El nuevo canal de TV

La soberanía del televidente

Por : María del Rosario Guerra

María del Rosario Guerra, Ministra de Comunicaciones

María del Rosario Guerra, Ministra de Comunicaciones

Ver televisión es el entretenimiento de la gran mayoría de los colombianos. El 92% de los hogares del país tiene televisor, y en promedio ven entre 2 y 3 horas diarias de televisión.

Pocos bienes o servicios registran cifras tan importantes de penetración y de consumo. Para cerca del 54% de la población colombiana que pertenece a los estratos 1 y 2, su fuente principal de entretenimiento es la televisión, por lo que es fundamental pensar en garantizar una televisión abierta o radiodifundida de servicio gratuito, permanente, excelente en contenido y calidad. El acceso en esas condiciones es un indicador de inclusión social, y por supuesto frente a los nuevos retos tecnológicos, de inclusión digital.

Bienvenido entonces el debate de un nuevo canal de televisión.

¿A quién beneficia y quién puede participar?

Actualmente la televisión en Colombia tiene dos modalidades, una es la que conocemos como televisión abierta o televisión radiodifundida que hace uso del espectro electromagnético para poder emitir la señal. La cobertura de la televisión abierta en redes públicas es del 92% y en redes privadas del 85%. En esta categoría se encuentra la televisión privada nacional con los canales Caracol y RCN, la televisión pública Nacional con Señal Colombia y el Canal Institucional, y el Canal.

Uno que opera como una concesión que emite su señal sobre la red pública del Estado. También hacen parte de la televisión abierta los ocho canales regionales de televisión de operación pública (Teleantioquia, Telecaribe, Telepacífico, Teleislas, Canal TRO, Canal 13, Canal Capital y Telecafé) y los canales locales.

En contraste, la otra modalidad es la televisión por suscripción, que está compuesta por la televisión por cable, la satelital y la comunitaria. La televisión satelital y por cable se financian mediante las cuotas mensuales que pagan los diferentes suscriptores y la comunitaria de los aportes de sus asociados.

Por su parte, la televisión privada se financia principalmente con la pauta publicitaria, y la televisión pública con los recursos que le asigna la Comisión Nacional de Televisión provenientes del Fondo para el Desarrollo de la Televisión. Dado el carácter de televisión abierta, radiodifundida, los televidentes reciben la señal de manera gratuita.

En Colombia es la Comisión Nacional de Televisión CNTV el órgano competente del Estado para fijar la política en materia de televisión, así como para regular, controlar y vigilar el cumplimiento, por parte de los operadores de televisión, de lo estipulado en el marco legal.

Para que pueda ofrecerse el servicio de televisión en alguna de las dos modalidades, se requiere la licencia o permiso de la CNTV según el caso.

El Gobierno colombiano en el año 1997 tomó la decisión de conceder licencias para explotar el servicio de televisión abierta. En ese año se abrió el proceso que culminó con la entrega de licencias a Caracol y a RCN para prestar el servicio de televisión por los diez años siguientes. En ese momento se dio exclusividad a esos dos canales para que durante ese período no hubiera ningún otro licenciatario del servicio de televisión abierta privada en el país, pero a partir del 12 de febrero de 2009 un nuevo canal de televisión puede ofrecer sus servicios a la teleaudiencia colombiana.
Serio, objetivo y transparente

El proceso licitatorio de adjudicación del nuevo canal se ha estructurado con un tiempo prudencial para garantizar que sea serio, objetivo y transparente. Se ha previsto abrirlo en marzo de 2008 y adjudicarlo en octubre del mismo año, de tal manera que el licenciatario entrante pueda iniciar labores una vez culmine la exclusividad de los dos canales actuales. El proceso será regido por la Ley 1150 de 2007, que es la nueva legislación para la contratación pública y toda persona jurídica que llene los requisitos exigidos por la normatividad colombiana y los términos de referencia del proceso podrá participar.

Vale la pena resaltar que hoy la legislación colombiana sólo permite hasta un 40% de capital extranjero en la televisión abierta. Por lo cual, no es cierto que este nuevo canal de televisión abierta nacional vaya a quedar en manos de inversionistas extranjeros.

La junta directiva de la Comisión Nacional de Televisión es el órgano competente para seleccionar el nuevo operador del canal de televisión. Así mismo, es ella la que define los términos del proceso y el valor tanto por el uso del espectro electromagnético atribuido a la televisión como por la explotación del servicio.

Nuestra mayor preocupación como Gobierno, es poder brindar a los colombianos una mayor oferta televisiva nacional gratuita y de muy buen contenido. Además frente a la alta penetración de la televisión por suscripción del 65%, y con paquete mínimo de 30 canales en donde sólo el 20% o menos son canales colombianos, el resto son extranjeros, hay cabida para uno o varios canales de programación nacional. Importante notar que el 82% de los hogares que tienen televisión por suscripción prefieren ver los canales nacionales, con lo cual, refuerzo mi convicción que un nuevo canal nacional tiene una gran oportunidad entre la teleaudiencia.

Para ese grupo de colombianos que sólo ven la televisión abierta gratuita, pública o privada, contar con un nuevo canal nacional también es una gran opción de diversificar su selección.

La seriedad del Gobierno y de la CNTV frente al tema, está en responder a los colombianos con una mayor oferta, mayor cobertura y mejor calidad en el servicio televisivo estructurando una buena convocatoria soportada en análisis técnicos, económicos y sociales. Técnicamente hoy existe capacidad suficiente de espectro para un nuevo canal de televisión abierta. En lo económico el estudio que contrató la CNTV muestra que hay mercado para ese nuevo canal. En lo social la aceptación amplia de la ciudadanía de un nuevo canal que amplíe la oferta es motivo suficiente. De otro lado, los interesados son responsables de elaborar su propuesta de negocio, estudiar en detalle el mercado y buscar diferenciar su parrilla de programación de tal manera que recompongan el rating a su favor.

En síntesis, tendremos un nuevo canal de televisión abierta nacional privado que generará una sana competencia en contenidos y ofrecerá una nueva alternativa con amplio espacio para el debate, los argumentos, los documentales, la generación de una buena opinión pública, y en general programas que reflejen la realidad nacional y el sano entretenimiento.

(Revista Gaceta – CPB)

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