rendimiento que le ha dado a su club, como por la proyección que tiene dentro del Béisbol Organizado.

Ni qué decir de Yoenis Céspedes, el guardabosques hasta hace muy poco de los Atléticos de Oakland, quien ahora luce el uniforme de los Medias Rojas de Boston, tan respetable a la defensiva como a la ofensiva, y uno de los que mejor salario percibe entre los cubanos contratados recientemente, al llegar a la suma de US$10.500.000, peleando esa casilla de mejor salario con su compatriota Kendrys Morales, quien firmó ya comenzada la temporada con los Mellizos de Minnesota, por cuya actuación podría redondear con incentivos y todo, una suma cercana a los US$11.000.000, pero que concluye la campaña defendiendo a los Marineros de Seattle.

Céspedes fue el año pasado el ganador del Derby de Cuadrangulares, el evento que se hace un día antes del Juego de las Estrellas, al ser llamado por el entonces capitán de la Liga Americana en materia de ‘’bambinazos’’, Robinson Cano, cuando nadie se acordaba de él. Pero este año, Yoenis hizo parte del grupo selecto de jugadores del Juego de las Estrellas por la Liga Americana, repitiendo como triunfador en el festival, algo que no ocurría desde cuando lo alcanzó de manera consecutiva Ken Griffey Jr., jugando por los Marineros de Seattle en la Liga Americana, en los años 1998 y 1999. Griffey es el máximo triunfador en esta competencia, pues antes, en 1994, había capturado esa misma corona, para sumar tres títulos, el único pelotero en tener esa distinción, hasta ahora.

De primera mano

Alexis Ramírez

Alexis Ramírez

Detallando las nóminas de los equipos, de primera mano podemos citar a peloteros de la clase de Alexis Ramírez, el torpedero de los Medias Blancas de Chicago; al taponero mayor y ‘’lanzafuegos’’ de los Rojos de Cincinnati, Aroldis Chapman, cuya recta supera las 100 millas por hora; al jardinero Yasiel Puig, de los Dodgers de Los Ángeles, de gran poder al bate, agresivo jugador en el campo de juego, cuyo temperamento con el paso de los días, seguramente tendrá que ir moldeando; Yuniel Escobar, el paracortos de los Rayas de Tampa, con experiencia de varios años; Dayán Viciedo, el jardineros de los Medias Blancas de Chicago, todos ellos, titulares en sus equipos.

Pero a esa lista hay que agregarle nombres como los de Francisley Bueno, de los Reales de Kansas City; Roenis Elías, de los Marineros de Seattle; Yosián Herrera, de los Angelinos de California; Raúl Valdés, de los Astros de Houston; Yonder Alonso, de los Padres de San Diego; Erisbel Arruebarena, de los Dodgers; Yasmani Grandal, de los Padres; Adeiny Hechavarría, de los Marlins; Bryan Peña, de los Rojos y Adrián Nieto, de los Medias Blancas, entre otros.

No se llamen a engaño. La presencia en las Grandes Ligas de los peloteros cubanos irá creciendo en la medida en que abandonen a la isla y lleguen, de cualquier manera, a firmar con las organizaciones de las mayores. Y en menos de cinco años, podría constituirse Cuba en otra indiscutible cantera de la pelota organizada.

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