Hablemos de Peñalosa a calzón quita’o

penalosa

No hay que pensarlo dos veces. Ni los bogotanos podemos dudar más, después  de tantos años de calvario con nuestra ciudad. Hemos pagado muy caro nuestras equivocaciones al elegir alcaldes incapaces. Bogotá, bajo el gobierno de Enrique Peñalosa se convirtió en una ciudad futurista, admirada por todo el mundo,  y Peñalosa, gracias a su eficiente administración, en un verdadero gurú para crear ciudades  modernas y verdaderamente humanas.

Hoy, las grandes capitales del mundo lo contratan para que dicte conferencias sobre urbanismos, desarrollo de ciudades para el futuro y manejo de las mismas en favor de la gente. Su agenda vive llena. Esas mismas ciudades, seguramente, quisieran tenerlo como alcalde. ¡Pero Hablemos a calzón quitado!, mientras otros aprenden de él, los bogotanos despreciamos la oportunidad de que nos gobierne.  Pensando en el gran cambio que nunca va allegar, votamos y elegimos candidatos charlatanes, prosopopeyicos, con programas bonitos en el papel pero incumplibles en la práctica, por dos razones: la primera, porque son programas gaseoso, armados por sus asesores de imagen con frases y palabras precisas para que gusten y seduzcan al elector. En este punto, el candidato solamente tiene que recitarlos de memoria con aparente seguridad.

La segunda, por la incapacidad de los candidatos para ejecutar cualquier acción en favor de una ciudad que desconocen por completo, -pues no pasan de ser ciudadanos con algún reconocimiento-, seducidos por la gran oportunidad de la Alcaldía, pero conscientes, ellos mismos, de que no tiene capacidad para ejercer un gobierno eficiente.

penalosaPara gobernar una capital de 8 millones de ciudadanos, no solo se necesita hablar bonito en televisión, en la radio y en prensa escrita; hay que tener conocimiento de ella, haberla estudiado durante años, descifrar la idiosincrasia de sus habitantes, conocer los errores y los aciertos cometidos por administraciones anteriores, y sobre todo, saber cuál es  la prioridad en sus necesidades; y Peñalosa, conoce muy bien  todo esto, porque en lugar de dedicarse a la politiquería se ha dedicado a estudiar los problemas de nuestra Bogotá, a compararla con las mejores para convertirla en la mejor de todas. Sus propuestas no son acomodadas, ni elaboradas por sus asesores. Son reales porque Peñalosa conoce a Bogotá como nadie porque es su ciudad,  la quiere  y le duele, como nos duele a 8 millones de colombianos, verla postrada por las malas administraciones. En solamente tres años de alcaldía, cuando la administró, la dejó en un punto muy en alto como ciudad modelo, y los bogotanos nos sentíamos orgullosos de que muchos urbanistas de talla mundial, gobernantes,  y otros más como simples turistas, vinieran  a conocer los logros alcanzados y a tomarla  como ejemplo.

Peñalosa no necesita de la Alcaldía. La Alcaldía necesita de Peñalosa. Los bogotanos necesitamos rescatar nuestra dignidad como ciudadanos y la ciudad el sitio donde merece estar. Solamente la experiencia nos puede ayudar y Peñalosa la tiene. Con cinco aclamado ha pasado todos los exámenes para ser nuevamente alcalde…No podemos dejarlo como candidato, necesitamos elegirlo nuevamente para que tengamos una ciudad más verde, más amable, más vivible y verdaderamente humana.

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4 comentarios

  1. Pues no veo buenos argumentos para votar X el, aun

  2. Peñalosa pudo intentar hacer el metro pero prefirió por cobardía como muchos lo hacen por evitar enfrentarse al sistema de maquinarias. Pudo pero no lo hizo, para beneficiar el negocio de la gasolina. Su sistema no es mas q la aplicación de politicas neoliberales, que solamente favorecen al sector privado dandole mas poder, cuando el poder es del pueblo, tercerizar es su clave. Como Petro no hay, y le faltan kilometros para llegar a sus pies aunque sea.

  3. Andrés De La ESpriella

    Siempre me ha quedado la duda… y realmente esbozo ésta pregunta cuando encuentro promesas de futuros impredecibles: «y que pasa si no se cumple»?. Es decir, si lo que todos los Bogotanos creemos a ciencia cierta lo que ofrece un candidato, que sucede si no cumple sus promesas de «ríos de leche y miel»? como responderán los políticos, cualquiera que el sea, por su incumplimiento?

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