En la Comuna 13 de Medellín están las escaleras de la transformación social

Comuna 13 de Medellín: Al menos cuatro mil personas –de las doce mil que viven en el barrio Independencias —se mueven cada día por estas escaleras con 12 tramos con una longitud de 384 metros que reemplazaron 350 escalones, equivalente a 24 pisos de altura. (Fotos: archivo particular).

Comuna 13 de Medellín: Al menos cuatro mil personas –de las doce mil que viven en el barrio Independencias —se mueven cada día por estas escaleras con 12 tramos con una longitud de 384 metros que reemplazaron 350 escalones, equivalente a 24 pisos de altura. (Fotos: archivo particular).

Cada mes unos 36.000 turistas llegan a la Comuna 13 de Medellín con un propósito: conocer las escaleras eléctricas.

En algún momento se pensó en que sería imposible construirlas por las dificultades del día a día, pero sobre todo por la violencia. Los directivos de la empresa que operaría el sistema comprendieron que la única solución sería hablar con la comunidad, persona a persona. Pensaron que de pronto los rechazarían o que se agravaría la situación, pero su sorpresa mayúscula llegó cuando los habitantes aceptaron con rapidez la propuesta y con gratitud. No sólo los escuchaban atentos para aprender sobre el sistema, sino que les daban tinto y arepa.

Hoy, para los visitantes, llegar a la zona es tener la posibilidad de disfrutar de las paletas de mango biche con limón y sal donde doña Consuelo; conocer los restaurantes, hostales, sitios de voluntariado para turistas, librerías, ferias de venta de productos locales, tiendas de souvenirs, grupos de danza y música que llenan de arte el recorrido junto con los grafitis ya también mundialmente conocidos.

La sombra de los malos días ya es sólo eso: una sombra.  La trasformación lograda, en estos 9 años de operación, por este ícono de ciudad le ha valido innumerables premios de innovación social a Medellín, el reconocimiento internacional y un aumento significativo del turismo nacional e internacional.

Perseverancia y amistad

La tarea cotidiana que Ascensores Schindler Colombia realiza silenciosamente, desde el año 2011 cuando inició el funcionamiento de las escaleras, gracias a un contrato de mantenimiento con Terminales Medellín, es de perseverancia.

Al menos cuatro mil personas –de las doce mil que viven en el barrio Independencias —se mueven cada día por estas escaleras con 12 tramos con una longitud de 384 metros que reemplazaron 350 escalones, equivalente a 24 pisos de altura.

Dos operarios realizan la rutina de mantenimiento establecida por el Grupo Schindler para este tipo de equipos ubicados a la intemperie, que necesitan mayores cuidados y mejores protecciones para asegurar su buen funcionamiento y brindando así recorridos 100% seguros.

“Mantener las escaleras impecables no es una tarea sencilla, esto requiere de personal capacitado en las más recientes tecnologías y conozca cada uno de los componentes de estas escaleras, que a simple vista lucen como cualquier otra, pero que en su interior están recubiertas con armazones de protección especiales en acero y aluminio que permiten mayores cargas, humedad, calor, entre otras”, explica Wagner Oliveira gerente general en Colombia de la compañía.

En “carritos de mercado” subieron las escaleras al sitio actual

La historia de particularidades e innovación de las escaleras eléctricas de la comuna 13 no se limita a las características especiales de su mantenimiento. Para su instalación cada tramo debió ser partido en 3 partes y el peso de cada una era de 3-4 toneladas y ser llevadas en 36 viajes desde Itagüí hasta el lugar de instalación.

“Para que los camiones pudieran llegar hasta un sitio cercano fue necesario construir viaductos con monorrieles por donde se deslizaban. Quince operarios recibían las escaleras para llevarlas en una especie de carros de mercado hasta el punto más alto de la obra, en El Mirador.  Allí se instaló una grúa enorme que movilizaba al viaducto cada tramo de escaleras”, recuerda ahora la gente.

“Se pensó incluso en llevar cada tramo colgado de un helicóptero, idea que fue rechazada pues se destecharían más de 2.500 casas. El proyecto fue un desafío de ingeniería, no sólo por el lugar de instalación, sino por las características que tenían las escaleras al estar a la intemperie 24 horas, pues el techo naranja que hay en la actualidad llegó unos años después”, agrega.

Gracias a la construcción de una maqueta a pequeña escala, los ingenieros ensayaron los diferentes métodos de montaje e izaje de las escaleras, de modo que al llegar al sitio no había cabida a la improvisación. Durante esta instalación de las escaleras en el sitio, que duró aproximadamente 2 años, no hubo ningún accidente laboral.

La comunidad se preparaba para la llegada de las escaleras

La sombra de los malos días ya es sólo eso: una sombra. La trasformación lograda, en estos 9 años de operación, por este ícono de ciudad le ha valido innumerables premios de innovación social a Medellín.

La sombra de los malos días ya es sólo eso: una sombra. La trasformación lograda, en estos 9 años de operación, por este ícono de ciudad le ha valido innumerables premios de innovación social a Medellín.

Cuando apenas faltaba un mes para su inauguración, los habitantes de la comuna 13 que iban a verse beneficiados por las escaleras, fueron llevados a la Plaza de la Libertad para que montaran en escaleras eléctricas, puesto que muchos de ellos jamás lo habían hecho y era necesario que aprendieran normas básicas de seguridad y cuidado.

Se levantaron más de 2.500 actas de vecindad, es decir, el personal de Ascensores Andino –empresa que instaló las escaleras y luego fue en parte comprada por el Grupo Schindler ese mismo año–, visitó cada uno de los hogares de la zona tomando fotografías del estado de las viviendas para evaluar el antes y el después de las obras y así asegurar que ninguna casa sufriera daños estructurales.

“La gente que vivía alrededor del proyecto estaba tan comprometida, que cuando se nos olvidaba alguna herramienta por error en el lugar, ellos la guardaban en sus casas.” asegura Edwin Rojo, uno de los ingenieros que estuvo a cargo de este importante desafío.

Para ubicar las escaleras eléctricas, fue necesario comprar 45 casas y reubicar estas familias en lugares cercanos. Sólo un propietario se negó a vender, esto obligó el rediseño del proyecto.

Se desarrollaron campañas de prevención y uso de las escaleras, esto hacía necesario llevar a cabo un proceso pedagógico para que sus habitantes aprendieran a hacer uso adecuado de las mismas, una labor que hasta hoy se mantiene, pues un grupo de guías constantemente imparte educación acerca del uso adecuado de las escaleras.

La proyección continuará

Las escaleras han sido visitadas por ingenieros de distintas latitudes que desean aprender las experiencias. “En la actualidad, países como México diseñan proyectos similares a las de la comuna 13”, manifiesta la gerente.

“Para Ascensores Schindler Colombia, mantener estas escaleras eléctricas, es sinónimo de orgullo e innovación, pues hoy por hoy somos referente en el Grupo Schindler por hacer parte de un proyecto que no sólo transformó una comunidad, sino que le entregó a Medellín esa visibilidad de la que hoy goza ante el mundo” afirma Wagner Oliveira, gerente general de la compañía.

Hoy, Comuna Project, un colectivo de jóvenes conformado por guías de turismo de la zona que agremian organizaciones sociales y culturales, está siendo respaldado por Ascensores Schindler Colombia, apoyando la generación de programas y proyectos prioritarios para el desarrollo de la zona, como visitas guiadas de públicos estratégicos para el desarrollo y la divulgación, en las que los proveedores y guías son parte del sector, generando empleo y calidad de vida.

 

 

Sobre Guillermo Romero Salamanca

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