Hay que amarrar a Petro

Por: Gabriel Ortiz

Enrique Peñalosa y  Gustavo Petro

Enrique Peñalosa y Gustavo Petro

Bogotá sigue en angustioso peligro. Aún le quedan 35 días a Petro, y este funcionario dispone de bolígrafo, resoluciones y decretos previamente numerados y fechados, para continuar desenfrenadamente haciendo de las suyas, antes de que llegue Peñalosa. La Bogotá “in-humana”, continúa su engaño… Es lógico, este mandato va hasta el 31 de diciembre –o 1 de enero, ojalá antes del medio día- y cuando no existe hidalguía, elegancia y mesura, el saliente se extralimita.

Para muestra varios botones: los exagerados nombramientos antes de las elecciones y las alcaldadas sobre el tránsito de los últimos días. Como no tapó huecos, a pesar de los dudosos contratos con las máquinas “tapa huecos”, ni construyó vías, procedió a pintar unas calzadas, para que por allí transiten los buses, al tiempo que angostó las calles de los carros, públicos o privados.

La pintura no es la solución. Los verdaderos planificadores, estudian y construyen para solucionar los problemas actuales y futuros de las urbes. Es de asumir que las ciudades en desarrollo crezcan, algunas con mayor dinamismo que otras, y es, precisamente lo que deben asumir los mandatarios.

Uno de los frentes que se deben atender en ciudades como Bogotá, son precisamente los viales, porque en la medida en que la pobreza cede, la gente compra vehículos, que al tiempo que les solucionan sus necesidades de movilidad, les elevan el estatus. Las metrópolis hacen al mismo tiempo un gran negocio, porque reciben nuevos impuestos para sus proyecciones.

Petro quiere pantalla durante sus últimos días y se inventa peajes para llegar a ciertas zonas, impuestos a los parqueaderos para refinanciar el SITP, y tantas torpezas más, pero le deja el gasto al sucesor. El peligroso bolígrafo de Petro seguirá arrebatado  durante estos 35 días. Es un error dejar tanto tiempo entre la elección y la posesión del designado, especialmente cuando existen Petros al acecho.

A Petro hay que ponerle vigilancia especial, amarrarle las manos, esconderle los esqueletos de resoluciones y decretos, o va a ser mucho más difícil recomponer esta Capital, porque será poco o nada lo que le deje a Peñalosa.

BLANCO: La casa de Osiris en El Salado. Es la casa 100.000 que ofrecieron Santos y Vargas Lleras. 4 billones de peso y 5 millones de metros cuadrados. Se cumplió el programa.

NEGRO: Las mafias quieren cerrar el paso al General Martínez. No hay derecho.

gabrielortiz10@hotmail.com   

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