¡En el vaivén de la postemporada!

Los Bravos de Atlanta, aguardan con tranquilidad el paso hacia la siguiente ronda. Pero los otros aspirantes, todo lo tienen por definir, en este mes que apenas comienza.-

Los Bravos de Atlanta

Los Bravos de Atlanta

No han sido los Gigantes de San Francisco los entusiastas motivadores de la temporada de las Grandes Ligas, en calidad de campeones en la Liga Nacional y de la Serie Mundial; pero en cambio, los Tigres de Detroit, han defendido con ahínco y buen béisbol, su corona de la Liga Americana, para confiar en una nueva oportunidad de llegar al Clásico de Otoño este año.

Cuando estamos exactamente a un mes de que concluya el calendario de juegos de todas las novenas, los Bravos de Atlanta, en la división Este del Viejo Circuito, el mejor club en juegos ganados y perdidos y en la compilación de efectividad por sus lanzadores en todas las Mayores, aguardan con tranquilidad su paso hacia la fase de la postemporada de este 2013, con una novena que tiene agallas, buen béisbol de manera conjunta y deseos de ser competitiva en cualquier momento de cada desafío.

Los que se despiden

Ya hay varias novenas que aun cuando matemáticamente no están eliminadas, deportivamente no cuentan con los alientos suficientes para esperar ‘’voltear la torta’’, de aquí a cuando concluyan sus presentaciones regulares. Por lo que desde luego, ya se están despidiendo de la contienda, para pensar seriamente en lo que deben hacer para el 2014.

En esa lista aparecen, en la Liga Nacional, los Marlins de Miami, los Cerveceros de Milwaukee, los Gigantes de San Francisco, los Mets de Nueva York, los Cachorros de Chicago, los Padres de San Diego y los Filis de Filadelfia. Y en la Liga Americana, los Astros de Houston, los Azulejos de Toronto, los Mellizos de Minnesota, los Angelinos de California y los Marineros de Seattle.

En otras palabras, de los 30 equipos de las dos ligas, 18 todavía conservan intactas sus posibilidades de ir a la postemporada en su respectivo circuito.

En las dos ligas

Yogi Berra

‘’El juego se acaba, cuando se acaba’’, sostiene el inmortal Yogi Berra, el receptor insignia de una época brillante de los Yanquis de Nueva York, una leyenda viviente del béisbol. Y ello es más que cierto.

Sin embargo, ya hay quienes se atreven a sostener que los cincos finalistas por cada circuito, están prácticamente definidos, aun cuando muchos críticos, incluyéndonos nosotros, todavía no nos creamos con el derecho para dar por sentadas las bases de la selección de los grandes finalistas.

Dicen los que saben, que por la Liga Americana deben ir a la postemporada en  las cinco casillas previstas, los tres ganadores de cada circuito, más los dos clubes que capturen ‘’los comodines’’,  es decir, los Medias Rojas de Boston, los Tigres de Detroit, la novena más contundente a la ofensiva hasta la fecha, y los Rancheros de Texas; y por invitaciones, los Rayas de Tampa y los Atléticos de Oakland. Y por la Liga Nacional, los Bravos de Atlanta, los Cardenales de San Luis, los Dodgers de Los Ángeles, cuya reacción ha sido estupenda; y los comodines en las divisas de los Piratas de Pittsburgh y los Rojos de Cincinnati .

Sobre esa aventura en la nominación para los posibles integrantes de la postemporada en los dos circuitos, valdría la pena hacer algunas reflexiones, que las traemos con base en la experiencia vivida por muchos años en la cobertura de la pelota de las Grandes Ligas.

No hay que olvidarlos

No vemos en esa selección de finalistas de la Liga Nacional, por ejemplo, a los Cascabeles de Arizona y a los Nacionales de Washington, ambas con buenas nóminas y con pretensiones para disputar con todas las ganas del caso y con fe triunfalistas, los compromisos que tienen por delante los dos clubes.

Los Cascabeles pueden aspirar con bastantes posibilidades a capturar una de las dos tarjetas de invitaciones que otorga su liga, no solo porque dentro del terreno de juego, la novena ha dado buenas respuestas a momentos críticos para superar con creces a sus rivales, sino porque su nómina permite pensar que pueden dar mucho más de lo que han ofrecido hasta el momento.

Lo mismo ocurre con los Nacionales, club que tenía un buen hándicap para disputar la corona de su zona cuando concluyeron los entrenamientos primaverales, cuya capacidad de juego no puede ser despreciada por nadie que entienda el béisbol, pero que inexplicablemente la respuesta no ha sido la esperada dentro de la campaña regular.

En ambos casos, sus seguidores y muchos de los críticos, dentro de los cuales nos sumamos, consideran que tienen suficientes opciones para pensar en grande, con apenas contar con un  bateo más oportuno en los compromisos que hacen falta, y mejorar la solidez de los lanzadores abridores en los menos de 30 partidos que hacen falta por jugarse.

Con el mismo tenor, diríamos que mucho es lo que pueden conquistar de aquí al último juego regular en la Liga Americana, Orioles de Baltimore, la novena que encabeza defensivamente la temporada,  y los Indios de Cleveland; y un poquito más allá, los Yanquis de Nueva York y los Reales de Kansas City, en este circuito.

¿Por qué descartan a los Orioles, una novena que los tiene todo para mejorar sus presentaciones, con el simple hecho de que sus serpentineros vuelvan a retomar el hilo dominador  frente a los rivales? No entendemos esa descalificación de primera mano que han hecho los que se han aventurado a dejar al club por fuera desde estos momentos.

Otro tanto puede decirse de los Indios de Cleveland, equipo que se ha venido a menos en los  momentos menos propicios y su cuerpo de lanzadores en la rotación abridora, no ha tenido la fortaleza ni la profundidad  suficientes para conserva la línea ganadora que traía. ¿Pero acaso es que no se puede pensar en una rehabilitación de la tribu en lo que hace falta de la temporada regular?

Que hayan dejado a los Reales, la mejor novena en juegos ganados y perdidos de la pretemporada, porque su bateo cayó cuando menos se esperaba y sus abridores desde la loma de los sustos, palidecieron en los momentos cruciales, eso es otro cuento. Pero todavía no hay que darlos por derrotados del todo.

Y en cuanto a los Yanquis, su cita puede complicarse si la nómina de abridores no ofrece la capacidad de juego a la cual están acostumbrados, y el bateo del club no despierta de manera oportuna, aun cuando a nuestro parecer, todavía no pueden ser descartados de poder llegar a la ronda final de la liga.

Se parte de cero

Bien vale la pena recordar que cuando se cruza la línea para ingresar a la postemporada, con la excepción del juego del todo por el todo para clasificar al cuarto y último equipo de cada circuito, que se disputa entre los ganadores de los comodines, todo empieza de cero; no hay estadísticas acumuladas y que la decisión del paso hacia la conquista de la corona de la liga, es ganar tres de los cinco encuentros previstos con el primer rival de turno.

Por eso, la ventaja con la cual terminan los equipos ganadores de sus respectivas divisiones, no tiene valor distinto a acreditarlos como vencedores de su zona, pero nada más.

En la primera contienda de competencia de esa fase semifinal, con las dos series de cinco partidos entre los cuatro finalistas, los ganadores de las tres divisiones más el triunfador del juego de ‘’infarto’’ entre los ganadores de los comodines, no hay nada distinto a buscar las tres victorias que encaminen a la novena a clasificarse para la disputa de la corona de su liga.

Una vez concluida esa fase, entonces los dos triunfadores de las series de cinco desafíos, se van a enfrentar a la gran final por el banderín de su liga, en competencia de siete partidos, para declarar campeón de su respectivo circuito, al ganador de cuatro juegos, de manera consecutiva o alternadamente.

Es en esta parte de la contienda del béisbol de las Grandes Ligas cuando pesa una tonelada en cada uno de los peloteros de todos los equipos, la experiencia, el temperamento, la solidez de por lo menos tres de sus lanzadores abridores, relevistas de primer orden y un cerrador de lujo, el buen juego del béisbol tanto a la ofensiva como a la ofensiva, y por encima de todo, mentalmente saber jugar el béisbol; y finalmente, desplegar la capacidad ofensiva en los momentos cruciales para producir las carreras que se necesitan.

Por ahora vemos a los Dodgers de Los Ángeles y a los Bravos de Atlanta, discutiendo la corona de la Liga Nacional; mientras que los Medias Rojas de Boston y los Tigres de Detroit, estarían disputándose el título de la Liga Americana. Y que no se diga que estas líneas son los pronósticos de las finales, sino que confiamos en que las mismas sean acogidas, amables lectores, como simples y llanas posibilidades para las finales de los dos circuitos, en este 2013. Ustedes pueden tener criterios y favoritos diferentes a los que aquí se han seleccionados, y eso sería fantástico.

Vamos a ver qué ocurre de verdad, a la hora de la verdad.

Sobre Antonio Andraus

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