Frivolidad y fundamentalismo islámico

Por: Juan Restrepo

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Estaba oyendo la radio poco antes de las 7:00 A.M., cuando el director de una conocida emisora colombiana dio paso a su corresponsal en París. La periodista contó que unos encapuchados habían entrado hacía unos minutos a las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo y habían disparado indiscriminadamente matando “por los menos a diez personas” e hiriendo de gravedad a otras cinco.

El director del programa “informativo” en cuestión, sin averiguar algo más sobre lo que acabábamos de oír, siguió adelante con el programa como si tal cosa, como quien oye llover. Pasó a tratar el caso del pasajero de un tren en Londres que se encontró sin papel higiénico en el baño y buscó la solución a través de Twitter, y luego informó sobre el éxito de una canción de protesta contra el gobierno de Maduro que ha tenido no sé cuántos millones de visitas en YouTube.

No podía creer lo que estaba oyendo. La noticia contada de aquella forma tan liviana me pareció horrorosa y no había que ser un experto analista político para deducir que aquello era obra del fanatismo islámico, satirizado en diversas ocasiones por el semanario francés que ya había sido víctima de estos bárbaros en varias ocasiones.

Pasé inmediatamente a buscar detalles de aquel grave asunto en otros medios con una mezcla de horror por lo que acaba de oír, indignación por la frivolidad con la que se mira la muerte de seres humanos en Colombia –incluso por quienes deberían dar ejemplo de sensibilidad– y sentimiento de solidaridad con los colegas franceses que acaban se vivir en carne propia el resultado de la intolerancia fundamentalista.

periodistaEn los últimos meses, la decapitación de periodistas norteamericanos, europeos o de países árabes, secuestrados y asesinados a manos de terroristas del Estado Islámico fueron como el siniestro aperitivo de lo que vendría luego. Ya lo estamos viendo.

Vivimos tiempos oscuros para la libertad de expresión. No es casualidad que esto ocurra cuando aún no se apaga el escándalo del boicot a la película The Interview y cuando, para hablar de nuestro patio más cercano, personajes como Nicolás Maduro, Rafael Correa y Cristina Fernández tienen en su mira a la prensa crítica con su gestión.

 

Por eso resulta más sangrante toparse con actitudes de frivolidad como la anotada más arriba, aunque bien es verdad que esa insolidaridad de un medio en Colombia con otro que ha sido atacado en Francia tiene más que ver con la insensibilidad que produce entre nosotros la constante presencia de la muerte. Supongo que pasados unos minutos y cuando toda la prensa mundial hablaba del asunto, la emisora colombiana rectificó y se ocupó del caso. Pero no deja de ser sintomática su actitud.

 

Por lo demás, la barbarie del fundamentalismo islámico contra un semanario satírico parisino crítico de sus desmanes e intolerancia, se convierte en una llamada de atención a Occidente. Nos espera una escalada de violencia no prevista por quienes tan alegremente apoyaron la invasión de Irak en su momento, se regocijaron ante las diversas “primaveras árabes” y creyeron que los conceptos de libertad y democracia eran exportables a las satrapías de Oriente Medio como unos productos más del mundo globalizado en que vivimos.

 

¿Pero qué ha sucedido en el mundo musulmán, que acogió con los brazos abiertos en el Imperio Otomano a los judíos sobrevivientes de las crueles matanzas de 1391 y los expulsados de España en 1492  para que ahora se haya transformado en amenaza?

 

Sultán  Mahmud II

Sultán Mahmud II

Tan tarde como en 1835 el Sultán  Mahmud II  declaraba desde Estambul: “deseamos que los musulmanes sean considerados como tales sólo en las mezquitas, que los cristianos sean cristianos sólo en las iglesias, y que los judíos, sean judíos sólo en las sinagogas. Quiero que afuera de estos lugares, donde todos dan importancia a la divinidad, gocen de los mismos derechos públicos y de mi protección paternal”.

 

Este mundo de tolerancia hoy parece un sueño y quizá estamos pagando no solo la culpa de torpezas recientes como la invasión de Irak. Cabría preguntarse qué más ha hecho mal Occidente para crear estos monstruos. Si sirve de pista es bueno recordar que los autores de esta última matanza, los hermanos Chérif y Said Kouachi, son franceses de origen argelino. Sus padres proceden de un territorio cuya descolonización por parte de Francia fue el producto de una sangrienta guerra de liberación.

 

Nos han declarado la guerra santa y aún no nos enteramos. Aunque hoy ya sirva de poco, un repaso a la Historia podría dar alguna respuesta a nuestro desconcierto. Lo dijo un ilustrado del siglo XVIII, Dietrich von Holbach: “Cuando los hombres creen no temer más que a su Dios, no se detienen en general ante nada”, y los fundamentalistas islámicos son precisamente de este tipo de hombres.

 

Sobre Juan Restrepo

Periodista. Incorporado al plantel de Televisión Española durante 35 años, fue corresponsal de TVE en Extremo Oriente, Roma; México, desde donde cubrió Centro América y el Caribe; y Bogotá, para la Zona Andina

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