Bolívar, un periodista de la libertad

Por: Olga Duque de Ospina.

Simón Bolívar

Simón Bolívar

Para Simón Bolívar, el periodismo representaba una de sus más poderosas armas de la revolución. Como buen periodista, que aprendió el oficio al pie de la imprenta, tenía bien claro cómo debía ser diagramado y presentado un periódico. «Para mí -decía- la imprenta me es tan útil como los pertrechos».

La génesis del periodismo en Latinoamérica podemos ubicarla en la etapa en la cual se desencadenó el acontecimiento más trascendental de nuestra vida republicana: La Guerra de Independencia.

Fue al General Francisco Miranda quien le tocó hacer el primer intento de llevar una imprenta a América. En efecto, Miranda organizó en Londres una expedición que tenía como objetivo desembarcar en las costas occidentales de Venezuela e iniciar de inmediato un movimiento independentista que pusiera fin a la hegemonía española en el territorio americano. Miranda no sólo se ocupó de embarcar el equipo militar normal para este tipo de operación sino que también incluyó una imprenta. El fracaso de la empresa determinó la imposibilidad de llevarla a tierra. Pero el intento de por sí nos deja entrever claramente la importancia que él le daba al medio impreso en el contexto general de la guerra.

Bolívar, al igual que el Precursor, tuvo una visión acertada del valor de la prensa. En este sentido consideraba a la misma como una poderosa arma en la estrategia de la revolución. Para el año 1818 la guerra de independencia se encontraba en una fase crítica. Se hacía necesario estructurar un plan que diera al traste con el poderío es­pañol en territorio venezolano. Entre otras medidas el Libertador decidió enviar un emisario a la Isla de Trinidad para que tramitara la compra del equipo necesario para la impresión de un periódico.

Imprenta.

Imprenta.

Desde Angostura, y ante el retardo en la negociación, le escribió a su emisario en los siguientes términos: «Mándeme Usted la imprenta que es tan útil como los pertrechos». La negociación concluyó felizmente y el 27 de junio de ese mismo año apareció en Angostura el primer número del Correo del Orinoco, órgano oficial del gobierno. La influencia de este periódico en la última etapa de la guerra fue de una magnitud tal que justificó plenamente la relevancia que, tanto Miranda como Bolívar, le asignaron a la prensa en el proceso independentista.

Los realistas movidos por diferentes razones habían instalado en Caracas, en el año de 1808, una imprenta en donde se editaba la Gazeta de Caracas. Por su parte los patriotas contaban en Angostura con el Correo del Orinoco, ambos medios de comunicación tuvieron parte activa en lo que hoy se denomina la guerra sicológica. La Gazeta de Caracas se dio a la tarea de difundir mensajes previamente manipulados con el objeto de crear confusión en la población, desmoralizar las tropas del ejército de Bolívar y conformar una opinión pública desfavorable a la causa patriota en el ámbito internacional. Al Correo del Orinoco le tocó neutralizar esta insidiosa campaña. A tales efectos se estructuró un equipo de redactores entre los cuales se destacaban el propio Bolívar, Juan Germán Roció y Carlos Soublette. La técnica gráfica y la diagramación no eran secretos para el Libertador. A este respecto es oportuno señalar que no sólo se ocupaba de revisar cuidadosamente los mensajes y noticias a publicar sino que también se permitía hacer observaciones en este sentido.

En una carta dirigida al general Tomás de Heres, especificaba: «La página 2 no tiene variedad de noticias que son las que interesan». Así se quejaba el General Bolívar hablando en Angostura del periódico Correo del Orinoco, del cual el propio Libertador era uno de sus redactores. Y como buen periodista que había aprendido el oficio al pie de la imprenta, tenía sus ideas de cómo debía ser diagramado y presentado. «Todo el papel debe estar dividido en sus diferentes departamentos, los artículos deben ser cortos, picantes, agradables y fuertes», y a fe cierta que no debía ser de otra manera si se trataba de un instrumento de guerra, «poderosa arma en la estrategia de la revolución».

Simón Bolívar

Simón Bolívar

La dimensión que le daba a la palabra escrita, era en su pensamiento tan importante como la provisión de municiones. «Mándeme usted la imprenta que es tan útil como los pertrechos» escribió el General a uno de sus amigos, cuando daba los primeros pasos en su carrera de periodista amigo de la imparcialidad, la objetividad. Pero para él el periódico no fue sólo un órgano para contar noticias sino un instrumento de lucha. Su compromiso primero era la independencia de América y en medio de la guerra y el fragor del combate no sólo caían realistas y canarios bajo el fuego de sus soldados o la espada de los patriotas o las lanzas de los llaneros, sino que desde entonces él comprendió que la guerra era un enfrentamiento total al cual el periodismo no podía ser ajeno ni neutral. Su gran ilusión fue la independencia y la unidad de América. A ella dedicó también su labor de periodista.

En medio de la euforia por la Victoria de Carabobo que sellara la independencia de Venezuela, Bolívar se acordó del Correo. Buscó el momento oportuno y envió a Angostura un mensajero que llevara, lo que sin lugar a dudas se puede calificar, la noticia más sensacional que se haya producido en época alguna en territorio venezolano. Las trochas, el caballo y 800 kilómetros de distancia retardaron la noticia por 30 días.

El 24 de julio la buena nueva llegó a Angostura y al día siguiente un número extraordinario del Correo del Orinoco difundió en Francés, Inglés y Español el parte de Bolívar al Congreso de Colombia, en donde informaba sobre la victoria de Carabobo. La noticia se diseminó a nivel nacional e internacional.

La República de Venezuela dejó de ser una utopía y se inició el proceso de consolidación de la misma. Poco tiempo después el periódico dejó de publicarse. La guerra había concluido y el Correo cumplido su papel. Nuevos teatros de operaciones y nuevos resonantes triunfos esperaban a Bolívar, pero siempre junto a él perduró el convencimiento de que la imprenta era «tan útil como los pertrechos».

Era la prensa, pues, un arma de guerra en manos del más grande de nuestros generales. Llama la atención que tuviera Bolívar tiempo para todo, e incluso, como buen periodista, para ser lector infatigable. Leía a toda hora, con la luz que hubiera, a veces paseándose bajo los árboles, a veces a caballo bajo los soles ecuatorianos, a veces en la penumbra de los coches trepidantes por los pavimentos ‘de piedra, a veces meciéndose en la hamaca al mismo tiempo que dictaba una carta. Bolívar fue un guerrero, un hombre de letras, un periodista, un ambicioso de poder y de amor, y tuvo tiempo para todo ello en una época en que el tiempo andaba despacio y el pasado se negaba a cederle el paso al presente.

La vida le alcanzó incluso para morirse joven. A los 47 años baja al sepulcro, no sin antes haber fundado una tradición entrañable a nuestra historia. La de los presidentes periodistas. No ha habido ninguno de nuestros grandes hombres que no haya ejercido el periodismo. Lo mismo el General Santander, que Rafael Núñez, Alfonso López Pumarejo, que Mariano Ospina Pérez, para sólo citar algunos nombres que acuden presurosos a mi memoria.

Son muchos los homenajes que se le han rendido al Libertador. Pero hoy es fundamental relievar su condición de periodista, porque el periodismo está en crisis en este suelo como consecuencia de la inseguridad que vive nuestra Patria. Fue Montesquieu quien escribió que donde no existe seguridad no hay libertad. En una sociedad en que no existe seguridad para las personas, mal puede haber libertad para la prensa. De allí que la amenaza que afrontemos crece en dimensión a medida que tomamos más consciencia de la misma. Y en medio de estas tribulaciones es grandioso poder volver los ojos al Padre Fundador de nuestra nacionalidad, al Libertador Simón Bolívar, porque sólo si seguimos su ejemplo en la batalla por la libertad y la independencia, nuestra sociedad podrá ser segura y libre en el futuro.

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