Dios no castiga ni con palo ni con rejo…

Tengan cuidado, amigos lectores, que de pronto le «pueden coger la flota». Es un viejo modismo bogotano, de la capital de Colombia que, en sus buenos tiempos, decían que era la Atenas Suramericana, por su cultura, su dignidad y su bien hablar, pero que al paso de los años parece haber perdido esa buena fama. A pesar de eminentes maestros del idioma como don Ulpiano González, en el ya muy lejano año de 1848 cuyos apuntes inspiraron a don Rufino José Cuervo sus célebres Apuntaciones Críticas.
El castellano culto está perdiendo terreno y los bogotanos -los nacidos allí y los llegados de otras regiones- están lejos de la cultura que le dio a Bogotá, en su momento, gran autoridad idiomática. Los periodistas -¡que pena tener que decirlo!- de la radio, la televisión y hasta los periódicos impresos son culpables en parte de ese menosprecio del buen castellano. Sin embargo, no son los únicos: En las escuelas y colegios de todo el país no existe una suficiente ilustración de la materia.

Don Ulpiano González, en su ya citado libro, se refería con propiedad a algunos modismos bogotanos. Y decía:

«Flota es entre nosotros, presunción fabulosa. Con esta voz andan otras que son perceptibles en los ejemplos siguientes: Crisóstomo es muy flotante. A cada paso está echando flotas. Es decir, inventa afirmaciones durante la conversación para que se le tenga en más. Pero si un sujeto ofrece a otro algo en extremo valioso, a título gratuito, alguno de los circunstantes lo apostrofará afectuosamente diciendo: «Mire que le pueden coger la flota».
Como se puede ver la palabra ‘flota’ tiene varias acepciones cultas. Puede decirse que la Armada de Colombia tiene una moderna flota de combate. Hay otras expresiones muy bogotanas que no atentan contra el idioma. En la calle le pueden decir a usted, dada su buena apariencia física: “Lo felicito…usted está bien y hasta rejuvenecido”. Y contestará con otro aceptado modismo bogotano: «Muchas gracias… pero la procesión va por dentro”.

Don Ulpiano nos recuerda otros modismos:

«Si una dama se presenta en sociedad con un traje mal cortado, mal cosido y mal adornado, no faltará quien diga en voz baja o en voz alta: Parece vestida por sus propios enemigos».

«Sacarse el clavo es otra expresión vieja: Cuando Francisco le preguntó a Cecilia por mí, ella dijo que no me conocía. Ahora si alguien me pregunta por ella yo digo que tampoco la conozco pues uno tiene que sacarse el clavo. »

Una persona se calla y «pasa la noche con un clavo adentro «. Se trata de una mala noticia que no puede decirse a esa hora o en presencia de visitantes. Por eso pasa la noche con el clavo adentro.

«Váyase con su música a otra parte», se dice cuando alguien habla
impertinencias. Recordemos que el presidente Alfonso López,
antes de irse de visita a Venezuela, le dijo al designado Carlos
Lozano y Lozano para notificarlo que debía reemplazarlo: “Ahí le
doy esa paloma”.

Esa expresión también suele decirse a una dama para invitarla a
bailar: “Por favor déme una palomita..».

De ‘embuchado’ se dice lo que por ejemplo se publica en un
periódico sin que el director lo sepa.

Suele decirse: “Dios no castiga ni con palo ni con rejo, sino con su cuchillito viejo”.
Cuando un pariente lo cansa a uno con sus reclamos, se escucha:

“No hay cuña que más apriete que la del mismo palo».
Otros dicen: “La suerte de la fea la bonita la desea”.
Esta semana (miércoles 20 de octubre, 2010) el presidente Juan
Manuel Santos les recordó a algunos políticos un modismo casi
olvidado: Hagámonos pasito, es decir, con calma…

***
Post scriptum: La conclusión nos sugiere que se puede hablar bien utilizando el castellano común y corriente sin vulgarizarse. Pero por fortuna hay periodistas que, en estos días, le “jalan las orejas a los colegas mal hablados”, entre los cuales se distinguen el abogado-periodista don Rufino Acosta Rodríguez, quien también colabora en estas páginas y el académico don Cleóbulo Sabogal en la T.V.

Fuente de información: Boletín de la Academia Colombiana, Tomo XXII, 1972, No. 94

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