Antonio José Caballero: una personalidad explosiva y luminosa como pólvora de navidad.

Por: Gilberto Castillo

El  3 de diciembre de 1988, cuando era redactor de la Tele- Revista  -una revista de farándula del Espectador-, le realicé una  entrevista  a Antonio José Caballero, quien para entonces era considerado un buen reportero y un buen periodista. Pero este hombre  malgeniado, buena vida, mujeriego, mamagallista, bohemio, gourmet y sobre todo romántico, -así no quisiera parecerlo, porque era soltero de profesión-; tuvo la  madera suficiente para convertirse en el mejor reportero de radio que ha dado nuestro país y quizá el mundo. Antonio José, recorrió esta tierra que pisamos, de cabo a rabo, entrevistando a personajes que iban desde el papa Juan pablo II hasta el dictador Gadafi, sin importarle que tuviera que liarse a puños con sus guardaespaldas para llegar a ellos. A pesar de su mal genio, que todos aprendimos a soportar con afecto y estoicismo, era un hombre con un corazón grande, no solo para las mujeres sino para los amigos. Incapaz de hacerle daño a alguien más allá de sus palabrotas  y de sus bravuconadas inofensivas, pues su personalidad era explosiva y luminosa como la pólvora de navidad. Sus amigos no tenían distingos de clase, profesión, oficio o condición social. A todos los saludaba con la misma amabilidad y a todos les cantaba la tabla por igual. Muy difícil  volver a ensamblar a un hombre como Antonio y sobre todo a un reportero de sus condiciones, pues en eso era un pura sangre; no en vano, una universidad esta pensando en crear La Cátedra de Reportería  Antonio José Caballero

El siguiente es el reportaje, de ese 3 de diciembre, cuando aún le faltaba mucho camino por recorrer y no había conquistado las cumbres que conquistó con su mística  y su grabadora en mano.

Antonio José Caballero ¡Señor reportero!

El apodo periodístico de cargaladrillo le encaja como anillo al dedo a Antonio José Caballero, ya que a pesar de ser presentador del “Noticiero Cinevisíon”, desde hace un año, no ha dejado su oficio de reportero y, todos los días, a través de RCN, está cubriendo, desde la calle, cualquier tipo de información.
Sus pinitos como periodista los hizo en una emisora local de Palmira, en 1969, donde realizaba un noticiero sacando el material de los periódicos del día.

Al terminar su bachillerato, viajó a España donde, a la vez que estudiaba periodismo, trabajaba como corresponsal de “Cromos” y RCN Radio. “Durante mi último año de estudio, hice algunos contactos con la Televisión Española. Luego, cuando hacia reportería en un programa que se llamaba “Página del sábado”, me dieron una beca para estudiar producción en TV en la RAI de Italia”.

Primicia mundial

Su olfato de periodista lo ha llevado a las montañas colombianas a entrevistar a los comandantes guerrilleros; y en Roma, a un callecita donde descubrió el cádaver de Aldo Moro: “Ese día, con Paloma Gómez Borrrero, una periodista española, resolvimos pasar por a sede de la Democracia Cristiana, para saber que noticias había sobre el político secuestrado. Cuando llegamos, un miembro  de las Brigadas Rojas le estaba  indicando por teléfono al ayudante de Aldo Moro el sitio donde lo podía encontrar. Como era a dos cuadras de donde estábamos, fuimos los primeros en llegar y en darle la noticia al mundo”.

El susto más grande

Antonio José Caballero acepta que es malgeniado y que su trabajo de reportero no sólo le ha dado mayor seguridad frente a las cámaras, porque convive con la noticia, sino que le ayuda a entenderse más con la gente.

“Al principio, cuando debía entrevistar a un personaje, los guardaespaldas me armaban garrotera y a veces intercambiábamos puños y patadas. Pero entendí que tanto ellos como yo cumplíamos un trabajo, y ahora soy amigo de casi todos los escoltas. Muchas veces me subo en los carros de los ministros y, aunque no haga entrevista, hablamos de muchas cosas”.

Precisamente, el mayor susto de su vida lo tuvo en junio de 1986, cuando acompañando al ministro de Gobierno, Jaime Castro, en la carrera 5 con calle 32, sufrieron un atentado, y una grúa se les atravesó y les fueron disparadas varis ráfagas de ametralladora.

De rodillas entrevistó al Papa

Afirma caballero que los personajes más difíciles de entrevistar han sido el Papa y Fidel Castro. “La primera vez, en Roma, para poder entrevistar a Juan Pablo II, con tres periodistas más, compramos un Cristo artesanal muy lindo. Y nos apostamos cerca donde debía pasar. Cuando lo vimos, se lo mostramos en señal de regalo. El nos dio las gracias y envió a un cardenal a recibirlo. Más adelante Joaquín López Doria, un mexicano, trato de salirle al paso pero lo agarraron. Yo  aproveche que los guardaespaldas estaban ocupados con él y me tiré de rodillas agarrándole la sotana de su santidad. Se me vinieron encima, pero el Papa les dijo que no me golpearan”.

Para entrevistar a Fidel Castro, estuvo esperando ocho días encerrado en la habitación del Hotel Habana Libre, una llamada que nunca llegó.

En un segundo intento viajó a Cuba y lo logró, gracias a Gabriel García Márquez, quien invito al comandante  a su casa con el pretexto de ofrecerles una comida a unos políticos colombianos. “Eso ocurrió un día después de que, a engaños, los asesores del presidente cubano impidieron que yo asistiera a un almuerzo que había con los senadores Ernesto Samper y Hernando Serpa Uribe”.

Si tuviera que escoger entre ser presentador de noticias y reportero, escoge ser reportero, porque alii esta la esencia del oficio. “Cuando el atentado a Jaime Castro, Juan Gossain, a nombre del noticiero, me escribió una carta en la que, al final, me decía: “Nos complace tenerlo como compañero, señor reportero”. Ese es el mejor titulo que me han dado.”

Sobre Gilberto Castillo

Comentar