Artículos de Antonio Andraus

Mike Forero-Nougués

¡Adiós al jefe, al maestro, al amigo y al colega!

Por Antonio Andraus Burgos

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Mike Forero-Nougués: 1919-2019 (Fotos: archivo particular).

El aroma de la picadura Dunhill, se esparcía por toda la redacción … era la señal inequívoca que el licenciado Mike Forero-Nougués, ya estaba en su escritorio, aspirando su pipa londinense… y seguidamente, el tinto de manos de doña Aurita, bien combinado con algo que saboreaba con gusto, cuando apenas despuntaba el día.

Bacteriólogo de profesión, con título obtenido en Filadelfia, Estados Unidos, y licenciado en Educación Física por convicción, grado otorgado por la Universidad Nacional, Mike se preparó, desde muy joven, para ser un verdadero maestro del periodismo, cuya tarea era enaltecer al deportista colombiano, defendiéndolo a lo largo y ancho del país, exponiendo sus tesis con sólidos argumentos y demostrando que nuestros atletas lo tenían todo para triunfar, que lo que les hacía falta era apoyo y verdaderos instructores, que la calidad de esos ‘’embajadores’’ colombianos por el mundo a través de las disciplinas deportivas, ‘’se dan como la verdolaga’’.

Defendió a capa y espada sus propuestas, y si estaba errado, como ser humano, lo aceptaba; pero no se inclinaba cuando se trataba de defender sus principios, éticos y morales, con cuyo don de gentes, dejó una huella imborrable entre quienes, afortunadamente y por muchos años, fuimos sus discípulos, y más adelante, sus colegas y amigos, hasta el día de su partida.

Partió tranquilamente, como lo expresó su hijo, Clemente Forero Pineda, en las cercanías de la noche de este pasado miércoles 12 de junio, cuando caminaba raudo al centenario de su existencia, apagándose a los 99 años y unos meses más de vida, por una afección pulmonar que finalmente, pese a los esfuerzos de los facultativos, no pudo superar.

Sus amigos, que con frecuencia lo visitábamos en los últimos años, meses y días, lo veíamos con una fortaleza que nos hacía presumir de que llegaría al centenario de su existencia; pero la decisión de la vida estaba en otras manos, en las del Creador.

‘’Ciudadano del mundo’’

Nacido en Piedecuesta, Santander, del hogar de Guillermo y Concha, y hermano de Marion, Luis Guillermo y Santiago (Jimmy), Mike fue un ‘’ciudadano del mundo’’, porque sentía como propia a Madrid, España; a Londres, Inglaterra; a Lima, Perú, y desde luego, a las tierras que lo vio nacer, sin dejar de pensar en las calles de Cartagena o de Santa Marta, en donde, decía él, ‘’me siento a gusto’’.

Trasegó por los seis continentes, ‘’como un ciudadano amante del deporte olímpico’’, con paso de vencedor, desde los Juegos Olímpicos de Melbourne, en Australia, en 1956; los Olímpicos de Roma, Italia, en 1960; los de 1964, en Tokio, Japón; los de 1968, en Ciudad de México, México; los de 1972, en Munich, Alemania, cuando vio triunfar a Helmuth Bellingrodt, con su medalla de plata en tiro al jabalí, y a los boxeadores Clemente Rojas y Alfonso Pérez, con las medallas de bronce en sus categorías, los tres primeros atletas colombianos en conquistar preseas en la gran cita deportiva; hasta los de 1976, en Montreal, Canadá.

Y para qué contar Juegos Panamericanos, como los de Cali en 1971; Juegos Centroamericanos y del Caribe, como de los de 1946 en Barranquilla, cuando hacía parte del Comité Olímpico Colombiano, en calidad de vicepresidente; Juegos Bolivarianos, como los de 1973, en Ciudad de Panamá, en donde gozó hasta más no poder, por el triunfo colombiano en béisbol sobre Venezuela, algo que nunca antes había logrado el país; y tantos otros eventos, como la pelea por el título mundial del peso welter-ligero entre el colombiano y monarca de la categoría, Antonio Cervantes ‘’Kid Pambelé’’, y Chang Kill Lee, de Corea del Sur, en Cartagena, en 1974.

Fue el precursor de la Vuelta de la Juventud Colombiana en ciclismo; el más ferviente defensor en su época, de las Vueltas a Colombia, a cuya competencia concurrió en más de dos décadas de manera consecutiva, en su famosa ‘’Chiva’’ de EL ESPECTADOR, que no era otra cosa que los jeeps que para esos años prestaban servicios a los periodistas de la casa editorial de los Cano; los famosos rally por Colombia, los Juegos Intercolegiados, los campeonatos de baloncesto, los torneos de categorías menores en el fútbol, los Mundialitos de Fútbol que se desarrollaban a la par con los Campeonatos del Mundo, con equipos integrados con menores de edad de los colegios bogotanos; en fin, tantos otros certámenes por el bien del deporte colombiano.
Fue Socio fundador del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), de cuya junta directiva fue miembro en más de una ocasión y presidente del Círculo de Periodistas Deportivos de Bogotá (ACORD BOGOTÁ)

MIKE FORERO-2Socio fundador del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), de cuya junta directiva fue miembro en más de una ocasión y presidente del Círculo de Periodistas Deportivos de Bogotá (ACORD BOGOTÁ)

Don Guillermo y don Mike

Las puertas que se le abrieron de par en par para ejercer el noble oficio del periodismo, con sentido humano y mucha responsabilidad, fueron las del EL ESPECTADOR.

De la mano de don Gabriel Cano Villegas, creó lo que siempre se conoció ‘’como la república independiente de los deportes’’, con el apoyo irrestricto de su jefe pero más que todo, de su amigo, don Guillermo Cano Isaza, cuya amistad y colegaje se prolongó hasta aquella aciaga noche del 17 de diciembre de 1986, en que fue vilmente asesinado el director de siempre del matutino.

Llegó por esas casualidades de la vida a EL ESPECTADOR. Surgió de una propuesta que le hiciera don Guillermo a don Mike cuando, durante una entrevista, de aquel joven periodista Cano al veterano Forero-Nougués, para entonces, jefe nacional de Educación Física, para que dejara los fríos escritorios de la burocracia para convertirse en periodista de tiempo completo en la redacción del vespertino más leído y respetado de la época en Bogotá.

Era Carlos Arturo Rueda Calderón, el ‘’Colorado’’ Rueda, el hombre de los deportes en EL ESPECTADOR, y con la llegada de don Mike, la sección creció de una manera vertiginosa, diríamos exponencialmente.

Con el transcurrir de los días, Forero-Nougués hizo amistad con hombres de la talla intelectual de Eduardo Zalamea, el famoso Ulises; de Alvaro Pachón de La Torre, Gonzalo González (GOG), Alberto Galindo, José Salgar, Darío Bautista, Luis Augusto De Castro, y desde luego, con Gabriel García Márquez (Gabito), y pasó a comandar la sección deportiva de EL ESPECTADOR, cuando terminaba su era como periódico vespertino y alzaba vuelo como matutino.

Durante su permanencia ‘’en el mejor periódico del mundo’’, al decir de García Márquez, Mike trabajó por y para el bien del deporte colombiano; pero además, tuvo tareas especiales para hacer crónicas y reportajes, y como si fuese poco, el cubrimiento de sesiones del Congreso de la República, en tiempos difíciles de la política nacional, en los años 50; o la visita del presidente de los Estados Unidos, John Kennedy con su esposa Jacqueline, a la capital de la República, en diciembre de 1961, entre otras muchas tareas que le encomendaban.

Aire Libre, la columna que semanalmente escribía para la sección deportiva, se constituyó en punto de referencia, de controversia y pauta para el periodismo deportivo de la época, con notas sobre los temas que consideraba de interés, o por causas o denuncias que, sin miedo y sin temor, afrontaba desde su esquina periodística. Y más tarde, los Sermones Laicos, columna que acogía el nombre de una que escribió su padre, Guillermo, un diplomático y periodista destacado por aquellos años, en las cuales expresaba su pensamiento político, cultural, deportivo o sobre cualquier tema de interés.

Ejecuciones admirables

Creador del programa la Polémica en los Deportes, por Caracol Radio, conjuntamente con Miguel Zapata Restrepo y Humberto Jaimes Cañarete, Mike se entregó apasionadamente en defensa del deporte nacional, como lo confirmó años más tarde desde la dirección de Coldeportes, entre 1978 y 1982, sosteniendo ‘’que nuestros deportistas superan con creces a la personalidad y capacidad de nuestros dirigentes’’, al ser acérrimo opositor a la nacionalización de futbolistas extranjeros, especialmente los argentinos, ‘’cuando en Colombia, seguramente se dará el Pelé criollo un día cualquiera, bien surgido de la Costa Caribe, bien de la Costa Pacífica’’.

De esa tribuna radial periodística surgió el apoyo para cambiar la sede de la Asociación Colombiana de Fútbol de Barranquilla a Bogotá, como efectivamente ocurrió poco después, lo que le granjeó no poca antipatía de la crónica deportiva de la capital del Atlántico y de la propia afición de la Arenosa, que nunca se superaron; o encarar al técnico argentino, Adolfo Pedernera, como el orientador del seleccionado nacional, a quien consideraba un estratega de galería pero sin verdaderos conocimientos para engendrar semillas para el futuro del balompié colombiano, entre muchas de las grandes polémicas de esos años.

Después, desde la dirección de Coldeportes, afrontó la férrea oposición y crítica de sus colegas, cuando decidió disminuir la presencia del número de futbolistas foráneos en los clubes profesionales a cambio de la presencia de más talentos jóvenes colombianos en las canchas del país. El tiempo, le dio la razón: el futbolista colombiano ha demostrado ser igual o mejor que muchos extranjeros. La prueba es fehaciente e incontrovertible con todo lo que han hecho los nuestros en las canchas nacionales e internacionales.

Denodadamente y contra viento y marea, hizo cumplir la palabra empeñada del presidente Julio César Turbay Ayala, de construir el majestuoso estadio Metropolitano ‘’Roberto Meléndez’’ de Barranquilla, escenario deportivo que es hoy día la Casa de la Selección de Colombia, en otra de sus admirables ejecuciones por este mundo.

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Mike Forero-Nougués, Antonio Andraus y Rufino Acosta: tres  fieles y grandes amigos.

Un imborrable legado

Fundó la revista más cotizada de los años en las carreras de caballo, La Meta, con el cronista español Mariano San Ildefonso, en donde hacían de redactores nada más y nada menos que Guillermo ‘’El Mago’’ Dávila, Gonzalo González (GOG), Guillermo Lanao, Enrique Alvarado, el chileno Alberto Bode y Oscar Ramírez, quien firmaba con el seudónimo Oro, entre otros.

Una anécdota de los cronistas de esa gran época de las carreras de caballos, se cita esta con demasiada frecuencia, de boca del ‘’El Mago’’ Dávila: ‘’Mike Forero era el hombre que conocía cien razones para explicar periodísticamente por qué los últimos caballos habían sido los primeros’’.

Director y fundador de la afamada revista, Esfera Deportiva, Mike reclutó a jóvenes periodistas como Rufino Acosta y Pablo Augusto Torres, para disparar entre los seguidores al deporte, cualquiera que fuese, pero en especial del fútbol, la lectura en un medio que difundiera, sin permiso de nadie pero con licencia para decir lo bueno o lo malo, todo lo que acontecía al rededor del balompié colombiano.

Socio fundador del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), de cuya junta directiva fue miembro en más de una ocasión y presidente del Círculo de Periodistas Deportivos de Bogotá (ACORD BOGOTÁ) en un período, en cuyo programa radial participó hasta hace pocos menos de un lustro; fue miembro de la Academia Olímpica Colombiana y uno de sus más entusiastas socios en cada Tertulia en que participaba.

Mike fue un defensor a ultranza de la libertad de prensa, la misma que concedía a sus inmediatos colaboradores, a los que respaldaba para que escribieran siempre solo la verdad y nada más que la verdad, por encima de cualquiera otra consideración.

Con los atletas

Admirador de Delio ‘’Maravilla’’ Gamboa, de Efraín ‘’Caimán’’ Sánchez, de Carlos Arango, del ‘’Pibe’’ Valderrama, por citar a unos pocos en el fútbol; de ‘’Cochise’’ Rodríguez, en el ciclismo; de Helmulth Bellingrodt, en el tiro, y de Pambelé, en el boxeo, Mike fue un constante animador de los atletas nacionales, por la valentía con que encaraban los retos y por la forma en que surgían de manera espontánea, en muchas ocasiones, con sólo la ayuda de sus verdaderas capacidades competitivas.

Creador del indiscutido premio DEPORTISTA DEL AÑO de EL ESPECTADOR desde 1960, por el cual anualmente y desde ese año, se exaltan a los mejores atletas del país, Mike consideró un deber ineludible hacerle el merecido reconocimiento a los grandes deportistas. Y desde entonces, es el premio más apetecido del deporte colombiano.

No podemos terminar de contar la historia de este roble de casi un centenario de vida, como lo fue Mike Forero-Nougués, sin citar lo que él siempre anhelo: ‘’Moriré tranquilo cuando Colombia derrote a Argentina en fútbol… el cinco a cero… fue más que suficiente…’’

Sin duda alguna, deja un legado imborrable para el periodismo y para el deporte nacional.

Cumpliendo los principios

Sembró un árbol, al lado derecho de la entrada principal del edificio de EL ESPECTADOR en la avenida 68, cuyas raíces fueron arrancadas al salir de las manos de la Familia Cano el edificio del matutino, que cuidadosamente trajo desde Montreal, Canada, obsequiado por la organización de los Juegos Olímpicos, en 1976, la cual fue, por cierto, su última asistencia a la gran cita deportiva del mundo.

También escribió un libro, Historia de tres mundos, plasmando en él, los conocimientos y reflexiones sobre la cultura física, que abrazaba desde cuando decidió estudiar el cuerpo y sus movimientos, a través de la educación física, base fundamental de su primaria y principal formación deportiva.

Y tuvo tres hijos, en vez de uno, tal como reza el adagio, de la unión con doña Alicia Pineda, la caribeña que fue su compañera de estudios en la Universidad Nacional en la licenciatura de Educación Física y, más adelante su esposa, quien se le adelantó por el paso por este mundo, hará unos 17 años.

Clemente, Norma y Patricia, son los tres hijos de Mike y Alicia, de cuyo linaje hay descendencia con nietos y bisnietos, en Europa y América.

Mike Forero-Nougués, todo un periodista, maestro de maestros, de excelsas cualidades humanas y profesionales. Quienes compartimos con él muy de cerca, por muchos años por cierto, sabemos que su legado es inolvidable. ¡ Adiós al jefe, al maestro, al amigo y al colega!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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