El intérprete

Todo sucedió tan rápidamente, que a todos se nos pasó por alto, en medio del tropel de noticias comandadas por el inclemente invierno que nos ahoga, de los crímenes cometidos por la policía en el rio Medellín, de los políticos al asecho del dinero de los damnificados, de los niños víctimas de las balas perdidas, de las insolidarias ferias y fiestas que olvidan las tragedias que nos agobian, del precario incremento del salario mínimo, de las injustificadas alzas de pasajes, parqueaderos, combustibles y en general de los artículos de primera necesidad y de tantas cosas más que nos bombardearon a través de los medios.
Solo pudimos ver una fotografía en los periódicos y efímeras imágenes en la televisión, que nos mostraron un hecho fundamental que afianza nuestra acción en el escenario de la nueva, eficaz, moderna, vigorosa y fructífera acción diplomática colombiana, desde hace 5 meses.

Como dirían El Colombo-Americano, “la ventaja de saber inglés…”
El Presidente Santos, con toda la propiedad de una persona que domina el idioma de Shakespeare, “juntó” a Hillary Clinton, Canciller Norteamericana, con Hugo Chávez, Presidente de Venezuela, en el momento en que estaban más resquebrajadas las relaciones entre los dos países. Venezuela le negó el “beneplácito” a Larry Palmer, designado embajador de Estados Unidos en Venezuela, porque éste habló impropiamente del gobierno de nuestros vecinos. De inmediato Hillary revocó la visa al embajador de Venezuela en Washington.

La canciller y Chávez se encontraron, durante la posesión de Dilma Rousseff, como presidenta de Brasil, por gestión de Santos. Tal fue la sorpresa de dicho encuentro, aparentemente casual, que Santos le dijo a Hillary: “!esto es un milagro!” y Hillary le respondió: “!sí es un milagro!”

De ahí en adelante, con Santos como amigable componedor e intérprete, se desarrolló un placentero dialogo que enfrió el tenso clima que vivían las dos naciones, a tal punto que Washington reveló, a través del vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, que el nombramiento de Larry Palmer, rechazado por Hugo Chávez, había quedado sin efecto.
Al ya cordial dialogo Santos-Hillary-Chávez, Juan Manuel llamó al Presidente chileno, Sebastián Piñera, quien aprovechó el momento para refrescar, entablar diálogo afectuoso con el venezolano, y limar asperezas.

Santos airoso tras la cordial junta, aprovechó la oportunidad para comprometer a la cancillera norteamericana, con la reconstrucción nacional a raíz del invierno y para recibir su reconocimiento y exaltación de la política exterior, bien diferente, que ha puesto en marcha este gobierno… la importancia de saber inglés…

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