Bogotá 482 años: ciudad de todos

BOGOTÁ: La fundación de facto se dio el 6 de agosto de 1538, cuando Gonzalo Jiménez de Quesada estableció un cuartel militar o campamento al que llamaron Nuestra Señora de la Esperanza, en lo que hoy es el Chorro de Quevedo. (Imagen-archivo particular).

¿Cuál es la ciudad con más costeños de Colombia? Sin duda no es ni Barranquilla, Santa Marta o Cartagena. Es Bogotá. Lo mismo para con otras regiones del país. La capital es de todos los colombianos.

Por eso en Bogotá se consiguen tamales santandereanos, tolimenses, vallunos o caldenses. Se vende mamona, cabeza de gato, arepa’e huevo o empedrados.

Así como una changua puede ser un buen desayuno también están los calentados, buñuelos, pandebonos, carne oreada, arepas santandereanas o de pipián.

Y ni qué hablar de los acentos. Desde el rolo hasta el pastuso, sanandresano o del indígena del Vichada.

Si es por música encuentra también bambucos, vallenatos, joropos, danzones, torbellinos, champetas, salsas, mapalés, bundes o raspa canillas.

Se juega fútbol, baloncesto, microfútbol, tute, béisbol y hasta tejo.

Casi todos los concejales de Bogotá no son de la capital. Mientras en otras ciudades los habitantes trabajan para vivir, en esta ciudad se vive para trabajar. Por eso madrugan y desde las 4 de la mañana están haciendo largas filas en Transmilenio que moviliza más de 2 millones de personas al día. En más de mil esquinas se vende tinto y aromática toda la noche.

En Bogotá las colonias de cada región se reúnen también en Corferias o en bazares de barrios. José Orellano, ex jefe de redacción de El Heraldo, publica cada ocho días El Muelle Caribe, donde habla del mar, la poesía, el folclor y los sentimientos costeños.

Cerca a El Campín cada viernes se reúnen vallecaucanos a degustar su sancocho de gallina. En la 22, decenas de vecinos se chupan los dedos con el rincón del Pacífico. En el barrio Carvajal se venden huesos de marrano y la mejor fritanga.

El cumpleaños 482

Puede estar en medio de una pandemia, pero Bogotá, no deja sus afanes. (Imagen-archivo particular)

Los historiadores alegan sobre quién fue en realidad el fundador. Unos sostienen que fue Gonzalo Jiménez de Quesada, pero también hay otros que aseguran que fue Sebastián de Belalcázar y otros más sostienen que fue el alemán Nicolás de Federmán.

El historiador colombo-polaco Juan Friede asegura que la ciudad fue fundada dos veces: una de facto, el 6 de agosto de 1538 y otra jurídica, el 22 de abril de 1539, en presencia de Gonzalo Jiménez de Quesada, Sebastián de Belalcázar y Nicolás de Federmán. El primer nombre de la capital fue el de Nuestra Señora de la Esperanza.

En la primera fundación, según recopilan los estudiosos, como Juan Vargas Lemes, se hizo en lo que hoy sería el parque Santander, a un lado del Museo del Oro y entre el edificio de Avianca y el Banco de la República.

Aunque Jiménez de Quesada pensó en Nuestra Señora de la Esperanza, lo cierto es que se barajaron otros apelativos como Bogotá, Facatá o Mueketá, Theusaquillo, pero fue la propia corona española la que bautizó a la ciudad como Santafé de Bogotá, el 27 de julio de 1540. Simón Bolívar quería rebautizarla como capital del Nuevo Reino de Granada con el nombre de Las Casas.

Siempre se ha vivido de afanes. Según el eximio historiador Eduardo Posada en su libro Narraciones, de 1906, cuenta: “Quesada no pensó entonces en levantar una ciudad que llegase a ser populosa, sino levantar una especie de aduar –pequeñas tiendas de campaña, al estilo beduino– para pasar las horas de la conquista, y, sobre todo, a fin de dejarles sus casas libres a los pobres indios allá en Bacatá, y poner en sitio aparte su vivac”.

Pero si algo fue rápido fue la conquista de españoles a las nativas. Recuerda el mismo Eduardo Posada aquellas escenas que ocurrieron después del 22 de abril de 1539 cuando se festejaba la fundación de la ciudad: “jefes y soldados, extranjeros y chibchas, se entregaron a festejar el bautismo de aquella ciudad. Todos se dirigieron a las orillas del río Fucha, y allá hicieron carreras de caballos, danzas y juegos de cañas, embebidos de chicha y vino». Naturalmente, unos meses después, nacieron las primeras bogotanas y bogotanos mestizos, origen de la diversa e incluyente ciudad actual.

Puede estar en medio de una pandemia, pero Bogotá, no deja sus afanes. Sólo basta con ver a la alcaldesa Claudia López, quien además de su hiperactividad, puede estar mandando, al mismo tiempo, a doce de sus funcionarios. Es el agite de una ciudad ultramoderna y tecnológica.

¡Feliz cumpleaños Bogotá!

Sobre Guillermo Romero Salamanca

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