Colombia: vuelven los fantasmas

Después del mundial con la Copa América, el ambiente se ha enrarecido…

Por: Rufino Acosta Rodríguez

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La actuación de Colombia en el pasado mundial de fútbol que se llevó a cabo en Brasil y le permitió conquistar el quinto puesto, despertó en el país una oleada impresionante de optimismo, o si quiere de triunfalismo, y puso en las alturas a todos sus integrantes y al cuerpo técnico, encabezado por el argentino José Pekerman.  Era como si hubiera tocado el cielo y parecía abrir el camino hacia la esperanza de un futuro título mundial.

De hecho, Colombia llegó a Brasil entre los países candidatos, si no para la corona por lo menos con la opción de ser semifinalista, en el peor de los casos. A la postre, bien se sabe que la derrota ante Brasil le cerró el camino hacia un sueño dorado. Algo que en nada afectó el desborde emocional por la tricolor.

A pesar de la inevitable desilusión que produjo la caída con los brasileños, matizada por el juego brusco y un irregular desempeño arbitral, quedó la imagen de que había equipo y se podía pensar con esperanza  en los nuevos desafíos. Hoy, ese ambiente  se ha enrarecido.

En efecto, apenas ha pasado un año y parece estar de regreso el aire de zozobra que suele presentarse cada vez que se recibe un golpe, o las cosas simplemente no salen como estaban planeadas.  Se corre de la euforia a la tristeza, sin solución de continuidad, y entonces reaparecen los fantasmas, cunde el pesimismo y muchos creen  que solo un revolcón podría evitar esa especie de temida hecatombe. Es la consecuencia de una condición ciclotímica, que nos hace perder el sentido de las proporciones y nos mete en el devaneo entre la gloria y la desesperanza ante la menor dificultad.

Algo de historia

Jorge Luis Pinto

Jorge Luis Pinto

Cuando Colombia fue eliminada con la velocidad del rayo en la primera ronda de la Copa América del 2007 que se jugó en canchas venezolanas,  el técnico del momento, Jorge Luis Pinto, quedó con matricula condicional y expuesto al despido si se presentaba un nuevo resbalón. El rechazo de la afición fue duro y la crítica se mostró implacable.

Tal cual como se presumía, transcurrió poco tiempo antes de que le lanzaran las puertas en la cara. Se dijo a la sazón que no había tomado los correctivos, que era un técnico autoritario, ajeno a los consejos, y lo invitaron a marcharse en plena eliminatoria, cuando todavía Colombia estaba en la zona de clasificación. Cometió errores, sin duda, y les puso su cabeza en bandeja.  Luego se presentaría el paso temporal e infructuoso de Leonel Álvarez con asistencia de Julio Avelino Comesaña.  Un agónico e histórico triunfo sobre Bolivia en La Paz,  pareció darle alas al dúo, pero Venezuela y Argentina se encargaron del aterrizaje en Barranquilla.

Al asumir funciones el equipo de José Pekerman, en enero del 2012, las cosas comenzaron a cambiar y a pesar del traspié en Quito ante Ecuador, Colombia  no tardó en tomar nuevo rumbo, hasta convertirse en una de las animadoras de la eliminatoria. Se obtuvo la clasificación sin contratiempos y después sucedió lo que ya se conoce ampliamente en Brasil 2014.

Hay que acudir a la memoria y a los archivos para entender la evolución del fútbol colombiano y sus logros internacionales.  Fue apenas en 1975 cuando pudo, por fin, llegar a una final por el entonces torneo suramericano que más tarde se llamaría Copa América. El ´técnico era Efraín Caimán Sánchez, célebre arquero de la época de Eldorado, y se resolvió a favor del Perú con juegos en Bogotá (1-0), Lima (0-2) y  Caracas (0-1).

Pasaron doce años para regresar a la zona del podio. En 1987, ya en era de Copa,  el combinado nacional ascendió al tercer puesto con triunfo de 2-1 sobre Argentina, que aún alineaba a Diego Maradona. Comenzaba el ciclo de Francisco Maturana y Hernán Bolillo Gómez que se traduciría también en el retorno al escenario mundialista.

Colombia conservó su vestido de frac y en Chile 1991 perdió el juego por el tercer lugar ante la representación  austral.  Pasaron cuatro años y en Ecuador 1993, recuperó la tercera casilla, por encima del dueño de casa, al que venció 1-0.

La época de bonanza se mantuvo y en Uruguay 1995 conservó la posición con victoria frente a los Estados Unidos  4-1. Aquella tendencia enmarcaba la antesala del clímax del 2001, cuando Colombia acogió el torneo continental y conquistó su primer y único título de mayores.  La ausencia de Argentina, que alegó razones de seguridad para ausentarse sin recibir siquiera una amonestación por parte de Conmebol, le bajó volumen a la competencia, pero el país celebró como hazaña la vuelta olímpica ante México en El Campín.

Para la cita en Perú 2004, si bien no fue posible repetir la proeza, Colombia siguió entre los protagonistas, como cuarto clasificado. Uruguay le ganó 2-1 y se llevó el tercer puesto. De ahí en adelante han pasado tres Copas y la selección tricolor no ha vuelto a figurar.  Ya hemos visto lo que sucedió en Venezuela 2007, y en Argentina 2011 solo alcanzó a crear ilusiones, porque Perú lo bajó de la nube en cuartos de final.  Tal cual acaba de ocurrir en Chile, con algunos matices y vientos optimistas.

De modo que la Copa América, que tiene 99 años de historia, no es propiamente un nicho de felicidad para Colombia, que duró casi doce lustros en lista de espera por una corona, y, tras otros 24 abriles de euforia, ya suma doce  de querer y no poder.  Al fin y al cabo el clásico torneo supone un alto grado de dificultad para todos.  Ahí está la prueba de Chile, que debió ayunar durante casi un siglo.

Hacia la Copa 2015

El primer juego de adiestramiento, al cabo del mundial 2014, fue contra Brasil, en campo estadounidense.  Ganaron los canarios, aunque era apenas el arranque de la nueva campaña y no hubo desaliento.  Más tarde vendrían los partidos de la discordia, porque buena parte de los expertos y de la propia afición consideraban que no era ante rivales de peso y exigencia. Se acusaba al técnico y a la Federación de buscar atajos para permanecer en el grupo élite de la FIFA.

Se optó por los cómodos ensayos contra El Salvador (3-0), Canadá (1-0), Estados Unidos (2-1), Eslovenia (1-0), Bahréin (6-0), Kuwait (3-1), y, por último, antes de viajar a Chile desde Argentina, Costa Rica (1-0).  Pekerman y su gente estaban convencidos de que eran los oponentes indicados y con ello podrían cumplir el objetivo de una adecuada preparación. Un punto de vista que le discutían sus críticos, deseosos de ver a Colombia frente a selecciones de clase A, como Holanda, Alemania, Italia o España.

La convocatoria para la Copa no produjo mayores reacciones negativas. Empero, al momento de definir el grupo de los 23, se conocieron las lesiones de Abel Aguilar, Fredy Guarín y Juan Fernando Quintero, unidas a la de Adrián Ramos, quien ya había sido descartado, y ello produjo un vacío que más tarde pesaría sobre la estructura del plantel. Ahí admito que faltó un golpe de mano para conjurar el problema emergente.

En la Copa

A la hora de la competencia, varios de los estelares estuvieron por debajo de su nivel, y por encima del esfuerzo colectivo, el rendimiento  distó bastante de lo que estaba en el presupuesto.  La caída frente a Venezuela en el estreno  significó el primer campanazo de alerta. Las cosas no pintaban bien.

jeison-murilloEl triunfo contra Brasil, por anotación del joven defensa Jeison Murillo,  quien sería revelación del torneo, sirvió de bálsamo e hizo renacer las ilusiones, no solo del equipo sino de sus miles de seguidores y de no pocos críticos. El empate sin goles con Perú le aseguró una agónica clasificación para cuartos, y, en medio de las dudas, se llegó a pensar que había  una luz al final del camino. Pura apariencia, porque la suerte estaba echada. No obstante la igualdad sin goles ante la máquina de Messi y sus compadres,  por la mezcla de una elevada dosis de fortuna,  el arrojo y la seguridad de David Ospina y el empeño del grupo,  el desenlace de los cobros desde el punto penalti la mandó a casa de manera anticipada.

Sobrevino a renglón seguido el debate, se puntualizaron las posibles fallas y abundaron las objeciones ácidas. Sobre la base del día después,  algunos piensan que la convocatoria estuvo mal hecha, porque cuando se  produjeron las bajas simultáneas de Carlos Sánchez y Edwin Valencia,  la orfandad de marca era total en el banco, excepto por Alex Mejía. Otros opinan que fue mala idea haber anunciado que Falcao sería capitán y titular, antecedido por su opaca campaña con el Manchester United, y el hecho de haberlo dejado en el campo durante tres partidos. Aquí estimo que el técnico se jugó una carta, que no le salió bien, por estimar que Falcao podría serle útil por ascendencia  y pasado glorioso.  También dijeron que Camilo Zúñiga y, en particular, Pablo Armero,  tampoco andaban a la altura, y no faltaron quienes ironizaron sobre la presencia de jugadores que nunca fueron a la cancha  o mostraban enfado por la banca.

Creo que Pekerman y su multinacional del cuerpo técnico no improvisan, como piensan algunos. Sus errores pueden nacer de la excesiva confianza en los jugadores, a los que siguen por las vías digitales y con los que tienen permanente contacto, mas no de la terquedad, la improvisación o la torpeza. Algunas veces las uvas no maduran.

Imposible negar, desde luego, y aquí  piso terreno obvio, que Colombia patinó en esta Copa,  y debe encarar  reajustes de fondo para fortalecerse.  Ello en modo alguno quiere decir que ahora la vea desplomada y lejos de los grandes objetivos.  Los problemas son puntuales y se pueden corregir. Hay tiempo si se sabe aprovechar.

seleccion-colombiaMe parece que la estructura del mundial sigue intacta y todo será cuestión de que los jugadores de siempre recuperen su estado de forma y los que lleguen hagan su aporte vital. No soy fatalista ni caigo en las redes de quienes viven a la espera del menor tropiezo para cobrarle a Pekerman que no se haya dejado “manosear” por los medios. Se ha comprobado que es un profesional serio y apto para el ejercicio de sus funciones. Confío en su criterio para asimilar la experiencia y enfocarse en las soluciones.

Colombia tiene espacio suficiente mientras empiezan las eliminatorias. Habrá que buscar refuerzos, llenar aquellos puestos que hoy causan inquietud y aguardar que don José y su cuerpo elite lleven a cabo la tarea que sea necesaria para que la locomotora retome su carril. Todo indica que se avecina una competencia difícil, tal vez la más dura de los últimos doce años, y el retorno de Brasil, con todo y sus avatares, la pondrá en un nivel de máxima exigencia. El aviso no es únicamente para la tricolor.

Sobre Rufino Acosta

Periodista y abogado. Se inició en el programa Deporte al Día, de La Voz de Santa Marta, en 1960. Trabajó con El Informador de la capital del Magdalena entre 1961 y 1964. Fue corresponsal de El Espectador en 1964 y desde 1965 hizo parte de la redacción deportiva en Bogotá, hasta su retiro en 1998. Estudió Derecho en el Externado de Colombia (1965-1969). Afiliado al CPB y Acord Bogotá.

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