Después de la fama

Anne Rice resucitó (como tantos otros escritores, en tantas otras épocas, con mayor o menor éxito) el mito de los vampiros. A partir de su Entrevista con el Vampiro, su fama creció en distintos países del mundo y su obra se conoció en diversos idiomas. Otros libros similares apuntalaron su prestigio. Y ahora, ha entregado una novela con el título de «La hora del ángel», que han publicado Ediciones B.
La obra cuenta la historia de Toby ODare, un asesino a sueldo, que trabaja a órdenes del llamado Hombre Justo. No sabemos quién es el Hombre, ni por qué ordena asesinar a una serie de personas. Lo único cierto es que existe una relación, nebulosa, inasible, poco creíble, entre ODare y el Hombre.


En un momento dado, el Hombre manda a su sicario hasta la Inglaterra del Siglo XIII, donde tiene que realizar una misión opuesta por completo a las anteriores, y que consiste en salvar a una familia de judíos acusados de un crimen, en esa larga persecución a que se han visto sometidos en diferentes épocas de la historia.

Los editores, en la contraportada del libro, anotan: «Una novela de suspenso sin respiro, ambientada en el pasado; un thriller metafísico sobre ángeles y asesinos».

Pero leyendo el libro, el lector no tiene otro remedio que concluir que es una obra realmente mediocre; el suspenso, no es el elemento que lleve a su lectura; tal vez lo sea la curiosidad por ver cómo termina una historia que parece traída de los cabellos. Porque ninguno de los personajes tiene reciedumbre suficiente para amarrar al lector, y los hechos se salen por entre las páginas como agua que se escurre entre los dedos.
La fama puede ser una cosa terrible cuando se abusa de ella o no se la sabe administrar. Esa fama que rodeó a Anne Rice, en esta obra se cae sin remedio.

«La hora del ángel», promocionada como una gran novela de suspenso metafísico, es, en realidad, un libro bastante mediocre, que sin duda se vende por el nombre de la autora, pero que decepciona por completo.

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