Chile: fin de un ayuno casi centenario

Noventa y nueve años tuvo que esperar Chile para levantar la Copa América.  Como quien dice, casi cien años de orfandad campeonil.

Por: Rufino Acosta

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Sueño cumplido. Y lo hizo ante un bicampeón mundial, el siempre favorito equipo de Argentina, tras una laboriosa, emotiva y cerrada batalla que se libró en el estadio nacional de Santiago ante la máxima concurrencia, un poco más de 46.000 espectadores. Era una espera que parecía de nunca acabar y llegó por casualidad en su quinta final desde cuando en 1955 apareció por primera vez en esas instancias.

Ocurrió en cierta medida una especie de desquite, que también aguardó por largo tiempo, 60 años, porque en 1955 se vio frustrado por el mismo rival. Más tarde sería contra Uruguay en 1956, Paraguay en 1979 y Uruguay en 1987. La quinta entonces resultó la vencida, como en el refrán.

El encuentro decisivo se prolongó hasta los 120 minutos (30 de alargue), sin que se pudiera romper el marcador y de nuevo hubo que acudir al expediente de los cobros desde el punto penalti. Chile acertó cuatro y Argentina solo dos.  El cierre estelar quedó en los pies de Alexis Sánchez, quien hizo un genial engaño, a lo Panenka, batió a Romero  y luego se quitó la camiseta para empezar a dar vueltas de alegría en medio del paroxismo del público y la apoteosis de sus compañeros. Ya habían anotado Matías Fernández, Arturo Vidal y Charles Aránguiz. Los argentinos abrieron con gol de Lionel Messi, pero luego falló Gonzalo Higuaín con tiro elevado por encima y el disparo de Ever Banega fue neutralizado por el portero Claudio Bravo. El «Pipita» no se pudo sacudir de su mala fama como cobrador. La bola se fue a las gradas.

Sigue la espera

argentina-mundial-2014Argentina, que hace 22 años busca repetir  trofeo, se queda con 14 coronas y deberá aguardar por lo menos hasta el año entrante para un nuevo intento, cuando se realice en Estados Unidos la llamada Copa del Centenario  del torneo más antiguo de la historia del fútbol mundial.  Lionel Messi siguió en la amarga línea de no ser profeta en su continente y tal como le sucedió en Brasil 2014, naufraga a las puertas del baile. Mostró poco de su chispa y sintió la marca de Marcelo Díaz y Gary Medel.

Chile, que estaba en su trigésima séptima participación, había disputado 170 partidos antes de dar su primera vuelta olímpica. Se anotaba cuatro finales en blanco, tenía cuatro subcampeonatos, sumaba cinco terceros puestos y tenía diez cuartos. Ahora las cifras se amplían y redondea 171 partidos, 60 victorias, 29 empates, 82 derrotas, 265 goles a favor y 299 en contra. Desde luego, enmarcadas por la estrella que no quería caer.

El logro continental se produjo como consecuencia de un enorme esfuerzo colectivo y del aporte de figuras del corte de Alexis Sánchez, Charles Aránguiz, Claudio Bravo, Arturo Vidal, Eduardo Vargas, Gary Medel, Marcelo Díaz, Mauricio Isla y Jorge Valdivia, entre otros, bajo la dirección del argentino Jorge Sampaoli, quien al ritmo vertiginoso le supo imponer precisión y control defensivo. Tomó la varita de un maestro para cerrarle el camino al peligroso y potente rival y ni siquiera se inmutó por la pataleta de Jorge Valdivia después ser relevado por Matías Fernández a los 73 minutos.

Para Gerardo Tata Martino se trató de una prueba fallida. Asistió impávido al funeral del fracaso, vio impasible cómo  frenaban a su poderosa maquinaria y nunca pareció despertar del letargo. Cuando la estrategia le hacía un llamado urgente, fue incapaz de sacarle provecho a su constelación de estrellas, encabezada por Lionel Messi, el rey de los frustrados. Ahora se expone al juicio de los hinchas y de los críticos, sobre todo de aquellos que le guardaban recelo. Acaso digan que le pasaron por las narices y ni se inmutó. O sí,  que perdió el tiempo en continuas protestas a los árbitros. También podrían cuestionarle sus decisiones en los relevos y la obstinación por desechar a Tévez.

El conjunto de la famosa roja termina invicto, clasifica para la Copa de las Confederaciones del 2017 en Rusia y se sitúa en el partidor para pelear una casilla hacia el próximo mundial. En su ruta hacia la cima derrotó a Ecuador 2-0, empató ante México 3-3, goleó a Bolivia 5-0, superó a Uruguay 1-0, venció a Perú 2-1 y por último se encumbró sobre Argentina. Una campaña admirable.

Lucha frontal

Se vivió un partido de entrega absoluta, de lucha intensa y leal, con ligeros roces, bien manejado por el árbitro colombiano Wilmar Roldán, frío e impasible ante los duros retos que le impuso la batalla por el ambicionado y prestigioso trofeo. Salvo por un reclamo de penalti de los argentinos ante un forcejeo en el área, no tuvo ningún problema relevante. Mostró las tarjetas amarillas que estimó justas y sacó a flote su tarea, libre de objeciones de importancia. De paso, dejó sin oficio a los irresponsables que trataron de crearle mala atmósfera por su presunta parcialidad con los argentinos.

finalArgentina sufrió una baja sensible a los 28 minutos del primer tiempo cuando Ángel Di María se vio obligado a salir por lesión y le dio entrada a Ezequiel Lavezzi. Era uno de los jugadores más incisivos y le causaba dificultades a la defensa chilena. Aunque esa circunstancia, de ninguna manera, puede considerarse como factor clave para la desilusión gaucha.

Arturo Vidal fue el primero que se acercó a Romero con un remate dentro del área ante pase de Alexis Sánchez.  Argentina amenazó por acción de Agüero tras un tiro libre ejecutado desde la derecha por Lionel Messi.

En el segundo tiempo, Sánchez recibió servicio de Aránguiz y cruzó un peligroso balón. Y Argentina quemó una oportunidad de último instante con llegada tardía de Higuaín, relevo de Agüero,  ante centro de Lavezzi, habilitado por Messi. No hubo más opciones de riesgo.

Los dos periodos del alargue fueron de aguante entre dos equipos que ya sentían los efectos del duro e intenso trajín.  Ambos mantuvieron el espíritu gladiador pero sin fuerzas suficientes para llegar al gol. Javier Mascherano, puntal de la defensa gaucha, terminó en una sola pierna, adolorido, más por vergüenza y pundonor que por posibilidades físicas. En Chile pasó otro tanto con Arturo Vidal, aunque en menor grado. El llamado Rey Arturo todavía debe pasar el trago de una audiencia judicial que está pendiente por su accidente de tránsito. Las pocas situaciones de área cayeron en el vacío o se estrellaron ante la seguridad de los arqueros Romero y Bravo.

El delirio rojo

Cuando Alexis Sánchez hizo el engaño y Romero se lanzó a su esquina izquierda mientras el balón entraba rasante por la derecha,  estalló la locura. Era el fin de una larga espera, de un ayuno casi centenario y en justa medida el premio merecido para Chile, que desde el principio mostró sus intenciones, se convirtió en animador de la fiesta, hizo respetar su casa y le correspondió a su afición. Nada le cayó del cielo.

Lo curioso de la ceremonia final resultó de la escasa presencia directiva a la hora de la premiación. A duras penas 4 directivos, encabezados por Sergio Jadue Jadue, presidente de la Federación Chilena de Fútbol, y Juan Ángel Napout Barreto, el zar de la Conmebol.  ¿Efectos de la crisis de la FIFA y las investigaciones por arreglos y sobornos?  Estos actos solían ser bastante concurridos por parte de la dirigencia. Esta vez hicieron mutis por el foro.

Cuadro de méritos

Se otorgaron distinciones por méritos en la cancha y la conducta leal en el juego. El defensa colombiano Jeison Murillo fue premiado como el jugador revelación del torneo, el portero chileno Claudio Bravo recibió el guante de oro y Perú ganó el Juego Limpio, mientras que los artilleros Eduardo Vargas de Chile y Paolo Guerrero de Perú compartieron los honores como reyes del gol con 4 tantos cada uno. Bravo transita por un año espectacular y todavía podría  agregar a su vitrina tres títulos internacionales.

La próxima cita será en Estados Unidos el año entrante, con la Copa Centenario, si es que no surgen inconvenientes de orden judicial. Aunque para esa época, mediados de 2016, ya estarán en marcha las eliminatorias hacia Rusia 2018, y esa será otra historia.

 

Sobre Rufino Acosta

Periodista y abogado. Se inició en el programa Deporte al Día, de La Voz de Santa Marta, en 1960. Trabajó con El Informador de la capital del Magdalena entre 1961 y 1964. Fue corresponsal de El Espectador en 1964 y desde 1965 hizo parte de la redacción deportiva en Bogotá, hasta su retiro en 1998. Estudió Derecho en el Externado de Colombia (1965-1969). Afiliado al CPB y Acord Bogotá.

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